Saturday, May 31, 2008

9 en filosofía

¿no se habrán equivocado?

Cine para ver en casa: Mi Ex

The ex (2006), que llegó a nuestro país directo al dvd, no es precisamente el título más apropiado para esta entretenida comedia, si tenemos en cuenta que la aparición de un ex novio en la vida de una joven pareja no es el eje central de la trama. Sí lo es, en mucho mayor medida, la serie de dificultades que la relación debe atravesar a partir de la llegada de su primer hijo. Amanda Peet, bellísima (como siempre), aunque sin lucirse como otras veces (Melinda & Melinda, Alguien tiene que ceder), interpreta a la joven madre (Sofía) que deja su trabajo en una firma de abogados para dedicarse a la crianza de su bebé y se pasa la mayor parte de la película con el niño en brazos. El joven padre (Tom), encarnado por Zach Braff (conocido por su actuación en la serie televisiva Scrubs), probablemente el más solvente del reparto y el artífice de cada carcajada que la cinta logre arrancarle al espectador, no es capaz de mantener un trabajo estable, razón por la cual la pareja decide trasladarse de Nueva York a Ohio, donde viven los padres de ella. Es entonces cuando Tom, introducido por su suegro (Charles Grodin), comenzará a trabajar en una muy particular agencia de publicidad. Allí hará su aparición el ex novio de Sofía, un discapacitado llamado Chip (Jason Bateman, lejos de la brillante actuación que nos brindara en La joven vida de Juno), quien desde su silla de ruedas intentará hacerle la vida imposible al nuevo empleado y obtener los favores de Sofía, aunque ésta nunca termine de tomarlo en serio. Pero no sólo los compañeros de trabajo de Tom parecen estar completamente locos, sino todos los habitantes del nuevo domicilio (la vecina de Sofía que la invita con el bebé a una clase de yoga colectiva y desopilante, el cliente principal de la agencia de publicidad que llega de hacer snowboard en los Himalayas). La película, muy previsible, irá tornando a Tom en una especie de monstruo frente a su familia política (casi un lugar común, que trae a la cabeza películas mucho más trascendentes, como El padre de la novia o Tres son multitud –You, me and Dupree-), que acabará arrojando al lisiado por las escaleras y persiguiendo a un niño para hacerle tragar una hamburguesa sin masticarla. Es sin duda Graff quien logra hacer reír y convierte al film en uno de esos para pasar el rato. Como últimas dos cuestiones, debe decirse que entristece un poco ver a la gran Mía Farrow tan devaluada, en un pobre papel de suegra, y que el nombre de uno de los dos autores del guión no tiene desperdicio: se llama David Guion.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)

Friday, May 30, 2008

¿Orgulloso de tus órganos?

Entonces copate y donalos. O aunque sea pensatelo. Hay un montón de gente esperando...


Thursday, May 29, 2008

¿Que por qué me enamoré de vos?

Hacé una cosa my dear: escuchá la propaganda de arnet, sí, esa que pasan por la radio, la del camión de bomberos, y entonces vas a entender...

Ahora trabajo en ocio


Wednesday, May 28, 2008

Tuesday, May 27, 2008

Un sentido adelantado

Último tramo. Sexto sentido, atribulado por sus pensamientos de niño de 10 años, mira un punto fijo en el horizonte de la ciudad de la furia. Y rompe el silencio: "no quiero ir más al colegio, es una cagada ser nuevo, ¿alguna vez te cambiaste de colegio?". Otto le responde que sí y que no le resultó tan terrible. "Pasa que Goyo, que era mi mejor amigo, les contó a todos por qué me echaron del otro y ahora me joden todo el tiempo, nunca más va a ser mi mejor amigo, ¿a vos también te echaron?". Otto le vuelve a contestar que sí. "¿Y por qué te echaron?". "Porque me portaba mal, ¿y a vos?". Nada más escucharse hacer la pregunta, Otto ya comienza a arrepentirse. "No te puedo decir, a mi mamá no le gusta que lo cuente". Otto no piensa insistir. Pasan varias cuadras en silencio. "Bueno, te digo, pero si no le contás a nadie". "¿A quién le voy a contar?" responde Otto automáticamente. "Resulta que volvíamos en el ómnibus del colegio y organicé una paja grupal, fue un cago de risa, pero nos pescaron y me rajaron a mí". Mientras recuerda que a los 10 años todavía jugaba a los playmobil, Otto concluye que no quiere indagar más. El niño contraataca: "y ahora estos pendejos me joden, pero no saben nada de sexo". Atragantado por la risa, Otto no puede resistirse a preguntar: "¿Y vos qué sabés?". Superado, antes de bajarse del auto, sexto sentido expone: "Y, por ejemplo, que si hacés chucu chucu mucho rato seguido se te cansa la pistola".

