Friday, December 29, 2006
Wednesday, December 27, 2006
Loyds en el interpretador
Salió el interpretador nro. 29, el último del año. Y, por vez primera, un relato de superloyds. Con ustedes, queridos seres.
Tuesday, December 26, 2006
Friday, December 22, 2006
Thursday, December 21, 2006
¿Complotaron mushashos?
(opinión de Javier Auyero, sociólogo, profesor en la Stony Brook de Nueva York y autor de "La Política de los pobres" y "Clientelismo político, las caras ocultas", para el suplemento enfoques (a cinco años de la crisis de 2001) del diario La Nación del domingo 17 de diciembre de 2006)
"Cualquiera que no quisiera ilusionarse podía divisar la caída del gobierno encabezado por Fernando de la Rúa y, si era realista, anticipar también una crisis de disgregación social y representación política. Nadie creía en nada. Los saqueos a supermercados, mercados y pequeños negocios que se disparaban en todo el país se desplegaron de manera perfeccionada en la provincia de Buenos Aires, donde la existencia de zonas liberadas, los avisos de su temporaria liberación recibidos por punteros peronistas y la masividad de la intervención en ellos de vecinos indican que, sobre las acciones espontáneas de la miseria, operaba el aparato político de la provincia gobernada por Carlos Ruckauf. Nadie daba nada por el gobierno. Su caída era cuestión de días, que se cumplieron el 19 y 20 de diciembre con las manifestaciones en Plaza de Mayo. La suerte estaba echada y la violencia de la represión no podía salvar a ningún presidente sino contribuir a enterrarlo. La crisis era inevitable."
(de la nota "Furia, ilusión y melancolía", por Beatriz Sarlo, para el suplemento enfoques (a cinco años de la crisis de 2001) del diario La Nación del domingo 17 de diciembre de 2006)
Reflexiones sobre la creación y la moral
(de la nota "No hay que esperar que los artistas sean maestros de la vida", escrita por Claudio Magris del Corriere della Sera con motivo de la polémica por el pasado de Günter Grass, publicada en el diario La Nación el lunes 21 de agosto de 2006)
Tuesday, December 19, 2006
Quinteteros: el flaco
Carmen estaba en Capital porque a la tarde iba a dar una prueba en una peluquería cerca de la terraza. La notábamos un poco nerviosa. Había traído sus tijeras en un bolso y, después de insistir, me convenció de que no me vendría mal un nuevo corte de pelo.
Más tarde, para entrar al boliche, tuvimos que hacer una cola de cincuenta metros. Yo no había logrado convencer a Mariela y su lugar lo ocupaba el nuevo inquilino. Desde afuera sólo se oían los graves de la música. En la puerta nos palparon de botellas o de armas y nos dejaron pasar.
La pista estaba llena de parejas que bailaban al ritmo de un cuarteto. Dimos una vuelta y las chicas fueron juntas al baño. Adrián y yo subimos al entrepiso y nos acodamos en la punta de una barra. Él me dijo algo al oído, yo le respondí con un gesto y le preguntó al barman por el trago más barato.
-Mezcladito -me gritó sobre la música, señalando la lista de precios-, el culo de todas las bebidas.
Volvimos a ver a las chicas un rato largo después, justo cuando un locutor presentaba a Los Pantanos. Al principio me costó distinguir a Esteban entre sus compañeros; todos tenían el pelo suelto y un traje blanco y largo hasta debajo de las rodillas. Cuando desapareció el humo artificial, pude ver su instrumento en una punta del escenario, se lo mostré a Juliana y, durante varios compases, mientras ella lo miraba a los ojos, yo miré la figura que dibujaban sus dedos sobre el diapasón.
Aunque iba por el cuarto mezcladito, Adrián todavía no me hablaba como si nos conociéramos de antes. Yo empecé a bailar frente a Carmen; no estaba acostumbrado a tomar alcohol y con la segunda cerveza ya me había emborrachado. Miraba el sistema lumínico que colgaba del techo y, acariciándome los mechones que ya no tenía, como un tic o como parte del paso, cada algunos segundos me llevaba una mano a la cabeza.
A la salida del boliche, ya de madrugada, me pareció ver a Esteban subirse a una combi entre un grupo de fanáticas. Se había sacado el traje y atado el pelo en una cola. Cuando se lo mostré a Juliana, ella corrió hacia la ventanilla polarizada gritando su nombre, se enmarcó la cara con las manos, y, al darse vuelta, cerró los ojos sin decir una palabra.
Volvimos caminando a la terraza. Carmen y Adrián se quedaron charlando en la vereda. Al subir la escalera noté que Juliana seguía conteniendo las ganas de llorar. Cuando entré en la pieza, después de lavarme los dientes, la vi meterse en mi cama y escuché que me pedía, sacándose la ropa, que le frotase las mejillas para que le volviese el color."
(Fragmento del cuento "El sistema" arbitrariamente escogido por superloyds. El cuento forma parte del libro "Los estantes vacíos", de Ignacio Molina, editado por Entropía en el año 2006)
Saturday, December 16, 2006
Friday, December 15, 2006
En Neuquén
Thursday, December 14, 2006
Y sí cholo
Wednesday, December 13, 2006
un infierno
Friday, December 08, 2006
Thursday, December 07, 2006
En todos y en ningún lugar
Caminar por la zona en que pasé toda mi vida hasta hace tres años atrás, ya no se siente igual. Se ve que me fui acostumbrando a barrios más verdes y tranquilos, sin tanto colectivo ni cemento por todos lados. Ayer me trasmitió una vibra como muy cargada, no sé que onda, pero volver no quiero. Después de una pizza y unas cuantas birras, la conversa se fue sincerando un poco. La flaca nos contó que largó la sastrería porque estaba saturada: no era lo que quería para su vida, a pesar de que se llevaba unos buenos mangos que le permitían alquilar un departamento super equipado y con balcón terraza. Cuando renunció tenía juntados unos ahorros, pero se los fue comiendo todos estos meses porque con el laburo posterior, mucho más modesto, no le alcanzaba. Ahora se va a Miramar con seiscientos mangos y sin trabajo a la vista. Me meteré de moza en algún parador, al menos con eso zafo la temporada, pero voy a ser más feliz que acá seguro, nos dijo. Para reflexionar. Tal vez me esté mostrando el camino, tal vez en febrero, quién te dice, sigo sus pasos. Veremos cómo se van dando las cosas.
