Monday, November 14, 2005

Hoy es mi cumpleaños

Sí, hace ya unos cuantos años, a las 5 de la matina, nacía loyds en la ciudad de la furia.

Después de un fin de semana rebosante de aventuras que ya serán reflejadas en próximos posts (fiestas -incluida creamfields-, fulbazo, panzadas y lecturas), arranqué anoche 0 horas con cena íntima en casa. Sushi, champú y regalos de la petisa, hasta ahí un lujo. El rubio llamó a los pocos minutos, como redimiéndose, estuvo bueno. Pero luego la noche no transcurrió de la manera más apacible por algunos desajustes de alcoba. Digamos que las cosas no salen como lo planeo en mis últimos cumpleaños, es como un karma que no logro superar. Y un loyds insatisfecho puede ser muy peligroso, para sí y para terceros.

En mi casa me enseñaron que el día de tu cumpleaños todos tienen que estar pendientes de vos y creo que a la larga fue contraproducente. Lo digo porque uno después va encontrándose con gente que quizá no comparte el concepto y ahí la cosa se complica. Es decir, encarás el día con determinadas expectativas que en general terminan por no cumplirse y eso deja sabor a poco. Cuánto más fácil sería la vida sin expectativas, no esperar nada, que las cosas vengan si tienen que venir y si no, no quedar dibujado aguardando lo imposible (reconozco que soy un tanto caprichoso, imagínense el día de mi cumpleaños).

Pero bueno, la cosa empezó a levantar ni bien me retiré un tanto ofuscado de casa. Madder, la loca más linda, dejó mensajes por todos lados hasta que atendí y me cantó un largo feliz cumple a capella. Después, lluvia de llamados. Amigos johnny, majo, lu, kaika, mili. Cuñado aplicado, pequeño oko, lolis loli, prima sofi. Felicitaciones de rutina aquí en la sastrería. Me divierte cuando alguno me saluda sin saber qué día es hoy para mí (lógico, no tienen por qué saberlo todos) y después otro le sopla y vuelve: ah, hoy es tu cumpleaños, perdoname, no sabía !! También me causa mucha gracia cómo la gente te llama y después del clásico ¡feliz cumpleaños! ya no sabe mucho qué decir. Ahí empiezan los típicos: ¿cómo la estás pasando? ¿cuántos cumplís? ¿qué te regalaron? y yo contesto escuetamente y me quedo en silencio tanteando cómo la reman en el aire. Hay algo de perverso en disfrutar esas situaciones, ya lo sé, pero no lo puedo evitar.

Siempre me pinta un balance en estas fechas, que en general es un tanto ciclotímico. Pasaron muchas cosas buenas este año, están pasando otras tantas, miro hacia el frente con optimismo, estoy rompiendo viejos moldes. Por momentos me pregunto si a esta altura no debería haber hecho muchas cosas más. No lo sé, probablemente sí, pero miro para atrás y no está tan mal, no me arrepiento de las cosas que hice, las hice lo mejor que pude, qué se yo. Fuerza y adelante loyds.

Ahí aparece la petisa, supongo que el resto del día transcurrirá en paz. Esta noche, parrillazo familiar, como debe ser, como me gusta en estos casos. Elijo lugar y no pago, ideal. Río Alba, lo mejor que conozco, por lejos.

Se aceptan regalos fetiches, salutaciones obsecuentes, elogios rimbombantes y todo tipo de alimentos al ego. Y nada más que eso.

Salud amigos.