Monday, May 26, 2008

¿Será que tengo miedo?

Miro a mi alrededor y no te encuentro
miro pa un lao y pal otro y no te siento
a veces tan cerca y otras tan lejos
que no soy capaz
de describir este sentimiento.

Será que te escondes
será que te pierdo
que no soy capaz ya ni de retenerlo
será que tengo miedo...

(gracias naty por chambearme y por la micro cábala ciclona, aunque el sueño copero haya terminado)

Sunday, May 25, 2008

Tarde pero sincero

Majo, mi amiga del alma. Familia R en pleno.
Mi más sentido y absoluto pésame.
Fuerza y adelante.

El día de la escarapela

Ni campo, ni gobierno ni la mar en coche. Basta de antinomias, che.
A ver si se dejan de romper las bolas unos y otros y le dan para adelante.
Como dijo el Diego: "somo todo somo".
Todos los argentos, unidos, más allá de C y de K, por un país en serio.
Y que viva la patria, carajo.

Saturday, May 24, 2008

Paren las rotativas

Las tapas para alfajorcitos de fantoche son casi tan buenas como las que hace mi ex suegra (igual las de cristina siguen siendo insuperables)

Palito bombón helado

¿Alguien me puede explicar cómo coño pongo mi split shit en calor?

Sigue girando


Friday, May 23, 2008

Una linda noche

para quedarse estudiando filosofía...

Héroes igual


Thursday, May 22, 2008

Ring raje

Viernes a la tarde. Los pibes tienen un cumpleaños. No vuelven a casa con Otto, a excepción del niño sexto sentido, que al parecer no fue invitado. Desandando las calles de boulogne rumbo a la panamericana, se le ocurre: "frená acá en alguna casa y hacemos ring raje, yo me bajo, toco el timbre y después salimos arando". Otto contesta que no. "Dale, dale, ¿qué te cuesta?, dale, dale". Otto vuelve a negar con la cabeza y simultáneamente sube el volumen de la música para escucharlo un poco menos. "Dale, dale, dale, dale, dale, dale, dale, dale, dale". NO. "¿Por qué no?". "Porque no nene". "Dale, si es re divertido". "A mí no me divierte". "¿Por qué no te divierte?". "Porque a mí me gusta divertirme sin joder a los demás". "Sí, justo, ¡con ese pelo largo qué te haces el santito!". Gracias al cielo, la panamericana aparece en el horizonte. Otto acelera y sube el volumen un poco más. El niño se queda dormido, su cabeza rubia pendula entre sus hombros, colgando del cinturón de seguridad.

Wednesday, May 21, 2008

Acaramalado

Por lo que quieras
pero por lo que más quieras
no me pises los zapatos de piel.

Puedo presumir de poco
porque todo lo que toco se rompe.
Te presté un corazón loco
que se dobla con el viento y se rompe...

(gracias luli, este tema me mata)

Tuesday, May 20, 2008

la campana

suena la campana
sola en la chacra que no es

cuelga la campana
insondable
entre hermanos pobres

llora la campana
pide ayuda

brilla la campana
entre lágrimas de oro

observá la campana
bella imprevisible
y reíte compasivo

cuidala
somos la campana


Ilustración: PETIT (gracias amiga)


Monday, May 19, 2008

Hace tanto calor que ni me acuerdo mi nombre

Números que cierran

Me saqué un 8. Vos cumpliste 25.
Está bien.