Llegar a la noche al depto de madder fue medio déjà vu. Cuando mis viejos se separaron la planta baja interna quedó muy grande y la vendieron. Madder pegó un pequeño piso 12 esquinado y con mucha luz y el rubio un dos ambientes aún más alto, pero a sólo una cuadra de distancia: increíble. Primogénita ya se había casado y pequeño oko y yo nos instalamos en el piso 12: dos cuartos y dependencias. Sorteamos. Por supuesto que perdí, como siempre, y me tocó el mínimo cuarto de servicio. Era como un pasillito, cagando cabía la cama. Entrabas y prácticamente caías sobre ella. Pero bueno, la verdad es que yo no estaba nunca y tan terrible no fue porque madder además se ocupó de malcriarnos un poco más que de costumbre. Un buen día partimos los dos hijos y, tiempo después, ella tiró la pared que había entre mi cuartito y el suyo, instaló ahí el living comedor en una especie de enroque y llevó su cuarto al living. El de pequeño oko quedó en su lugar y, por cuestiones económicas, fue alquilado a una chica peruana que vino a estudiar a buenos aires. Pero da la casualidad que esta chica dejó la habitación a fin de noviembre, justo para cuando quedé homeless. Así que esparcí algunas de mis cosas ahí, en la vieja pieza de pequeño oko abandonada por la peruana.
Dormí como el orto. Me debo haber despertado más de diez veces para mirar el reloj despertador que le había robado a madder antes de acostarme, porque me habían encomendado entregar un traje a domicilio bien temprano y tenía miedo de quedarme frito. En un momento dado le eché un vistazo y eran las 7.30, hora prefijada para arrancar. Pegué un salto y me metí en el baño, me lavé la cara y los dientes y volví al cuarto para ponerme el disfraz. Miré nuevamente el reloj: eran las 5.30. Fucking paranoid. Me metí de vuelta en la cama. Minutos antes de la hora verdadera me desperté solo, desactivé el despertador y la vi a madder sentada en el comedor con un yeso desde el sobaco hasta la muñeca derecha, esforzándose con el otro brazo para desplegar las hojas del página 12. Me contó que el viaje había sido perfecto hasta un día antes de volver, cuando se cayó entre unas rocas y se dislocó la muñeca. Allá le pusieron una férula provisoria y al llegar acá le metieron el brazo entero en ese yeso incómodo que además le raspa. Para colmo parece que va a haber que operar para que no pierda movilidad. No sé cómo hizo para exprimir unas naranjas en ese estado, pero después de bajar a correr el ex buscapanner antes de las 8 para que no me lo llevase la grúa, encontré mi jugo esperándome sobre la mesa. Cuando quise prender el calefón para pegarme un duchazo, se habían acabado los fósforos y, como dos buenos ex fumadores que somos, no contábamos con generador de fuego alguno en nuestro haber. La madder terminó tocando el timbre de una vecina loca del piso de arriba que le entregó una pila de fósforos que trajo en la mano sana. Me dí una excelente ducha, me calcé el mismo disfraz del día anterior, partí en mi ex buscapanner y concreté la entrega a las 8.35 hora exacta.
En el camino pasé por lo del rubio que se fue a un congreso en la feliz y me dejó las llaves de su casa en portería. Viene a ser otra alternativa donde caer. Es que así paso los días y sobre todo las noches, en todos y en ningún lugar. Por momentos sueño que soy el ponja de hierro 3, un vagabundo que vive como un fantasma usurpando noche a noche una casa distinta, viviendo pedazos de las vidas de otras personas. Quién sabe dónde voy a terminar acostándome hoy cuando se apague la luz. Ya veremos. Mientras tanto, voy a comer unas empanadas y después, voy a aguantarme las ganas de fumar un cigarrillo.
Monday, December 04, 2006
I'm a fucking homeless
Adiós a las cañitas, un barrio que terminó encariñándose conmigo.
Fueron tres años fuertes, con muchos cambios.
Voy a extrañar un montón de cosas.
Mañana es mejor.
Chau.
Thursday, November 30, 2006
Wednesday, November 29, 2006
Lecturas de viaje: un día como para quedarse en la cama
(crónica policial publicada en el diario el país de montevideo, el día sábado 18 de noviembre de 2006)
Tuesday, November 28, 2006
cri cri
Hay un aviso que pasan por la radio que es muy gracioso. Personalmente creo que tenés que ser más ingenioso para que te salga algo creativo o gracioso para radio que para televisión. Sencillamente por el poder de la imagen, que muchas veces vale más que mil palabras. O, como hacen ahora, te ponen una cancioncita o un jingle pedorro y una sucesión de imágenes. Puede estar bueno, pero que es más fácil lo es. Igual cada día miro menos televisión y escucho más radio. Volvamos entonces al aviso. No me acuerdo de qué carajo era porque no soy muy consumista ni presto mucha atención a esas cosas. Hay quienes dicen que si no te acordás el producto publicitado entonces el aviso es malo, porque no cumple su objetivo que es, justamente, publicitarlo. Suena lógico, pero yo no creo que sea así. No tengo una fundamentación concreta, simplemente no creo que sea así, o me chupa un huevo en realidad. Lo que sí sé es que hay avisos que me divierten más que otros. Hace poco pasaban ese que escuchabas charlando a varios amigos y le preguntaban a uno: ¿qué tal tu fin de semana? y el tipo todo cagado de risa relataba un periplo insólito y aburridísimo, que incluía concursos de ecuaciones matemáticas, paseos de tortugas y colecciones de estampillas, como si fueran programas de la gran puta. Además había dos o tres versiones distintas y eso lo hacía más entretenido. Pero el aviso que digo es otro: también se oye a varios amigos reunidos tirando comentarios, en este caso acerca de cosas que son capaces de hacer en situaciones incómodas: uno dice, ponele, ¿y nunca te pasó que abriste la heladera y no había nada de nada y te terminaste comiendo un limón porque estabas muerto de hambre? Sisisis, contestan todos. Y otro tira ¿y nunca te pasó tal otra cosa? Y el resto de nuevo sisisis. Hasta que uno dice: ¿y nunca les pasó que tenían todos los calzoncillos lavando y no tenían qué ponerse y se clavaron una bombacha de su hermana para zafar? Y ahí los demás se quedan callados y otro con voz de asco le pregunta: ¿en serio hiciste eso? Es genial, me da mucha risa cada vez que lo escucho.
