Wednesday, January 31, 2007

Últimas imágenes de ba

Empezaron el viernes pasado. Un pibe de la sastrería se fue de vacaciones: "cuidate nene, europa tiene sus cosas". El sábado, mega cumpleaños, dos corderos, alcohol a granel y otras sustancias. Los amigos que te empiezan a mirar de otra manera, con esa cara borracha como de que pronto vamos a estar lejos. La madder, medio en broma, medio en serio, me quiebra la voz, me dice que me va a extrañar y me cuenta que pequeño oko le dijo que andaba un poco "nostálgico". Primogénita, con el inmenso amor de siempre, me prepara mi torta favorita y me arma un video con los cuatro solcitos (dalma, nerea, giannina y dinorah) cantándome una canción de despedida. Las mismas pendejas que me entregan cartitas, dibujos, mimos, todo, y a la vez me sacan alguna disimulada lágrima de emoción. Los muchachos que me graban un demo con un tema que escribí hace un tiempo. El rubio que me llama a toda hora queriendo saber cuándo nos juntamos y si quiero que me lleve al aeropuerto. Los amigos del quinteto, anoche, tomando una cerveza atrás de otra y brindando por mi viaje y por un gran año para todos. Los pibes de la sastrería, organizando almuerzos y más almuerzos de despedida. Hasta aquél que está enojado me mira a los ojos y deja entrever un atisbo de cariño. Gente que llama, que me quiere ver, juntarse, comer, despedirme, almorzar, abrazarnos. Gente que me quiere bien y me hace sentir querido. La petisa, ayudando en todo lo que puede, con un poco de miedo pero firme, acompañándome. Ojalá se anime, ojalá venga conmigo. Y mi pie izquierdo, cada vez más cerca, y más, de patear el tablero.

Monday, January 29, 2007

Defendiendo al gordo

Desacralizar la literatura.
"De Osvaldo Soriano aprendí a desacralizar la literatura, a quitarle esa fatuidad que padecen tantos escritores; frente a lo sagrado no existe otra alternativa que arrodillarse y rendir pleitesía. Soriano me enseñó que una buena novela no se sustenta en la propia existencia del autor, sino en una historia fuerte, un argumento sólido que evite los espantajos del psicologismo y la autorreferencia. Me hizo ver, además, que escribir es un oficio, acaso uno de los más nobles oficios, y que poder vivir de la literatura no es un hecho vergonzante, sino un derecho al que todos los autores deberían aspirar. Durante estos años he conocido a muchos mercenarios que, por monedas, venden sus convicciones en distintos medios, pero se escudan en la pureza de la literatura: son escritores. Para ellos la literatura no se negocia. Todo lo demás sí. Muchos de los críticos y colegas que desollaron vivo a Osvaldo Soriano hoy se rasgan las vestiduras vindicando, post mórtem, su figura; pero claro, la piel duele, la ropa se cambia."

Federico Andahazi


Entre gatos y medianoche.

"Soriano fue 'popular', lo que le valió el desprecio de mínimos y masturbatorios círculos académicos, y una constante pelea contra la pequeñez. Uno de los cinco autores de ficción más vendidos en Italia era puesto una y otra vez a prueba en los miserables círculos de la crítica argentina, incapaces de reconocer a un escritor aunque les respire en la cara."

Jorge Lanata


(ambas opiniones fueron publicadas en el suplemento de cultura de perfil del domingo 21 de enero de 2007, con motivo de los diez años de la muerte de osvaldo soriano)

Friday, January 26, 2007

Epopeya neuquina (IX): 64 personas, más de diez afuera y nosotros, más o menos

La noche de año nuevo en neuquén, que también fue la noche siguiente a los villancicos brutales, el tigre oyola nos regaló estas hermosas palabras:

Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; son las que se reunieron la noche de anoche, la noche anterior al fin de año 2006 para celebrar nuestros villancicos brutales.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; había en el Arpillera Cultural -de la siempre sonriente Diana- cuando el Arpillera Cultural, de ese sábado 30, fue nuestro.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; es la cifra de una utopía coqueteando con la realidad, es el número del sueño de un poeta neuquino que jugó a la quiniela, y salió primero.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; es lo que mide el abrazo, el cariño sincero, entre dos escritores, que –más allá de geografías- se reconocieron como seres de una misma especie.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; es con lo que se paga un laburo en el que se puso todo para sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; no sé si decir que es lo que amortizamos por cada cosa que dejamos de hacer, que dejamos de lado, que nos perdemos, cuando nos ponemos a escribir.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; valen ese verso de “Magia/Veneno”, porque el recital de los villancicos brutales es ver lo que se pedía, lo que podemos y lo que se queda en intento.
Y sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; fue lograr que lo que escribimos se corporice a través de sus propios autores y que trascendiera nuestra intimidad, nuestro circuito, fue abrir el círculo.
Sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos; es lo que les deseo, es lo que nos deseo para el próximo año y los que vendrán. Eso, y que cada uno siga atendiendo su juego. Que sentemos el culo y sigamos escribiendo.
Para después, salir a la arena, pisando fuerte, orgullosos de lo nuestro, para mostrarlo, para compartirlo, para hechizar, a un número que desde ahora siempre va a ser el de sesenta y cuatro personas, más de diez afuera, y nosotros, más o menos.

Este domingo

Thursday, January 25, 2007

Un hijo en la morgue

"Mi marido fue a la morgue y miró el cuerpo. Yo le di, doblada, la ropa con que debía vestirlo. Le di su jean nuevo y una remera blanca, todo limpio, doblado, planchado. Las saqué yo misma de un cajón. Él fue y se paró frente a una mesa de acero inoxidable y miró el cuerpo desnudo de nuestro hijo. Me lo contó una noche, una madrugada, en la mitad de la noche. '¿Cómo era?' le pregunté. Y él me contó cómo era el cuerpo de mi hijo, porque él lo había visto, parado junto a una mesa de acero inoxidable, en la morgue: vio la mata de pelo negro que le rodeaba el sexo, convertido, al fin de veintitrés años, en el sexo de un hombre; vio las bolsas pálidas que eran sus testículos -porque Francisco era hombre y tenía testículos-, vio el pecho franco y la faja de pelos subiendo hasta el ombligo, como una ría y después abriéndose y ramificándose sobre el pecho de mi hijo; vio las manos bonitas, bruscas, de hombre, de mi hijo; vio un hombro, salido, partido, desfigurando la perfecta simetría del cuerpo de mi hijo; vio un pie, laxo, caído, como si fuera un guante sin nada adentro; vio las uñas de ese pie; vio la herida que partía la frente de mi hijo muerto. No le importó, entonces, que ese hombre gris que lo había guiado entre mesas de acero inoxidable lo mirara llorar y acariciar las piernas de hombre, el pecho de hombre, los brazos de hombre, el sexo de hombre de nuestro hijo muerto. Y al posar la mano sobre una de las piernas, sintió los vellos ríspidos pero suaves que cedieron, cálidos y él mismo -me lo dijo- hubiera jurado que la piel de la cual surgían todavía era una piel viva. Pero no, era fría y tensa, porque nuestro hijo estaba muerto."


(Fragmento del cuento "Francisco muerto, suicidado" arbitrariamente escogido por superloyds. El cuento forma parte del libro 00, de Federico Falco, publicado por Alción Editora en el año 2004)

