Friday, August 31, 2007

Cambio de rumbo: lecturas

"Ese amigo se llama o hace llamar Ruibérriz de Torres y tiene un aspecto indecoroso. Es escritor aplicado y con buen oído, de convencional talento y más bien mala suerte (literaria), ya que otros menos aplicados, con atroz oído y sin talento de ninguna clase son tenidos por figuras y ensalzados y premiados (literariamente). Publicó tres o cuatro novelas siendo bastantes joven; tuvo un poco de éxito con la primera o segunda, ese éxito no cuajó sino que disminuyó, y aunque no es muy mayor su nombre sólo suena a la gente mayor, es decir, como autor está olvidado excepto por los que llevan ya tiempo en la profesión y además no se enteran muy bien de los vuelcos y sustituciones, gente enquistada y poco atenta, funcionarios de la literatura, críticos vetustos, profesores rencorosos, académicos sesteantes y sensibles al halago y editores que ven en la perpetua queja de la insensibilidad lectora contemporánea la justificación perfecta para holgazanear y no hacer nada, y eso en todas las sucesivas contemporaneidades. Ahora hace años que Ruibérriz no publica, no sé si porque ya abandonó o porque espera a ser olvidado del todo para poder empezar de nuevo (no suele hablarme de sus proyectos, no es confidencial ni fantasioso). Sé que tiene vagos y variados negocios, sé que es noctámbulo, vive un poco de sus mujeres, es muy simpático, frena su causticidad ante quien debe hacerlo, es adulador con quien le conviene, conoce a muchísima gente de diferentes esferas, y la mayoría de los que lo conocen a él ignoran que sea o haya sido escritor, él no alardea, tampoco es dado a rescatar lo perdido. Su aspecto es indecoroso en algunos ambientes, no en todos: no queda mal en los bares de copas, en los cafés nocturnos si no son muy modernos, en las verbenas; se lo ve aceptable en fiestas privadas (mejor en jardines junto a piscinas, las veraniegas) y da muy bien en los toros (para San Isidro suele tener abono); con gente de cine, televisión y teatro resulta pasable aunque un poco anticuado, entre periodistas montaraces y zafios de las viejas escuelas franquista y antifranquista (éstos más montaraces, aquéllos más zafios) se lo ve plausible, aunque no como uno de ellos, ya que es atildado y aun presumido físicamente. Pero entre sus verdaderos colegas los escritores parece un intruso y éstos como a tal lo tratan, es demasiado bromista y risueño en persona, siempre habla mucho y con ellos no rehúye las inconveniencias. Y en actos oficiales o en un ministerio su presencia causa directamente alarma, lo cual le supone un no pequeño problema, habida cuenta de que parte de sus ingresos provienen precisamente del mundo oficial y de los ministerios. Su estilo escrito es tan solemne como desenfadada su habla, sin duda uno de esos casos en los que la literatura se vive tan reverencialmente que, enfrentado su practicante con un folio en blanco y por mucho que su carácter sea el de un sinvergüenza, no sabrá transmitir ni un solo rasgo de ese carácter irreverente y desaprensivo al papel venerado, sobre el que jamás verterá una broma, una mala palabra, una incorrección deliberada, una impertinencia ni una audacia. Jamás se permitirá plasmar su personalidad verdadera, considerándola tal vez indigna de ser registrada y temeroso de que mancille tan elevado ejercicio, en el que, por así decir, el sinvergüenza se salva. Ruibérriz de Torres, para quien no debe de haber nada muy respetable, ve la escritura como algo sagrado (de ahí en parte, probablemente, su falta de éxito). Unido a una buena formación humanística, su campanudo estilo es por tanto perfecto para los discursos que nadie escucha cuando se pronuncian ni nadie lee cuando al día siguiente los reproduce en resumen la prensa, es decir, los discursos e intervenciones públicas (incluidas conferencias) de los ministros, directores generales, banqueros, prelados, presidentes de fundaciones, presidentes de gremios, acádemicos sonados o perezosos y demás prohombres preocupados por sus facultades e imagen intelectivas en las que nadie se fija nunca o que todo el mundo da por inexistentes. Ruibérriz recibe muchos encargos y aunque no publica escribe continuamente, o mejor dicho escribía, ya que en los últimos tiempos, gracias a algún golpe de suerte concreto en algún vago negocio y a su trato asiduo con una adinerada mujer que en verdad lo idolatra y consiente, ha optado por gandulear y se ha permitido rechazar la mayoría de las encomiendas, o más exactamente las ha aceptado y me las ha pasado junto con el setenta y cinco por ciento de los beneficios para que fuera yo quien cumpliera con ellas en la sombra y en secreto (no sumo secreto), mi formación no es inferior a la suya. Así, él es lo que se llama un negro en el lenguaje literario -en otras lenguas un escritor fantasma-, y yo he oficiado por tanto de negro del negro, o fantasma del fantasma si pensamos en las otras lenguas, doble fantasma y doble negro, doble nadie."