Lo que nunca me imaginé es que a mí me iba a pasar lo mismo. La semana pasada, después del fútbol de los jueves en el oupen gayo, terminamos funes, pedro y yo morfando algo en el bolichón de salguero y sarmiento. Pasado un rato de hablar de cosas intrascendentes (qué estábamos escribiendo, los proyectos para el año que viene y otras trivialidades), derivamos en los mismos temas de siempre, los únicos importantes en una conversación de hombres: fútbol y sexo. Que gol, que casi gol, que una buena jugada, que otra, que cómo nos ganaron en el último minuto. Después, sexo: que esto, que lo otro, que sin es más lindo pero hay que ponérselo igual. Que al principio se puede sin pero sólo en la primera vuelta. Que ojo con el preseminal porque además de lubricar también embaraza. Que hay que hacer el cocodrilo, te guste o no. Que cómo se hace para aguantar más y esperar a que ella también acabe. Entonces yo, de lo más tranquilo, tiré sobre la mesa que para bancarla me ponía a pensar cosas horribles y así podía durar mucho más, algo que me parecía muy natural, por cierto. Cri cri. Cri cri. Al parecer a ellos no les resultó tan obvio. ¿En serio hacés eso? me preguntaron entre extrañados y riéndose. Yo dupliqué y dije que sí, que recreaba en mi cabeza algo muy desagradable que me acordara y que la técnica me daba buenos resultados. Entonces pedro, cagándose de risa, hizo la pregunta del millón: ¿y en qué pensás justo en ese momento? Yo le respondí: y mirá, por ejemplo, me acuerdo que en una época siempre pensaba en....
(continuará)
Saturday, November 25, 2006
Friday, November 24, 2006
Wednesday, November 22, 2006
Quinteteros: richard
(Ricardo Romero, "Y la ciudad se llenó de fumadores", en el quinteto de la muerte, 05/10/06)
Tuesday, November 21, 2006
Quinteteros: el tigre
-Sí que le entendí, ¿por? -respondió Vals.
-¿No tiene otro traje?
-¿Qué tiene de malo éste? -retrucó.
-Primero y principal, que toda la semana lo tuvo puesto. Y la anterior también. De hecho, no sé si se lo sacó alguna vez desde que lo conocí. Segundo, ¡qué está viejo y sucio! Como quien lo usa. ¡Por lo menos podría haberse afeitado, Raúl!
-Gallo, yo no soy ni por asomo el que va a contraer enlace, ni siquiera un familiar o un invitado del novio o de la novia ¿para qué me quiere elegante?
-¡Pero, hombre! Por respeto y por una cuestión de aseo personal.
-Mire, a las ceremonias no pensamos asistir, y si el dato es verdadero, ni siquiera vamos a tener que ir a los festejos. Todavía estamos a tiempo de tener la entrevista en el bar.
-¿Y si tenemos que ir al casorio? Raúl, usted en verdad es meticuloso sólo con la profesión. ¡Vea un poco más allá de sus narices querido!
-¿Y qué se supone que puedo llegar a ver?
-¡¿Qué sé yo?! -se encogió de hombros Gallo.
-Vamos, sea específico ¿a dónde quiere llegar con esto? Usted amagó con sacar un tema.
Ruborizándose, el Subcomisario Gallo le preguntó: 'No cree que por ahí puede existir, aunque sea muy remota, la posibilidad de encontrar...'
-¿Encontrar qué?
-Encontrar el amor de su vida que lo está esperando en una fiesta de este tipo. ¡Ya está! ¡Lo dije! Prácticamente es un evento único, Raúl. Además no le parece que ya va siendo hora de que abandone la puñe... de que abandone los kinetoscopios.
Vals negó con la cabeza mordiéndose el labio inferior.
-Una interesante combinación para la fuerza resultó ser la suya Gallo: policía y celestino. Mi madre que está en el cielo le agradece, el relevo. Yo no.
-No se burle, Inspector. Mire que así es como se esquiva de forma involuntaria a la felicidad: colaborar un poco con el destino. Eso se llama atender a las probabilidades. Hay que estar pendiente de ellas.
Vals lo cortó en seco: '¿Usted está casado, señor Subcomisario?'.
-Sí. Hace más de veinte años -detalló con orgullo impostado.
-Entonces, usted es una persona mucho más que idónea para corroborar, o refutar, esta hipótesis que he realizado: se dice que cuando el hombre se casa, recién descubre el verdadero significado de la palabra felicidad. Pero ya es demasiado tarde... porque ya dejó de ser soltero.
El Subcomisario exhaló resignado: 'No hay nada que hacerle, Inspector Vals. Básicamente usted y sus deducciones me sacan de las casillas porque sabe ingeniárselas para tener la razón... como en este caso'.
Vals sonrió."
(Leonardo A. Oyola, "Siete & el Tigre Harapiento", Gárgola Ediciones, año 2005)
Monday, November 20, 2006
Quinteteros: el nene
En el laverap, cada tanto me encuentro con un tipo que monta un curioso espectáculo. Lleva su bolsa de ropa sucia y, en lugar de dejarla y partir de inmediato, como hago yo, encuentra excusas para abrir la bolsa y empezar a sacar prendas y mostrarlas, haciendo comentarios sobre la suciedad y las maneras de resolverla. Todos se incomodan allí, menos él. Es un modo de exhibicionismo muy sutil, casi encantador. Y exhibiendo, quitando el carácter secreto de sus secreciones, elimina la extorsión."
(Fragmento arbitrariamente escogido por superloyds del microrrelato "ropa sucia", de federico levín, publicado en el suplemento de cultura de perfil del domingo 12 de noviembre de 2006)
Friday, November 17, 2006
eyos i ió
tiene el culo de la ley
un turro en la caja quiere
hacerse un cincuentón
los pibes salen del colegio
a casa de mamá cada uno
aplastan sin futuro sus colillas
sin saber que van a matarse
el gomero el taxista
impacientes neófitos
putean por putear o
por taxistas gomeros
sale el riñón de la panza
los ojos inflados retienen
el líquido y las materias
de ese desconocido
la fiesta malcríada de los
jóvenes profesionales
se aleja en años trae
la evidencia careticida
ahí afuera yo festejo
y festejo no sé qué
tratando de entenderlos
a esos que me aplauden
Estos pibes la rompen
Mis amigos del quinteto de la muerte de nuevo dieron alto espectáculo. Esta vez me la perdí. No va a volver a pasar.
Thursday, November 16, 2006
Mi ahijada me regala poesía
Tuesday, November 14, 2006
Friday, November 10, 2006
Thursday, November 09, 2006
Sección ladris
Las cosas sencillas son las más extraordinarias y sólo los sabios consiguen verlas.
