Wednesday, November 16, 2005

La evolución de los días

La madder dice que toda la semana es mi cumpleaños, me llama todos los días y me canta feliz semana de cumpleaños, un personaje extraordinario. Asadito para los amigos, con problemas de tercera agenda. Estoy a punto de suspender todo. El nuevo número no me suena simpático, parezco una mina, ¿me estaré poniendo viejo? La verdad, algo que pensé nunca iba a pasar (vean mi tatuaje si no).

La cena del lunes fue espectacular. La comida, exquisita. La cuenta, saladita. Tuve que saltar a cubrir algunos huecos, pero son días en que no hay que escatimar. Pelé tarjeta y listo, lo bueno es que hasta el mes siguiente persiste la sensación de que todo fue gratis. Cuñado aplicado y primogénita siempre ponen de más, hay que decirlo, en ese sentido al pie del cañón. El rubio juntaba moneditas y perjuraba que no tenía más, un clásico. La madder, mientras tanto, usufructuó la situación tirándole unos cuantos dardos, como también es su costumbre. Por momentos es gracioso verlos delirarse mutuamente con ironías y chascarrillos. A primogénita tanto no le divierte, en general se pone un poco tensa pobre.

Pequeño oko y lolis loli me escribieron una tarjeta muy linda. El uno reclama un poema dedicado (ignora que ya lo tiene), la otra es lo mejor que le pudo haber pasado, a él y a la familoca en pleno. Un sol, nos cayó del cielo. Como regalo, el carrera de mente (aniversario), un juego de mesa, una especie de trivial argentinizado al que jugábamos de chicos. En casi todos los casos, modestia aparte, ganaba loyds, vamos a ver ahora. La madder aportó unas zapas de papi fulbo muy dignas. El próximo jueves fecha libre, pero la otra semana, agárrense rivales literatos. El rubio prometió saquini veraniego (mmmmm...). Primogénita se encargará de mis mudas interiores, bastante baqueteadas por cierto, pero la verdad es que salir a comprar medias y calzoncillos no es el mejor programa y aproveché para que me solucionara el proceso en un todo. La petisa había cumplido largamente la noche anterior, altas bermudas y una remera muy buena, pero chicona, que tengo para cambiar. No te podés quejar loyds, la verdad...

Y entonces vino el mío. Algo inusual regalar el día de tu cumpleaños. La memoria me trajo a la cabeza aquellas bolsitas que te daban a la salida de las fiestitas del colegio, con caramelos y muñequitos o, por qué no, la clásica piñata. Pero en este caso, desplegué edición limitada de minimaloyds (by amigo rami) y entregué un libro a cada uno, comprometiéndome a personalizar la dedicatoria en otra oportunidad. Pintó un poco de emoción. Pasaron muchas cosas de un tiempo a esta parte en la familoca y últimamente lloramos por cualquier cosa. Igual estuvo bueno. Siempre se quejaron de que no les mostrase mucho. Vamos a ver si me leen ahora. El rubio ya me adelantó que no entendió una goma.

Los días siguientes fueron un tanto raros. Algún regalito acá en la sastrería ligué también. Hubo llamados atrasados, otros que nunca llegaron, en fin. Estoy un poco desfasado, tengo un año más, hay algunas cosas que no termino de resolver, algunas que van clareando, algunas que vienen, algunas que la la la...