Wednesday, January 24, 2007

Terra se pone fetichista

"-¿A qué le sacaste fotos?
-Una cosa de lo más rara.
-Sí, un bautismo no era seguro.
-Un brasileño descubrió que se calentaba con... Adiviná.
-La lista puede ser larguísima, pibe.
-Tenemos tiempo.
-A ver... Qué sé yo. ¿Un brasuka?
-Sí.
-¿De dónde?
-No sé.
-Ponéle que sea de San Pablo.
-Ponéle.
-¿Con la camiseta de la selección argentina?
-Eso sí sería perverso.
-Dale, decíme.
-El tipo descubrió que le calentaban las plantas de plástico.
-Ah, esa sí que es nueva.
-Las plantas artificiales de los pasillos que no tienen luz.
-Qué enfermo de mierda.
-No, pará...
-¿Y qué se pidió? ¿Un potus de plástico para metérselo en el culo?
-No, eso hubiera sido más simple.
-Claro, lo comprás en cualquier lado.
-Aparte parece que estaba desesperado.
-Me lo puedo imaginar.
-Lo llamó a nuestro amigo y le dijo en portuñol que necesitaba el pedido en una semana.
-¿Por qué?
-Ni idea.
-¿Y qué era?
-Le pidió, atención...
-Dale.
-Una muñeca de goma verde y un traje de látex con textura vegetal, también, por supuesto de color verde.
-El hombre vegetal.
-Exacto. Pero de plástico.
-El hombre vegetal artificial.
-No es zoofilia, sino vegetalofilia.
-¿Y el otro qué le dijo?
-Le pasó un presupuesto y le dijo: 'En una semana te lo tengo'.
-Qué bárbaro.
-Cuando lo tuvo, se consiguió un fotógrafo...
-Se lo conseguí yo.
-Exacto, y le mandó las fotos.
-¿Y ahora?
-Creo que ahora le va a pedir más guita.
-¿Y la muñeca de goma verde?
-La consiguió. Le saqué como treinta fotos. Es verde fosforescente y brilla en la oscuridad.
-¿Y de dónde la sacó?
-Eso le pregunté yo: 'Che, Mauricio, ¿de dónde sacaste estas cosas?'.
-¿Y?
-¿Sabés qué me dijo?
-A ver...
-'Pibe, yo trabajo de esto'.
-Esa.
-Me cagó.
-¿Y el traje también?
-Todo. Parecía un disfraz de monstruo de la laguna verde.
-Sexo en el pantano negro.
-Al tipo le da por ahí, tiene la guita, así que manda.
-Che, me acabás de alegrar la existencia.
-Al tipo me lo imagino trabajando para una importante firma paulista.
-Puede ser.
-En el edificio de una multinacional de cuarenta pisos.
-Mirando por una ventana la selva tropical.
-Y después...
-Robándose la maceta del pasillo para hacerse una escapada al baño.
-Sos un hijo de puta.
-Otra que Greenpeace, hacer el amor verde y no la guerra.
-Después nos fuimos a tomar un café a la esquina.
-¿Con el proveedor sexual?
-Sí.
-¿Y?
-Nos sentamos y me dice: 'Brasil nos lleva años luz en esta materia'.
-¿Qué materia? ¿Plantas artificiales?
-Dice que la producción local de artículos porno es cualquiera, y que Brasil nos pasa el trapo.
-Es muy verosímil.
-Es buen tipo, a mí me cae bien.
-Pero disfraces de monstruo de la laguna parece que no hacen en Brasil."



(Juan Terranova, "El Pornógrafo", Colección Laura Palmer no ha muerto, Gárgola Ediciones, año 2005, fragmento tomado del capítulo 26)

Tuesday, January 23, 2007

Epopeya neuquina (VIII): el equipo festeja


De izq a der: funes (atrás), rombolá, moret (atrás, tapada), superloyds, inostroza (atrás), la maga, carina, richard, levín, el tigre oyola, diego vigna, verónica padín y jaramillo (micrófono en mano).

Escribile un poema chabón

Hoy puedo escribirle un cuento
que quepa en la cara posterior
de un desodorante
un cuento en contra de la capa de ozono
continental, exportable
detallado de ingredientes
con direcciones, códigos de barras y precauciones
todo lo que ahora puedo escribirle
debería estar fuera del alcance
de los niños

Diego Vigna
www.ponteunaoveja.blogspot.com

Monday, January 22, 2007

¿LE(O)YÓ LA sección microrrelatos del suplemento de cultura del Perfil del domingo señora ?