Uno siempre acaba haciendo nuevos amigos y no tiene necesidad de estar con ellos un día tras otro. Cuando la gente ve siempre las mismas personas acabamos haciendo que pasen a formar parte de nuestra vida. Y como forman parte de nuestra vida, pasan también a querer modificar nuestra vida. Si no actuamos tal como ellas esperan, se disgustan. Porque todas las personas tienen una idea exacta de cómo debemos vivir nuestra vida. Y nunca tienen idea de cómo deben vivir la suya propia.
En un momento determinado de nuestra existencia, perdemos el control de nuestra vida, y ella pasa a ser gobernada por el destino. Esta es la mayor mentira del mundo."
Adivina adivinador, ¿quién es el autor?
Wednesday, November 08, 2006
Tuesday, November 07, 2006
La realidad encañonada
(Fragmento del cuento "La víctima" arbitrariamente escogido por superloyds. El cuento forma parte del libro "Infierno grande", de Guillermo Martínez, año 1989, reeditado por Planeta en el año 2000)
Monday, November 06, 2006
Thursday, November 02, 2006
ellos i llo
pasa rozando todo
no mira a nadie
los malditos oficinistas
viajan a la costa
vuelven con sus chalets
reservados para el verano
sus secretarias no comen
se desmayan en el baño
leen libros huecos
cogen con sus jefes
los inmobiliarios regatean
arañan ridículas comisiones
se plantan se ofenden se mean
y las casas estallan en el aire
la banda fuma porro
en cualquier lado ya
los viejos caretas los suegros
todo les chupa un huevo
entonces yo idealizo
una península aproblemática
que nadie me llame ni haya
imagen donde poder dormir
Hoy al mediodía y de traje
Wednesday, November 01, 2006
Tuesday, October 31, 2006
El viejo y el amor
Ernest Hemingway
Monday, October 30, 2006
Respuestas dominicales
-Espero no escribir más. Pero escribir es una fatalidad. La vida no ha tenido otro sentido que lograr una expresión poética y he dejado lo que para otros es la vida más normal, en busca de ese sueño, de esa locura que es la poesía cuando la querés vivir en su totalidad. Por supuesto, nunca se logra, nunca se alcanza lo que uno quiere, es una presa que siempre se escapa. De todos modos, ha sido mi única motivación, el único impulso, que me ha llevado. No concibo separar la vida de la poesía, ése es en realidad el sentido profundo del surrealismo: identificar en un solo término la poesía, el amor y la libertad.
(de la entrevista realizada por lía rosa gálvez al escritor enrique molina en noviembre de 1993, publicada en el suplemento de cultura de la nación, ayer domingo 29 de octubre de 2006)
-¿Qué necesita una buena historia para convertirse en una buena historia?
-Si supiera esa respuesta, no te la diría. Me dedicaría, eso sí, a volverme rico. Todo lo que uno puede hacer es tener la esperanza de que lo que escribe va a funcionar.
(de la entrevista realizada por juan terranova al novelista británico tibor fischer, publicada en el suplemento de cultura de Perfil, ayer domingo 29 de octubre de 2006)
Thursday, October 26, 2006
Granja de rehabilitación la agustina
Friday, October 20, 2006
Wednesday, October 18, 2006
Tuesday, October 17, 2006
Aniversario
Saturday, October 14, 2006
Friday, October 13, 2006
Hacía mucho tiempo
Thursday, October 12, 2006
Gracias totales: anoche me volví mudo
Wednesday, October 11, 2006
eios y ió
profetiza derrumbes y pobre reventa
el turco desmiente los malos augurios
resalta auges constructivos y accesos
guiña los ojos sin darse cuenta
la flaquísima primogénita conoce
las dos cosas a la vez y una
no le gusta porque maneja
otro nivel de proyección
el rubio me reprocha
que me cague en la sangre
nos medicamos mutuamente y
de pronto estamos más cerca
la farmacéutica enferma me tose
la cara contagiosa de la chiquita
las putas flemas la fiebre
al final yo no me enfiesto con nadie
me despierto en otra casa
nueva que no es mía
camino por calles verdes
compro facturas y diarios que no leo
tu abuelo el vecino se aparece
en la vereda del cementerio
me pregunta cómo estás y
si el barrio me parece tranquilo
Monday, October 09, 2006
Sunday, October 08, 2006
I had a dream
(Hierro 3)
A dream you dream alone is only a dream. A dream you dream together is reality.
(John Lennon)
Friday, October 06, 2006
Lo que te gustaría hacer
-Mmmm. No sé si te va a resultar muy interesante.
-Dale. No te preocupes por eso. Vos largá el rollo.
-¿Lo que más me gustaría? Bueno. Ya que estamos en el tema. Pero te aviso que no va a parecer apasionante, precisamente. En fin, qué más da. Lo que más me gustaría es contar una buena historia de amor. Una historia maravillosa, con final feliz, que no pretenda en ningún momento hacer sentir a nadie más inteligente de lo que es. Perfectamente sentimental, perfectamente meliflua. Una historia que consiga hacerme creer que todo es posible, no sólo la vida sino el imposible romance del perfecto amor, con música de violines y todo.
(Pausa. El techo y las paredes recuperan, digamos, su hipnótico atractivo para los dos interlocutores.)
-Qué es meliflua.
-No tengo la menor idea.
-Ah. (Otra pausa.) Bueno; seguí.
-El problema es que una historia así suena trivial, facilonga, cuando te la cuentan o cuando la contás. Porque si nos pasa algo así, o le pasa a alguien que conocemos, preferimos pensar que lo maravilloso se va a convertir tarde o temprano en algo real, pedestre, con su cuota de aburrimiento y fracaso. Y si no se convierte en eso, va a volverse dramático y cruel. ¿Por qué? ¿Para que podamos resistirlo? Yo creo que cada vez que nos toca nuestra ínfima ración de amor y belleza en esta vida, hacemos lo posible para que se combine con torpor y opacidad; la preferimos mezquinamente reducida. No resistimos la pureza de lo bello ni del amor. Nos aterra.
-Nos cansa, claro.
-¿Eh?
-Nos aburre.
-Nos aterra, dije.
-Esta bien. Dale.
(¿Vale la pena seguir? ¿Uno habla para el interlocutor o para sí mismo?)
-Un tipo que se llamaba Montherlant dijo que en los libros la felicidad se escribe en blanco: no se ve. Y, si se ve, es porque no es auténtica. Pero imaginate alguien que, donde los demás ven solamente tinta blanca sobre papel blanco, ve otra cosa.
-Era tinta invisible. Un mensaje secreto.
-Secreto, sí. (¿Qué otra cosa decir?)
-Qué más. Dale.
-Nada. Supongo que solamente un desconocido puede contarte una historia así. Solamente a un desconocido podés contarle una historia así. En fin.