Sunday, May 18, 2008

Barrio tal vez

Una noche en tu cama, escucho pasar los trenes.
Otro domingo cerca de la estación de bomberos,
las sirenas se me clavan en la resaca.
En la Paternal esta vez, el clásico 00, un bodrio.
El diario, la siesta, este raro calor de mayo
y el regreso juntos a la adolescencia
en algún lugar de la ciudad.

Saturday, May 17, 2008

10 meses

ella también se cansó de este sol
viene a mojarse los pies a la luna...

Apocalypto

El niño sexto sentido es el último que deja Otto en la repartija a la vuelta del colegio. En total deben ser unas quince cuadras mano a mano. Ahí el pibe se tranquiliza, deja de lado los gritos que no interrumpe en todo el resto del viaje y se pone profundo. Otto tiembla. De movida, el primer día, el niño sexto sentido le tiró: "creo que se viene un apocalipsis". Y Otto: "¿cómo decís nene?". "Sí, a cien años más no llegamos ni en pedo, entre el calentamiento global y el agujero ese de la capa de ozono estamos fritos, nos vamos a morir todos dentro de poco". Mientras le dice esto, lo fulmina desde atrás de sus anteojos de niño, con sus ojitos celestes. Otto sigue manejando, con la vista al frente, aterrado.

Friday, May 16, 2008

LA MITAD DE MADRID ES MÍA

Eso dicen los gagüeros desde los megacarteles en la lugones de la furia.
Che, y pa la bohemia que camina x las calles de malasaña ¿qué queda?

Thursday, May 15, 2008

El niño sexto sentido

Otto lleva a los pibes al colegio todos los días. A la mañana no pasa nada: Goyito adelante, Santos y María atrás, todos medio dormidos, casi no hablan. Escuchan tranquilamente el show de la noticia y el viaje transcurre sin sobresaltos. Pero a la tarde, a la hora de salida, se suma el niño sexto sentido. El último en incorporarse, que no viaja a la mañana porque es nuevo en el cole y lo lleva la mamá "hasta que se adapte", este pibe se destacó como un verdadero demonio. La vieja, flirtera como pocas, le pidió a Otto que le reservara el lugar pero a la vez le dijo "te lo vas a tener que ganar". Entonces Otto, intrigado, antes de conocerlo le preguntó a Goyito, compañero de clase del niño: "che, es muy tímido este pibe, ¿no?". Y el otro contestó: "¿Tímido? No, está re loco más bien".

Wednesday, May 14, 2008

Tuesday, May 13, 2008

Martes 13

Tengo muchas ganas de escribir una novela
pero
no se me ocurre nada.

Igualmente le meto
pila pila
siempre pila en la vida.

Monday, May 12, 2008

Fuimos tan felices

En el piso 25... ¿Te acordás?

Foto: Pedro Mairal

Saturday, May 10, 2008

Friday, May 09, 2008

Thursday, May 08, 2008

Tuesday, May 06, 2008

Iluso y loco

L: che, ¿vamos a la feria del libro?

M: ¿a la feria del libro? nunca fui, ¿hay solamente libros?

L: ....

M: no sé si me divierte mucho

L: ¿y si nos fumamos un charulo y nos perdemos entre la gente mirando, no sé, libros de fotos o de pinturas?

M: y, así quizá nos cagamos de la risa

x no proteger a los habilidosos

se hincha mucho
la pata violeta

Monday, May 05, 2008

Wake up family

Que ya parecemos los Savage.
Que superloyds ya no tiene más fuerzas.