Yo la leí y se la recomiendo, doña luisa. Mi amigo personal, el tigre harapiento, que además de melómano es cinéfilo, microrrelata al país entero sus iniciáticos metejones con el séptimo arte. Quién hubiera dicho que ya grandecito lo iba a conocer a Kar-El, en vivo y en directo. ¿Habrá aprendido a hacer que el tiempo vuelva atrás?

Se dio cuenta

Mi auto, el famoso ex buscapanner, se dio cuenta que me voy, que nos queda poco tiempo juntos.
En diez días se rompió tres veces, parece christine de tan sensible.
Así seguro no lo voy a extrañar una goma.

Friday, January 19, 2007

Nacidos en el 62 vs. helicópteros ingleses

"Lo mismo: vienen los helicópteros, no se piensa en correr. Primero porque se nota que te alcanzan, de rápidos que son. Después, porque corriendo se hace fácil pisotear una mina y volar ovejita carneada por el aire. Tercero -causa principal- por lo tan feo del ruido y el olor. El olor ahoga; el ruido paraliza. Vienen volando bajo, atacan en montón: cincuenta, sesenta, cien y hasta más helicópteros se han visto juntos en el ataque. Llegan echando viento para abajo. ¿Y qué es esto tan hermoso? Esto, tan lindo, es: ¡el escape! La primera impresión del escape es buenísima, porque baja caliente. El viento bárbaro y caliente batido por las hélices pega en el suelo y rebota del suelo y entra por las costuras de las ropas, por las bocamangas de los gabanes y por los pantalones y circula y calienta todo. Es alegría el viento recalentado de los helicópteros encima. Pero después, cuando tratan de respirar, se les termina la alegría: respiran y entra el olor a querosén mal quemado de los motores, eso que ahoga. Entonces quisieran que la nieve y el barro los chupen para siempre y quieren que vuelva el frío, el aire y lo mojado y que se vaya para siempre el olor a helicóptero.
Pero lo peor, y lo que quita definitivamente las ganas de correr, y hasta las de vivir, son los tipos: los tipos se asoman por una puerta grande del helicóptero, miran el terreno, lo eligen y tiran su cintita que cae como una serpentina a la tierra. Por ella, que parece que se fuera a cortar, bajan británicos -escots o wels- y ver el entusiasmo que traen quita las ganas de correr y pone en su lugar el arrepentimiento de haber nacido en el putísimo año mil nueve sesenta y dos. ¡Si mirando de arriba, antes de bajar, parece que fueran a tirarse en la pileta del club de contentos! Bajan gritando: el griterío tan fuerte tapa el ruido de los helicópteros -que es como de cien locomotoras- y ya bajando se les ven las caras afeitadas, alegres, lisitas, y se les ven los dientes de Kolynos que tienen y se les ven los ojos todos de vidrio celestito que cuando miran al argentino parecen apoyarle cubitos de hielo encima del riñón.
Como si fueran a una fiesta bajan: se dan palmadas, riéndose; hacen flexiones en la cintita para caer con gracia como en un circo y cuando tocan el suelo -piedra, pasto, o restos de batalla, fierros fundidos o muertos negros- salen trotando. Si ven al argentino, lo miran y él no lo puede creer; miran a la cara, entornan los ojitos eléctricos y si no tiene armas largas, lo dejan donde está. Uno que otro lo relojea como calculándole el precio de la ropa, pero la mayoría hace no más que el gesto de lucir el estado atlético y nunca falta el hombre bajado de helicóptero que mira al argentino de perfil y lo escupe y dice algo en británico que no se entiende, ni falta el que lo pisa. A veces pisa uno y todos se desvían para pasarle en orden por encima al caído y pasan cinco, diez (hasta treinta pueden salir de un helicóptero) clavándole la bota, y el último lo esquiva, mirándolo con lástima y entonces el argentino entiende lo que debió sentir aquella oveja que se iba yendo por el campo con tanto disimulo.
A los motores de helicópteros los británicos deben ponerles esos escapes especiales para que hagan más ruido y asusten más. Y a los hombres de los helicópteros los mandan con una o dos pastillas de pelear adentro y los eligen a propósito con caras de felices, ojos de hijos de puta y medio flacos y livianos para que no hagan mucho bulto en la cabina.
Cuando los que habían visto bajar a los hombres de helicóptero supieron cuánto ganaban de sueldo -más que un general argentino, lo que es mucho decir- justificaron que se tirasen tan contentos por esa cinta fina que parece que en cualquier momento se les fuera a romper, pero les aguanta."