-¿Eso es lo que más te gustaría hacer?
-Sí.
-Mirá vos. Sos raro, ¿eh?
-Te avisé que no iba a parecer muy apasionante que digamos.
-Yo podría contarte una historia. Pero es bastante deprimente, en realidad.
-¿Por qué, ya tiene final?
-Buena pregunta. Buena pregunta, carajo. Pasame la botella.
-¿Cambiamos de tema otra vez?
-Sos increíblemente receptivo. Te felicito.
-Y vos sos bastante sorete, si me permitís decirlo.
-Jo, jo, jo. Es cierto. Nos vamos conociendo. Así es como debería conocerse la gente, ¿no?
-¿En un baño? ¿Dura de cocaína? ¿Hablando al pedo?
-Confesando lo que nunca confiesa.
-Opa, opa. O sea que llegó el momento de las confesiones. De las tuyas, digo, porque yo ya hice la mía.
-Qué querés que confiese.
-Hace un rato mencionaste a una Daniela, ¿no?
-¿Y?
-Soy todo oídos.
-Yo no hablaba de eso cuando dije confesar lo que nunca se confiesa.
-De qué hablabas, entonces.
-De las cosas que me gustaría o me hubiera gustado hacer, por ejemplo. Lo que vos contaste era nada más que eso.
-Nada más que eso, no me digas.
-Sí te digo. ¿Te interesa? Porque no tengo drama en no contártelo, si no te interesa.
-Sí, me interesa.
-Bueno. Son varias. Ahí van. El orden no importa. Me hubiera gustado tocar como Clapton. No, no tanto; como Ariel Rot, en todo caso. De guitarrista invitado, unos cuantos conciertos al año, no muchos. Con una Stratocaster vieja y despintada, en un costado del escenario.
-Qué más.
-Dar el pase del único gol en un partido épico y memorable de fútbol. Tener un tatuaje muy raro. Haber sido un resignado y galante one-night-stand de Juliette Binoche, en Praga, o en París. ¿Sabés qué es un one-night-stand?
-Sí. Dale.
-Pero suena mejor en inglés, ¿no? No sé si mejor o más preciso, más completo, más digno dentro de lo casual. Fumar Gauloises amarillos, sin la menor impostura. Ser más alto, o más flaco, pero no las dos cosas a la vez.
-Ésa es buena.
-Confiar absolutamente en mí mismo en una pelea callejera. Tener carisma. Haber nacido el 29 de febrero de un año bisiesto. Soportar casi cualquier dolor físico. Tener un Porsche descapotable, de color verde oscuro.
-Ajá. Llegó el momento de hablar de dinero.
-¿Quién estaba hablando de dinero? Estoy hablando de actitudes. No hay nada más aburrido que hablar de dinero, salvo para la gente que nunca lo tuvo ni lo va a tener.
-Conmovedora conciencia social, la tuya. Qué más.
-No sé. Se me fueron las ganas de pensar.
-Quedan un par de líneas, todavía. Servíte.
-Ufff. Por dónde íbamos.
-Tus confesiones. Llegaste al Porsche verde y se te fueron las ganas de pensar.
-Fin de la lista. En serio: si llegué al Porsche es que las dije todas."
(Fragmento del cuento "El borde peligroso de las cosas" arbitrariamente escogido por superloyds. El cuento forma parte del libro "Nadar de noche", de Juan Forn, año 1991, reeditado por Alfaguara en el año 2002)
Thursday, October 05, 2006
Wednesday, October 04, 2006
Leído en el teatro under un sábado a la noche
El conocimiento te hace pensar.
Cuando pensás podés elegir.
Cuando elegís sos libre.
Saturday, September 30, 2006
Friday, September 29, 2006
La ri(di(et)culez
(Fragmento escogido por superloyds de la columna "Puerto Libre", por Orlando Barone, suplemento enfoques de la nación del domingo 24 de septiembre de 2006)
Thursday, September 28, 2006
Cambio de planes
Wednesday, September 27, 2006
Tuesday, September 26, 2006
Todo en su lugar
eyos y llo
se le salen las arrugas la vejez
no se adelgaza no es diet
la enana filosofa profundo
viaja de querida en hilo dental
habla de foucault y toma
cerveza en el piso de pinotea
la leguleya embarazada
se caga en todos los códigos
deriva billetes ajenos y se casa
con un juez amigo
el borracho grita no sé tomar
los amigos fuera del fogón
el show de caju y el calor sólo
para los invitados de la novia
los poetas súbitamente enamorados
se toquetean en las terrazas
los cruces los llantos los carteles
la casa que se cae a pedazos
entretanto yo tomo fernet
sueño con un hermano muerto
la boca seca me suena
temblorosa y al final dos manos
tardías no me aplauden
Friday, September 22, 2006
Bienvenidos
Thursday, September 21, 2006
Wednesday, September 20, 2006
Es hora de recuperar la magia del cine
Con tomas así de largas, digamos, ya estabas haciendo algo diferente, algo como me mostraban esas películas tan sofisticadas que podía ver todos los viernes a la noche en La Manzana de las Luces. Allí se había instalado un cineclub, bah, unas sillas y un proyector de 16 mm. que pasaba lo que parecía estar cambiando el futuro del cine: Wenders y 'Movimiento falso', Fassbinder y ´La angustia corroe el alma'.
Lo primero que a uno le impactaba de este tipo de cine es que había momentos, perdón por la simpleza, que parecía no pasar nada. La antítesis del continuado en el cine Unión y los sábados de super acción. Esto era lo que uno tenía que hacer si quería ser un director de vanguardia, lo sano y más práctico: tomas a fondo de rollo.
Dejar simplemente que las cosas pasaran frente al lente o, mejor dicho, 'captar los acontecimientos desde una nueva sensibilidad'.
Así, de esta forma no tan compleja, uno podía adquirir sin demasiada transpiración una personalidad interesante. Una especie de pasaporte fosforescente que te destacaba del resto de los simples mortales que disfrutaban como chanchos con 'Río Rojo', 'Fuerte apache', 'Cantando bajo la lluvia', 'Fiebre de sábado por la noche' y toda esa serie interminable de bobadas complacientes fabricadas para las masas que se resistían malcriadas a sufrir frente a la pantalla.
Van pasando las décadas y cambian las modas, pero la constante es que con dos o tres truquitos estilísticos, si algún charlatán en una escuela te ayuda a detectarlos, uno se puede convertir automáticamente en el hoy del cine y engrupir a novias y críticos. No hay riesgo y si se te va la mano decís que es un homenaje.