Friday, May 02, 2008

Esta mujercita tan kafkiana

Esta mujercita está muy descontenta conmigo, siempre tiene algo que reprocharme, siempre soy injusto con ella, la irrito a cada paso; si se pudiera dividir la vida en trozos minúsculos y juzgar cada trocito por separado, seguro que cada trocito de mi vida sería un motivo de disgusto para ella. Muchas veces me he preguntado por qué la irrito tanto; puede ser que todo en mí contradiga su gusto por la belleza, su sentido de la justicia, sus hábitos, sus tradiciones, sus esperanzas; hay naturalezas que pueden ser incompatibles hasta este extremo, pero ¿por qué eso la hace sufrir tanto? No hay entre nosotros ningún tipo de relación que la obligue a sufrir por mi causa. Bastaría con que se decidiera a verme como alguien totalmente extraño, pues de hecho lo soy y tampoco me opondría a una decisión semejante, sino que la aprobaría muy gustoso; bastaría con que se decidiera a olvidar mi existencia, que yo no le he impuesto ni le impondría nunca, y todo el sufrimiento se le acabaría. Al decir esto prescindo por completo de mí mismo y del hecho de que su conducta también me resulta, claro está, penosa, y prescindo porque me doy perfecta cuenta de que esta desazón mía no es nada en comparación con su sufrimiento. De todas formas, soy muy consciente de que no es una pena amorosa; no le importa en absoluto mejorarme de verdad, sobre todo porque nada de lo que me reprocha es de naturaleza tal que pueda impedirme progresar. Pero tampoco le preocupa que progrese, lo único que le preocupa es su interés personal, es decir, vengarse de la tortura que le causo e impedir la que podría infligirle en el futuro. Ya intenté una vez hacerle ver cuál era el mejor modo de poner fin a esa irritación continua, pero le produje una conmoción tan grande que jamás repetiré el intento.
Yo también tengo, si se quiere, mi parte de responsabilidad en este asunto, pues por muy ajena que me resulte la mujercita, y aunque la única relación existente entre nosotros sea la irritación que le produzco, o, mejor dicho, la que ella deja que le produzca, no debería serme indiferente ver cómo esa irritación la hace sufrir también físicamente. De vez en cuando, y con mayor frecuencia en los últimos tiempos, me llegan noticias de que suele despertarse pálida, insomne, torturada por dolores de cabeza y casi incapaz de trabajar; esto preocupa mucho a sus familiares, que intentan adivinar las causas de su estado y hasta ahora siguen sin encontrarlas. Sólo yo las conozco: es la antigua y siempre renovada irritación. Cierto es que no comparto las preocupaciones de sus familiares; ella es fuerte y tenaz; y quien es capaz de irritarse hasta ese punto, probablemente también pueda superar las consecuencias de su irritación; tengo incluso la sospecha de que finge -al menos en parte- estar indispuesta sólo para dirigir sobre mí las sospechas de la gente. Es demasiado orgullosa para confesar abiertamente hasta qué punto la torturo con mi existencia; apelar a otros por mi causa es algo que ella sentiría como una degradación de sí misma; sólo por aversión se ocupa de mi persona, por una aversión que nunca cesa y la espolea continuamente; comentar en público este asunto impuro sería demasiado para su pudor. Pero no sería menos excesivo pasar totalmente en silencio un asunto que no deja de oprimirla un solo instante. Y así, con su astucia femenina, intenta una vía intermedia; en silencio, sólo mediante los signos exteriores de un sufrimiento secreto quiere llevar el caso ante el tribunal de la opinión pública. Quizá espere incluso que, cuando la opinión pública haya centrado en mi persona todas sus miradas, surja una irritación pública generalizada contra mí que, gracias a sus grandes poderes, me condene definitivamente y con mayor energía y rapidez de lo que podría hacerlo su irritación personal, relativamente débil; a continuación ella respiraría aliviada y me volvería la espalda. Pues bien, si éstas son de verdad sus esperanzas, se equivoca. La opinión pública no asumirá su papel; la opinión pública jamás encontrará tantas cosas que reprocharme, aunque me mire con la más potente de sus lupas. No soy una persona tan inútil como ella cree; no quiero vanagloriarme, y menos aún en estas circunstancias; pero aunque no logre destacar por ninguna aptitud particular, tampoco llamaría la atención por lo contrario; sólo para ella, para sus ojos de una blancura casi incandescente soy así, y no logrará convencer a nadie más. ¿Podría, pues, sentirme totalmente tranquilo a este respecto? No, claro que no; pues cuando de