(Javier Marías, Mañana en la batalla piensa en mí, año 1994, Punto de lectura, Madrid, 2000, fragmento arbitrariamente escogido por superloyds a partir de página 121)

Wednesday, August 29, 2007

Corte latino agosto: libros

Tus ojos serán silencio (Premio Cáceres de novela corta 2006). Carlos Vadillo Buenfil.
Narrada en primera persona, Tus ojos serán silencio aborda una suerte de género epistolar unilateral. El protagonista efectúa, a través de las numerosas cartas que se van sucediendo a una bailarina exótica de nombre Bengala, un repaso atormentado del amor perdido e imposible e, inclusive, de su propia vida. Se trata de una novela plagada de nostalgia, escrita en forma muy poética, que amerita una lectura concienzuda y minuciosa. Imposible no conmoverse con toda esa ausencia y esos recuerdos en los que se va internando el lector a medida que va progresando la historia. Carlos Vadillo Buenfil nació en Campeche, México y reside actualmente en Madrid. Ha ganado, además del Premio Cáceres con esta obra, el XV Premio Internacional de Cuento “Max Aub” en el año 2001 y el II Premio Sur de novela corta en el 2004. Tus ojos serán silencio confirma a este joven autor, sin lugar a dudas, como uno de los grandes exponentes de la narrativa mexicana actual.

Algún demonio (Editorial Salto de Página). Alejandro Hernández.
El escritor y guionista cubano Alejandro Hernández, que reside en Madrid desde el año 2000, se destaca en esta novela como un verdadero tiempista. Su forma de abordar las secuencias de la historia, con una primera parte narrada de adelante hacia atrás, una segunda más cronológica y un epílogo rematado en primera persona, dan cuenta de un manejo de los tiempos y el lenguaje verdaderamente impecable. El hilo narrativo se va tejiendo a partir de la acuciante realidad de un grupo de vecinos de un edificio en un barrio de La Habana, ciudad natal del autor, que bien se encarga de hacerlo notar a través de las íntimas postales que va insertando en la cabeza del lector. Gente que va y viene, que padece las limitaciones de una sociedad que parece haberse quedado suspendida en el tiempo, que quiere escapar o bien del propio país o de una situación desesperada (el retrato efectuado de un grupo de alcohólicos anónimos resulta brillante) va a encontrar cruzados sus destinos con la sincronía exacta de un reloj.
www.saltodepagina.com

En algún cielo (Premio Ciudad de Alcalá de narrativa 2006). Marcelo Luján.
Seis relatos componen este libro del narrador argentino Marcelo Luján, radicado en Madrid desde el año 2001, ganador del Premio Santa Cruz de Tenerife en el año 2003 y del XLIX Premio Kutxa Ciudad de San Sebastián y finalista del Premio Clarín de novela en su país de origen. Es gratificante la uniformidad en el lenguaje utilizado en estos cuentos, de enorme riqueza por cierto, pese a lo plurivalente de la temática escogida por el autor. El texto inicial, que da nombre a la obra, está plagado de nostalgia familiar. Insistencias es probablemente el relato más poético y surrealista y La noche inminente se erige como un cuento más audiovisual, mas trainspotting, pero es tal vez The queenless el punto más alto del conjunto, posicionando al joven autor (que contaba con sólo 9 años al momento de la guerra de Malvinas, el eje argumental) como un notable inventor de historias. Le sigue Cuidados intensivos, una historia negra y truculenta abordada en forma impecable, para cerrar el libro con el mayor despliegue, en una extensión casi de novela corta, con Los aprendices, una especie de auto entrevista meta literaria que refleja la terrible influencia de la magia negra en la vida cotidiana del personaje.
www.fundacioncolegiodelrey.org
www.marcelolujan.com