Una vez sentado en el lomo de la correcta atmósfera que la moda sugiere, podés darte el lujo hasta de mear de un chorro a Hawks, Wyler, Wilder y, por qué no, a la nouvelle vague.
Esto se fue haciendo descaradamente evidente y llegó a su máxima expresión con el chiste que Lars Von Trier les jugó a todos con el Dogma.
¿Y ahora? ¿Dónde estamos ahora? ¿Es ésta una nueva era? ¿Se habrá vencido finalmente al virus de tanta autoconciencia?
Sería fantástico que el cine de ficción vuelva a entender para qué sirve. Que vuelva a simplemente querer contar bien historias interesantes (como si esto fuera poco). Dejemos al arte dramático del cine un poco en paz de política y de modas.
Hagamos cine para unir a la gente, no para separarla por pensar distinto, no para excluirla porque narramos como eunucos snobs, no para mirarla de costado porque genuinamente no entienden, y sobre todo, dejemos de echarles la culpa por esto. La culpa es de los que hacemos cine. No nos olvidemos que los tenemos ilusionados sentados a oscuras."
(Columna de opinión de alejandro agresti, publicada en espectáculos de la nación del domingo 27 de agosto de 2006)
Baileys, sin hielo
-Es curioso. Estoy de acuerdo y no me lo habían dicho antes. Aunque a veces trato de escribir como si estuviera hablando. Procuro reproducir en la escritura el habla natural, lo que se oye en las calles. No me gustan los libros que son culteranos, los que se distancian de la realidad. Aquéllos en los que el escritor, de contrabando, trata de hacer notar lo inteligente o lo erudito que es empequeñeciendo al lector, diciéndole "Mira cuánto sé, mira cuánto ignoras. Aprende de mí". Ese tipo de escritores no me gustan. Creo que los mejores escritores son aquellos que no se hacen notar, que son más simples. Como los árbitros de fútbol... Es una comparación muy tonta pero siempre pensé, y a mí me encanta el fútbol, que el mejor árbitro es aquel que no detiene mucho el juego, que no tiene un afán de protagonismo. Aquel que entiende que la gente no ha pagado para verlo a él sino para disfrutar del fútbol. Los buenos escritores deben esconderse y dejar que la historia tenga poder hipnótico sobre el lector.
-Pero su último libro es muy autorreferencial, está escrito en primera persona.
-Hablo del estilo, no de volcar en la literatura pedazos de la copia de uno, aunque eso es algo que está muy marcado en mi novela y supongo que cambiará. Siempre escribo en mis novelas cosas que viví o cosas que no pude vivir y para migrar esa frustración intento vivirlas en la literatura.
-Se extravía tanto en la escritura como se extravía en la vida?
-Ahora me extravío más en la literatura de lo que me pierdo en la vida. Creo que en la vida soy más conservador, en cambio en la literatura me permito algunas aventuras, algunos desenfrenos o algunas desmesuras que ya no me permito en la vida.
-¿Qué es usted? ¿O qué considera que es?
-Soy un tonto ante todo, probadamente, genéticamente.
-¿Genéticamente?
-Se nace inteligente o se nace tonto. Nadie elige las neuronas que tiene.
-Jaime, es determinista. Nadie, ni usted, cree eso.
-Yo sí. Además creo que es una gran liberación asumirse tonto. Te diré más: creo que los escritores somos mucho más tontos de lo que pensamos. Los escritores somos niños, tremendamente vanidosos, narcisistas, caprichosos. Somos unas prima donna. Fijate cómo se pelean. No hay cosa más atroz que un congreso de escritores. Todos se odian, se detestan, se clavan puñales, se pelean, nunca perdonan una mala crítica, detestan el éxito ajeno. Siempre que otro triunfa, es triunfo les correspondía a ellos. Seguramente, eso no pasa en un congreso de dentistas o de ingenieros o de futbolistas.
-¿Le parece una característica de todos los escritores?
-Creo que la mayor parte somos muy egocéntricos. Estamos demasiado pendientes de una buena o mala crítica. La opinión del otro nos importa mucho. Mi experiencia es que un escritor raramente perdona una mala crítica. Es infrecuente que consiga separar su obra de su persona. Por ejemplo, si alguien le dice que su novela es una mierda, es imposible que ese escritor le diga: "Bueno, está bien, es tu punto de vista, vamos a tomar una copa". De inmediato, esa persona se convierte en un enemigo, peor si es otro escritor, no lo perdonamos nunca. Los escritores nos creemos muy inteligentes pero no actuamos con inteligencia.
-En la revista Veintitrés le dedicó una doble página a su estufa eléctrica portátil...
-Es una anécdota rigurosamente cierta. Soy muy friolento. Y luego de levantarme no hago nada. En realidad, leer y escribir son verbos casi sinónimos de vagar o divagar. Yo soy un vago, de hecho todos los escritores lo somos. Yo no conozco a ningún escritor que se dedique al trabajo. Somos todos grandes haraganes y nos hemos inventado este oficio para no salir de casa, para no tener que ir a una oficina y soportar a un jefe. Es una manera fantástica de no hacer nada, de tener una vida sedentaria, cómoda y, con suerte, se gana dinero.
-¿Se sienta y escribe o no siempre sale?
-¡Nunca me sale!
-¿Y se queda sentado igual?
-Cuando no me sale me paro y camino. Salgo al jardín, a la terraza, camino, hablo conmigo mismo hasta que encuentro algo. Pero escribir siempre es una agonía, más en estos tiempos en los que hay tantas formas de distracción: internet, el chat, el celular, el teléfono, las series de televisión. Siempre hay mil razones para no escribir porque nadie te obliga a hacerlo. No hay jefe. No hay nada.
-¿Se siente mal cuando pasa el tiempo y no escribe?
-Ah, sí, sí. No me lo perdono. Soy muy culposo. Y cuando no escribo siento que soy un vago imperdonable. En cambio, cuando escribo, siento que soy un vago feliz. Y esas horas que he dedicado a escribir, al margen de que lo que haya hecho tenga algún valor, ya completan el día. Cuando escribo me siento bien, con derecho a seguir tonteando.