(Rodolfo Enrique Fogwill, "Los pichiciegos", año 1982, reeditado por Interzona en el año 2006, fragmento tomado de la segunda parte, capítulo 5)

Thursday, January 18, 2007

Yo no creo en las brujas, pero...

Caminando por la zona del obelisco, esta mañana, me dieron este volante:

TAROT y BUZIOS
VIDENTE
Profesora FERNANDA

SOLUCIONAMOS TODO TIPO DE
PROBLEMAS LABORALES.
PROBLEMAS EN EL AMOR.
TRAEMOS TU PAREJA A TUS PIES.
TIMIDEZ - TRISTEZA - DEPRESIONES.
PROBLEMAS SEXUALES.
SOLUCIÓN EN 7 DÍAS.
NO DUDES EN LLAMARNOS AL
4326-1058

Carlos Pellegrini
Frente al Obelisco

Wednesday, January 17, 2007

Lecturas de viaje: los caminos

La noche de año nuevo en neuquén, el gran narrador paranaense, el hombre del cabello que nunca se moja, quiso compartir este texto con todos los presentes.

“y aunque la línea está cortada señalando el fin
yo sólo digo adiós hasta que nos veamos de nuevo”
Bob Dylan

A veces pienso que los días de mi vida se parecen a las teclas de esta máquina. Son redondos y precisos y justamente porque no hacen otra cosa que escribir.
Paco Urondo me ha dicho quiero que escribas algo para el Diario de Mendoza. Y yo le he dicho que bueno, que sí a esa voz precipitada que se dispara desde algún rincón de esta madre Baires y atraviesa un millón de paredes, y antes de colgar la voz me ha dicho un día de estos tomamos un café y charlamos y yo he dicho que sí, que bueno y le he pedido a mi vieja que me sirva un café y bebo en honor de Paco este solitario café que de otra manera se enfriaría en el pocillo esperando el día porque aquí no hay tiempo realmente para las ceremonias del ocio y todo se reduce a voces y urgencias y paredes y señales. Y ahora me siento a escribir y en el mismo momento, a seiscientos kilómetros de aquí, mi amigo Lirio Rocha se sienta en la puerta de su rancho, porque sus días son igualmente redondos, sólo que en otro sentido, se sienta, como digo, en la puerta de su rancho, en la Punta del Diablo, al norte de Cabo Polonio, entre el faro de Polonio y el de Chuy, y mira el mar después de cabalgar un día sobre el lomo de su chalana, porque es el tiempo de la zafra del tiburón, ese oscuro pez del invierno hecho a su imagen y semejanza, y se pregunta (es necesario que se pregunte para que yo siga vivo porque yo soy tan sólo su memoria), se pregunta, digo, qué hará el flaco, es decir, yo, seiscientos kilómetros más abajo en el mismo atardecer. Y entonces yo me pregunto a mi vez qué es lo que hago realmente, o para decirlo de otra manera por qué escribo, que es lo que se pregunta todo el mundo cuando se le cruza por adelante uno de nosotros, y entonces uno pone cara de atormentado y dice que está en la Gran Cosa, la misión y toda esa lata, pero yo sé que a mi amigo Lirio Rocha no puedo decirle nada de eso porque él sí que está en la Gran Cosa, esto es, en la vida y que yo hago lo que hago, si efectivamente es hacer algo, como una forma de contarme todas las vidas que no pude vivir, la de Lirio por ejemplo, que esta madrugada volverá al mar, de manera que se duerme y me olvida.
Y yo dejo de golpear esta máquina. Y ahora, que es noche cerrada y las voces y las paredes se han muerto hasta mañana y la Gran Noche de Baires se parece al mar pongo un disco de Jobim para no morirme del todo y pienso en mi otro amigo, porque es el momento de los amigos y las ausencias, mi amigo Alfonso Domínguez, capitán, que vive también frente al mar, algunas millas más abajo sobre el lomo salado del Cabo Santa María y que toca la flauta como Herbie Mann y talla mascarones como el Aleijandinho y aparte de eso calcula la derrota de cada barco que pasa en el horizonte y bebe una copa de vino a cada cambio de viento, siempre que no tarde demasiado, y entonces vuelvo a golpear otra tecla y otra porque me digo que, después de todo, nadie sabrá de ellos si no es por este viejo artificio y que es igualmente urgente y necesario que mi amigo Antonio Di Benedetto y Mercedes del Carmen Thierry, que tiene los ojos más sabios del mundo, y don Florencio Giacobone que vive en Rivadavia y prepara las mejores conservas de este lado de la tierra y que todos los inviernos baja al Delta a faenar un par de cerdos en el almacén del Nene Bruzzone, que nació en las islas y tripuló aquel doble par de leyenda con el flaco Bataglia cuando todos los remeros eran campeones, y el resto generoso de los muchos y buenos amigos de Mendoza tengan noticias de estos otros amigos que viven frente al mar, y es así que por fin entiendo cuál es la Gran Cosa, porque yo los junto a todos ellos, salto sobre las distancias y el tiempo y los junto a todos ellos en esta mesa del recuerdo que tiendo y sirvo para mis amigos.