Monday, August 27, 2007

Cambio de rumbo: lecturas

"Sólo hay un espectáculo más penoso que el del amor contrariado: el del deseo no correspondido. Porque en el amor nadan tanto el que ama como el que no, pero el que no desea -el que no desea está fuera del deseo, y no hay nada que pueda restituirlo al mundo del que se ha excluido. El no del que no desea es absoluto, no tiene retorno y convierte al que desea en alguien radicalmente ajeno, no diferente sino heterogéneo: no alguien que está en otro 'estado', del que finalmente, pasado cierto tiempo, cambiadas ciertas circunstancias, podría 'salir' o 'pasar' a otro, sino alguien que pertenece a otro reino. Un perro alzado, digamos, patrulla una plaza. Detecta a un perro como él, incluso de su misma raza, y antes de saber si es macho o hembra, si el diminuto sexo que tiene entre las piernas encontrará un hueco donde desahogarse, se abalanza sobre él, lo sorprende por detrás, se encarama sobre sus ancas y arremete contra su ciego, frenético vaivén. Pero he aquí que el otro no quiere. No quiere y punto. Su no querer es todo: es tan puro, tan de una pieza como el querer del otro. Se queda quieto, la lengua colgándole entre los dientes, mirando algún punto a lo lejos, hasta que le llama la atención otra cosa y mueve un poco la cabeza y sigue mirando, mientras el otro, el alzado, multiplica sus asedios y se afana inútilmente. ¿Quién no sufrió alguna vez con esa estampa patética? Porque ¿hay dos perros? ¿O hay más bien uno, el alzado, que desea, y luego su presa imposible, que no desea y que por no desear ya no es perro sino otra cosa: algo inerte, un pedazo de piedra, una planta, un tronco con forma de perro? Así, entre el que desea y el que no, el que hace el ridículo siempre es el primero, porque abalanzándose sobre la criatura que no le corresponde no comete un error de apreciación, ni de cálculo, ni de oportunidad, se equivoca de especie."


(Alan Pauls, El pasado, Editorial Anagrama, Barcelona, año 2003, fragmento tomado de la tercera parte, capítulo 3)

Wednesday, August 15, 2007

Lecturas madrileñas: poetas argentinos en Amargord

Izq a der: Francisco Garamona, Luis del Mármol, Rodrigo Galarza, Loyds.

Tuesday, August 07, 2007

Esta noche

Presentación de antología de poesía hispanoamericana en el Bandido este martes 7 de agosto en Madrid.

La Librería El Bandido Doblemente Armado y Lord Byron ediciones tienen el placer de invitarlos a la presentaciòn de la antología Nueva Poesìa Hispanoamericana, que en su edición décimo novena está dedicada a los poetas, a realizarse el dia martes 7 agosto del 2007 a horas 9 de la tarde en Madrid. El evento contará con la presentación del compilador de la antología, quien es el poeta peruano Leo Zelada. Leerán sus textos los poetas: Alberto Lauro (Cuba), Etnaris Rivera (Puerto Rico), Carlos Salem (Argentina), Oscar Aguado (España), Loyds (Argentina), Víctor Sierra (España), Daniel Herrera (España), Violeta Castaño (España). Habrá una intervención artística a cargo de la actriz argentina Paula Noviel. La dirección es la Librería El Bandido Doblemente Armado: Calle Apodaca 3 (por metro Tribunal). El Ingreso es libre.

Monday, August 06, 2007

¡Socorro!