(de la entrevista a jaime baily publicada en la revista playboy argentina, en el número 05 de mayo de 2006)
Tuesday, September 19, 2006
Monday, September 18, 2006
ellos y yo
las carteras no están más
solas
nos la mandan a guardar
los performers están locos:
uno es un bodrio
el otro es bizarro pero
al menos hace gracia
el rubio se queda dormido
en todas partes
nuestro arquero da rebote
en la última jugada
el cumpleañero me lima la gorra
con su tributo a jimi hendrix
los delanteros
no le hacen un gol a nadie
los gorditos caretas
pagan en dólares
tienen hijos y hablan
de carreras empresariales
mientras yo
me enamoro de una casa
recorro el barrio de moda
diagramo un cuento impublicable
Friday, September 15, 2006
En guardia: hay un enano en el jardín
No necesito ningún nuevo accesorio para la casa, me gusta así como está: paredes de un amarillo muy claro, persianas y puertas de madera, árboles, canteros, flores, ningún enano. Así que trato de levantarlo, pero es tan pesado -debe ser de cemento macizo- que al segundo intento decido tomarlo por la cabeza, es decir por el ridículo gorrito que llevan todos los enanos de jardín, y arrastrarlo hasta el muelle.
Al volver la vista descubro el surco que el paso de la estatua dejó marcado en el césped. Con gran esfuerzo cargo al enano en la lancha, me subo y me dirijo a la casa de Osvaldo, rodeada de perros que ladran, se acercan, me huelen y amenazan con morderme. Por suerte sale a mi encuentro su mujer, que muestra las encías para decir que el marido estuvo toda la semana trabajando en la Capital, que todavía no volvió pero que puede llegar de un momento a otro. Le pregunto si sabe algo del enano pero pregunta ¿qué enano? Ese que está ahí, digo y señalo la lancha. Ella se acerca para verlo mejor. Qué bonito, ¿es suyo?, dice y entiendo que es inútil hablar con ella, así que vuelvo a subir a la lancha perseguido por los perros que no dejan de ladrar.
De pie en la proa, el enano contempla el horizonte con ojos de cemento.
Al llegar a casa amarro la lancha al muelle, bajo la estatua y vuelvo a arrastrarla por el surco que, desde hace un rato y hasta que vuelva a crecer el césped, arruina un jardín que antes era perfecto.
La isla es el único lugar en el que puedo relajarme. No debería tener estos sobresaltos, mucho menos por una razón tan estúpida y tan pequeña. ¿De qué te reís?, le pregunto al enano pero me doy cuenta de que estoy demasiado alterado, que debería tranquilizarme. Me siento en el suelo, delante de él. Me detengo a observarlo: botas oscuras, pantalón verde, camisa roja, sombrero amarillo. ¿Quién te enseñó a combinar los colores? Lo único que falta es que me conteste. Mejor destapo una cerveza y me olvido de todo.
Voy a la cocina y busco una lata bien fría. Acomodo la poca ropa que traje, reviso la alacena: de hambre no voy a morir. Agarro un libro y me siento en el sillón de mimbre que hay debajo del alero del frente de la casa, a unos metros del río, del muelle, de la costa, del jardín y del maldito enano.
Pero ¿cómo abandonarme a la lectura si no puedo dejar de pensar en él? Me conozco: las estupideces pueden captar toda mi atención, así que me incorporo, me acerco al enano y vuelvo a arrastrarlo hasta el muelle. Pienso en tirarlo al agua pero por alguna razón que desconozco no me animo, entonces lo escondo debajo de la ligustrina, para no tener que verlo.
Vuelvo al sillón, bebo un trago de cerveza y trato de leer.
Quince minutos más tarde estoy cargando otra vez al enano, lo arrastro hasta el jardín y vuelvo a pararlo donde lo encontré. Si a Laly le gusta puedo dejarlo acá para que juegue con él cada vez que venga. ¿Cómo puede ser que mi hija todavía no conozca esta casa?...
Comienzo a caminar en dirección al muelle pero me detengo frente al enano. Su sonrisa me altera. Apoyo una mano sobre el sombrero de cemento que cubre su cabeza de cemento y lo empujo con fuerza hacia atrás para que caiga de espaldas al suelo. Así está mejor...
¿Y esto?, pregunta Lola al ver la estatua tendida en el suelo. Le digo que no sé, que alguien lo dejó acá por equivocación. Debe ser un regalo, dice, como si regalar enanos de jardín fuera lo más normal del mundo. Cuando se inclina para levantarla, recuerdo el esfuerzo que tuve que hacer para cargarla hasta el muelle. Observo sus movimientos sin decir una palabra. Unos segundos más tarde descubro dos cosas: a) que mi silencio tiene como único fin comprobar la superioridad física del género masculino sobre el femenino, y b) que Lola tiene mucha más fuerza de la que yo imaginaba...
Pero cuando estoy a punto de incorporarme, escucho el motor de una lancha que se acerca: el ruido contrasta con la poca velocidad que desarrolla. Al llegar, Osvaldo se quita la gorra -una gorra con visera en la que se pueden ver las iniciales NY-, me saluda y amarra la lancha al muelle.
Me dijo mi mujer que me andaba buscando, dice, ¿necesita algo? No, contesto, quería saber si el enano era suyo. ¿Quién? El enano. ¿Qué enano? Venga, digo y acompaño el pedido con un gesto de mi mano derecha. Con una agilidad de la que no lo creía capaz, Osvaldo salta de la lancha al muelle y me sigue a través del jardín.
Ese que está ahí, digo señalando al enano. Osvaldo lo mira con curiosidad, por un momento entrecierra los ojos hasta que al fin todos los músculos de su rostro se contraen en una mueca de interés. ¿Dónde lo compró?, pregunta. Sus ojos van del enano a mí y de mí al enano, como si nos estuviera comparando. ¿No le digo que lo dejaron acá?, pensé que era suyo. Yo no sé nada, se lo deben haber dejado de regalo, dice. ¿Cómo? Además yo no compro enanos chinos, porque este enano es chino, dice. No lo parece, digo y Osvaldo se acerca a la estatua, la observa con detenimiento y dice: ¿no ve que tiene la bandera china en la parte de atrás del gorrito?
Me acerco al enano para ver que Osvaldo tiene razón. Tiene razón, Osvaldo, le digo y él vuelve a señalar la bandera. Dice: la pintan chiquita para que la gente no se dé cuenta, pero a la noche brilla tanto que se puede ver desde lejos. Orgulloso por sus conocimientos sobre los enanos de jardín, Osvaldo enciende un cigarrillo y pregunta si necesito algo más.
Lo acompaño hasta el muelle. Desde la lancha me grita: si no lo quiere no lo tire al agua porque trae mala suerte. Estoy seguro de que está mintiendo, pero tampoco me interesa que mi suerte empeore, si eso es posible. La lancha se aleja pero el eco del motor continúa durante unos segundos. En el cielo despejado y azul pueden verse las primeras estrellas."