verdad se sepa que la pongo enferma con mi comportamiento -y algunos observadores atentos, precisamente los que difunden las noticias con mayor celo, están ya a punto de notarlo, o al menos aparentan haberlo notado-, y la gente venga y me pregunte por qué atormento a la pobre mujercita con mi carácter incorregible, si acaso pretendo llevarla a la tumba, y cuándo tendré por fin el buen tino y la simple compasión humana para acabar con todo eso; cuando la gente me haga estas preguntas, será difícil responderles. ¿Tendré que admitir acaso que no creo mucho en los síntomas de esa enfermedad y dar así la penosa impresión de que, para liberarme de mi culpa, inculpo a otros y lo hago de forma tan indelicada? ¿Y podría acaso decir con toda franqueza que, aunque creyera en la existencia de una enfermedad real, no sentiría la menor compasión, pues la mujer me resulta completamente extraña y la relación que hay entre nosotros es una simple invención suya y sólo existe por su parte? No digo que no me creyeran; más bien ni me creerían ni dejarían de creerme; ni siquiera llegarían a hablar del asunto; simplemente tomarían nota de la respuesta que he dado a propósito de una mujer débil y enferma, y eso no me favorecería mucho. Con esta respuesta, igual que con cualquier otra, me vería abocado a chocar contra la incapacidad de la gente para impedir que surja, en un caso como éste, la sospecha de una relación amorosa, pese a la total y absoluta evidencia de que tal relación no existe y de que, si existiera, partiría más bien de mí, que de hecho sería capaz de admirar a esa mujercita por la contundencia de su juicio y la inexorabilidad de sus conclusiones si, precisamente, yo no me viera todo el tiempo castigado por estas cualidades suyas. En ella no existe, sin embargo, la menor traza de una disposición amistosa hacia mí; en esto es sincera y veraz; y en ello reposa mi última esperanza; pues aunque hacer creer en una relación semejante pudiera convenir a sus planes de guerra, jamás se olvidaría de sí misma hasta el punto de hacer algo parecido. Pese a lo cual, la opinión pública, totalmente obtusa en este aspecto, seguirá manteniéndose en sus trece y decidirá siempre en contra de mí.
En realidad sólo me restaría, pues, cambiar a tiempo, antes de que la gente intervenga, no ya para acabar con la irritación de la mujercita, lo cual es impensable, pero sí para atenuarla un poco. Y, de hecho, me he preguntado muchas veces si mi estado actual me satisface al punto de no querer modificarlo en absoluto, y si no sería posible efectuar ciertos cambios en mi persona, aunque no lo haga por estar convencido de su necesidad, sino sólo para apaciguar a la mujer. Lo he intentado honestamente, no sin fatigas ni cuidados, incluso me apetecía, casi me divertía; se produjeron algunos cambios aislados y perfectamente visibles, no tuve que hacérselos notar a la mujer, ella nota todas esas cosas antes que yo, nota ya la expresión de la intención en mi comportamiento; mas no me fue concedido éxito alguno. ¿Cómo hubiera sido posible, por otro lado? Su descontento hacia mi persona es, como me doy cuenta ahora, una cuestión de principio; nada puede suprimirlo, ni siquiera mi propia supresión; sus accesos de rabia ante la noticia de mi eventual suicidio, por ejemplo, serían ilimitados. Lo que no logro imaginar es que ella, esa mujer tan perspicaz, no se dé cuenta tan bien como yo de todo esto, tanto de la inutilidad de sus esfuerzos como de mi inocencia, de mi incapacidad para responder, ni siquiera con la mejor de las voluntades, a sus exigencias. Seguro que se da cuenta, pero como toda buena naturaleza combativa lo olvida en el apasionamiento del combate, y mi desdichada manera de ser -no puedo elegir otra porque me fue dada así- me induce siempre a querer susurrar una suave amonestación a quien se haya salido de sus casillas. Así nunca llegaremos a entendernos, desde luego. Y todo el tiempo seguiré viendo, al salir de casa con la alegría de las primeras horas de la mañana, esa cara amargada por mi culpa, ese mohín de disgusto en los labios, esa mirada escrutadora que conoce ya el resultado antes del escrutinio, que me recorre entero y a la cual, por muy fugaz que sea, nada logra escapar, esa sonrisa de amargura engastada en las mejillas juveniles de muchacha, esa mirada lastimera dirigida hacia el cielo, esas manos plantadas en las caderas para afianzarse, y luego la palidez y los temblores de la indignación.

Todo sigue igual

Thursday, May 01, 2008

Cómo me mola este tío


los feriados también

las ponen mimosas
o es el frío
o no sé