Soy Socorrista


Friday, August 03, 2007

Corte latino: entrevista al tigre harapiento

Leonardo Oyola, autor de Chamamé, otra de las novelas lanzadas por Salto de Página, nació en Buenos Aires en 1973, ciudad en la que vive y donde fue publicada Siete & el tigre harapiento, su primera novela, por la Editorial Gárgola. Leo forma parte del quinteto de la muerte, un grupo de cinco trovadores que recorren la ciudad y el país ofreciendo sus lecturas al público. Hablando con él vía msn se lo nota muy entusiasmado con esta posibilidad de publicar en España y de acceder al público latino que reside aquí. Leo estudió Ciencias de la Comunicación y trabajó en una escuela como bibliotecario. Paralelamente empezó a escribir crítica de cine para portales de internet, hasta que un compañero lo invitó a una presentación de Alberto Laiseca, un escritor de culto en Argentina, que se convertiría en su maestro. Lo fui a ver narrar un cuento en Palermo y cagué fuego, empecé a comprar los libros de él y sin propuestas laborales redituables en el campo de la crítica pateé el tablero y pasé a estudiar con Laiseca: fue lo mejor que me podía pasar. Otras influencias literarias de Leo son los clásicos: Conan Doyle, Chandler y sus contemporáneos Guillermo Orsi y Ernesto Mallo en el género policial. Tampoco puedo olvidarme de los comics, Hulk es mi personaje favorito. Leonardo sabe que lo de ser escritor no es fácil, hay que trabajar mucho para lograrlo. Después de varios cuentos del que sólo rescato uno, Oxidado, un policial, empecé a escribir el Tigre. De ahí en adelante supe que había que meterle mucho laburo y así lo hice. En Siete & el Tigre Harapiento, un policial ambientado a fines del siglo XIX en Buenos Aires, hay una gran labor investigativa. En Chamamé, la referencia fílmica y musical es constante. Leo es muy consciente de la influencia que su formación en ciencias de la comunicación y crítica de cine ejerce en su escritura. Los narradores estamos haciendo ficción, mentimos, y una de las cosas para lograr que el lector nos lea y crea en nuestra propuesta, en nuestra mentira, es darle un asidero de verdad, algo que el otro reconozca. En el Tigre ese asidero es la investigación, respetar lo verosímil de la época. Chamamé es tratarnos de igual a igual, hablar de cosas que sabemos todos. Para mí es muy importante la oralidad del texto y eso lo compruebo con las lecturas del quinteto. Su flamante Chamamé (música y baile típico del litoral argentino) se desarrolla precisamente allí, en sus rutas, cerca de la frontera con Paraguay, echando mano muchas veces a expresiones en la lengua guaraní que habla la gente de la zona. Mi madre es paraguaya, conozco bastante esas rutas de mala muerte. Entiendo perfectamente el guaraní aunque no lo hablo y muchas de las historias que cuento me las contaron a mí o las vi. Chamamé es una especie de western moderno, una eterna persecución entre dos aberrantes delincuentes, el Perro y Noé, que nunca quedan empatados. El Perro es un delincuente profesional, pero eso no impide que se emocione, se enamore o mire el pasado sin odio, recordando cómo le enseñó su viejo a boxear. Noé y el Perro son caras de una misma moneda, son tipos que saben hacer lo suyo. Noé quiere una segunda oportunidad. El Perro no sabe qué hacer porque ya nació con la mierda hasta el cuello, es un tipo que puede elegir entre el amor y la furia y elige la segunda. Lo cierto es que Oyola tiene la capacidad, tanto en Chamamé como en su novela anterior, de construir personajes que son despreciables, pero a su vez logra que uno acabe cogiéndoles cariño y hasta le parezcan invencibles, inmortales. Lo de hacer los personajes queribles no lo hago a propósito, me parece que humanizo la hijaputez de ellos y luego creo que todos, los lectores también, en el fondo contribuimos a que estos personajes se salgan con la suya, les perdonamos sus pecados porque están fuera del sistema y ese coquetear con lo salvaje que ellos hacen impunemente, a más de uno le gustaría poder concretarlo en lo que nos toca vivir diariamente. La novela, además de hacer mención expresa a películas como King Kong, Calles de fuego, Nueve semanas y media o Dirty Dancing, también homenajea sin decirlo a otras joyas como Magnolia (lluvia de ranas incluida) y, por la forma de plasmar los giros y los tiempos, Pulp Fiction. Y..., seguramente lo de Pulp Fiction es tal cual, Tarantino siempre me partió la cabeza por su forma de narrar. Lo de Magnolia sí fue adrede, jugando con la locura y el dolor del pastor Noé, pero también para hacer hincapié en las plagas bíblicas que él va interpretando con las señales. Oyola, además de cinéfilo se destapa como bastante melómano. Las alusiones a la música contemporánea, en especial al pop y rock argentinos, son constantes en su novela y aparecen en los momentos más inesperados con una originalidad devastadora. Amo la música, me encanta armar soundtracks de momentos de mi vida. Chamamé fue eso, armar los temas que pasaría en una rocola y poder darle ese ritmo a mi prosa. Y además burlarme de mis gustos, de lo de ser melómano, citando a Shakira, Airbag y Coti por ser canciones pegadizas. Como latinoamericano, Leo desea que el público latino se enganche y se divierta leyendo su novela. Me fascina pensar que muchos la van a leer y se van a enganchar con la historia y van a entender el argot carcelario sin necesariamente haberlo hablado o vivido, porque el contexto del bajo mundo lo instaura alguien que impone su lenguaje por gracia o presencia. Yo creo que el Perro logra eso con su labia y su andar: que lo disfrute cualquiera en cualquier punto geográfico. Así que ojalá que lo lean y que emocione al que está leyéndolo en un subte acá o en un metro allá. Que alguien se ría con lo de la canción de Coti allá, que se enamore de Julia... Es un honor que me lean los que hablamos el mismo idioma, ojalá les resulte entretenido, yo no pretendo cambiarle la vida a nadie ni dar respuestas, sólo escribo pensando en entretener.