(Fragmentos arbitrariamente escogidos por superloyds del cuento "un lugar más alejado", de alejandro parisi. El cuento forma parte de la antología "la joven guardia", editada por grupo editorial norma en el año 2005, con selección y prólogo de maximiliano tomas)
Thursday, September 14, 2006
Wednesday, September 13, 2006
En guardia: in progress
(Fragmento arbitrariamente escogido por superloyds del cuento "diez minutos", de hernán arias. El cuento forma parte de la antología "la joven guardia", editada por grupo editorial norma en el año 2005, con selección y prólogo de maximiliano tomas)
Tuesday, September 12, 2006
Monday, September 11, 2006
En guardia: de los cuernos y de la muerte...
Era evidente: ella podía tolerar a un amante de su clase, que privilegiaba por sobre todo las privaciones, sólo recurriendo a otros hombres, a la infidelidad, o peor aún, a la traición al amor. ¿Para qué lo soportaría sino para disfrutar mejor del engaño y la promiscuidad, recibir dinero prestado, hacer favores a amigos de amigos y alimentar, con una culpa mínima, el escuálido amor tendido entre ellos...? Debía someterla a un interrogatorio. Antes le diría que no le incomodaban los engaños, en toda relación los había y en el verdadero amor no cabían castigos para ese tipo de malentendidos; lo importante era, llegado el momento, tener el coraje de confesarlos y abarcar al otro en la expiación gradual del dolor. No, en realidad debía llegar a saberlo sin preguntar, obligarla a la confesión confundiéndola con gestos de amor, elaborar paso a paso una culpa momificante. Un regalo. Sí. Un regalo era la primera prueba para descifrar su infidelidad. En caso de sorprenderse, creerse indigna, todo estaría claro y él debería proseguir con muestras de generosidad hasta que la culpa le impidiera hablar, mirar, y no resistiera más el momento de la confesión, el estallido... Entonces, sí, él estaría a sus anchas, procedería sin esfuerzo, como si ejecutara una sentencia, y podría decidir con una palabra, con una mueca, el futuro del amor. Podría reducirla a la servidumbre o pergeñar una forma provechosa de abandono."
(Fragmento arbitrariamente escogido por superloyds del cuento "otra mujer", de oliverio coelho. El cuento forma parte de la antología "la joven guardia", editada por grupo editorial norma en el año 2005, con selección y prólogo de maximiliano tomas)
Friday, September 08, 2006
En guardia: ¿te cave?
Con un sentimiento de fatalidad busqué posibles huellas hacia el agua, por si acaso había seguido mi sugerencia, pero no encontré nada y entonces decidí volver. Revisé el pozo y los alrededores. En la casa, recorrí las habitaciones con desconfianza. Me detuve en los descansos de la escalera, lo llamé en voz alta desde los pasillos, algo avergonzado. Más tarde salí. Caminé hasta el pozo, me asomé y lo llamé otra vez. No se veía nada. Me acosté boca abajo en el suelo, metí la mano y tanteé las paredes: se trataba de un trabajo prolijo, de aproximadamente un metro de diámetro, que se hundía hacia el centro de la tierra. Pensé en la posibilidad de meterme, pero enseguida la deseché. Cuando apoyé una mano para levantarme, los bordes se quebraron. Me aferré a los pastizales y, paralizado, oí el ruido de la tierra cayendo en la oscuridad. Mis rodillas resbalaron en el borde y vi cómo la boca del pozo se desmoronaba y se perdía en su interior. Me puse de pie y observé el desastre. Miré con miedo a mi alrededor, pero el cavador no se veía por ningún lado. Entonces se me ocurrió que podría arreglar los bordes con un poco de tierra húmeda, aunque necesitaría una pala y algo de agua.
Volví a la casa. Abrí los placares, revisé dos cuartos traseros a los que entraba por primera vez, busqué en el lavadero. Al fin, en una caja junto a otras herramientas viejas, encontré una pala de jardinería. Era pequeña, pero servía para empezar. Cuando salí de la casa, me encontré frente a frente con el cavador. Escondí la pala detrás de mi cuerpo.
-Lo estaba buscando, don. Tenemos un problema.
Por primera vez, el cavador me miraba con desconfianza.
-Diga -dije.
-Alguien más ha estado cavando.
-¿Alguien más? ¿Está seguro?
-Conozco el trabajo. Alguien ha estado cavando.
-¿Y usted dónde estaba?
-Afilaba la pala.
-Bueno -dije, tratando de ser terminante-, usted cave cuanto pueda y no vuelva a dispersarse. Yo vigilo los alrededores.
Vaciló. Se alejó unos pasos pero al fin se detuvo y se volvió hacia mí. Distraído, yo había dejado caer mi brazo y la pala colgaba junto a mis piernas.
-¿Va a cavar, don? -me miró.
Instintivamente oculté la pala. Él parecía no reconocer en mí al hombre que yo había sido para él hasta un momento antes.
-¿Va a cavar? -insistió.
-Lo ayudo. Usted cava un rato y yo sigo cuando se cansa.
El cavador levantó la pala y volvió a clavarla en la tierra.
-El pozo es suyo -dijo-, usted no puede cavar."
(Fragmento arbitrariamente escogido por superloyds del cuento "el cavador", de samantha schweblin. El cuento forma parte de la antología "la joven guardia", editada por grupo editorial norma en el año 2005, con selección y prólogo de maximiliano tomas)
Wednesday, September 06, 2006
Alborotos, marchas y pataleos
Pero todos somos militantes: hasta los que militan en la nada. O los que dicen que no militan sino que se quedan en casa y no se ocupan de política. La neutralidad es también una ideología. Y la indiferencia, una posición activa. Y los santuarios son homenajes furiosos contenidos, porque los 'santuaristas' saben que se puede hacer catarsis con una flor pero no con una horca.
Cada uno marcha y grita en pos de algo aunque se quede quieto o aunque haga silencio y tapie las ventanas de su casa. Este es un tiempo social de entrecruzamientos y cruces, de pulsiones y de reclamos. Reclaman hasta los que están atiborrados porque su ingesta se ha habituado a atiborrarse y a un miligramo menos de bocado lo consideran un ayuno inmerecido. Reclaman los que reclaman por la inercia antropológica del abandono perpetuo y creen ver un insterticio. Reclaman los que no reclaman porque el reclamo les interrumpe el tránsito.
Hay una calentura democrática que algunos ven con miedo en vez de ver con curiosidad apasionada, con desprejuicio partidario y con libertad de credo y de descreimiento."
(Fragmento escogido por superloyds de la columna "Puerto Libre", por Orlando Barone, suplemento enfoques de la nación del domingo 27 de agosto de 2006)