(Haroldo Conti, septiembre de 1969)

Lecturas de viaje: anuario 2006 policiales

ENERO: un joven fue asesinado en una pelea callejera

Ninguna de las personas que en la tarde del 14 de enero disfrutaba del sol y el agua en el Río Grande se enteró que a pocos metros de allí un joven murió como resultado de una violenta pelea callejera.
El escenario fue una calurosa calle de tierra ubicada a una cuadra del balneario. La víctima, Leandro César Pillancar, de 25 años.
Tanto Pillancar como su asesino mantuvieron sin materializar un enfrentamiento desde hacía mucho tiempo, aunque la Policía no logró dilucidar por qué. Lo que sí se supo es lo que finalmente pasó.
Cerca de las 17 de aquel sábado de enero Pillancar y un amigo se encontraron con otros dos jóvenes. En cuestión de segundos el problema de vieja data se transformó en un violento cruce de piñas y patadas. Luego la situación se tornó más sangrienta. Es que uno de los jóvenes sacó un cuchillo y apuñaló al otro y Pillancar cayó moribundo, con una profunda herida a centímetros del corazón.

FEBRERO: aplastado por su propio auto

Una verdadera tragedia. Gabriel Fuentes tenía 49 años y el lunes 6 de febrero estaba sentado en una silla frente a su automóvil, estacionado en el garage de su casa. Un vehículo fuera de control chocó contra el portón de rejas de la vivienda y luego al rodado. Fuentes murió aplastado por su propio auto.

MARZO: una mujer murió tras prenderse fuego

Doce horas duró la agonía de una desesperada mujer que murió como consecuencia de las quemaduras que sufrió luego de haberse prendido fuego a lo bonzo. Las causas de la decisión nadie las sabrá. La mujer de 37 años no dejó una nota ni explico a nadie el porqué de su trágica despedida.
La tranquila tarde del viernes 17 de marzo se vio irrumpida por los gritos y las miradas atónitas de los vecinos de Catriel y Orquín de esta ciudad.
Es que a plena luz del día, la mujer se roció con nafta que había llevado en un bidón de 5 litros y se prendió fuego.

ABRIL: un joven asesinado de un martillazo

El llamativo silencio que mostraba la casilla de una nueva toma en el barrio El Progreso en la que vivía Pablo Iribarren, de 22 años, hizo que los vecinos llamaran a la Policía. La escena con la que se toparon fue tan escalofriante como certera: el joven había sido asesinado de un martillazo en la cabeza.
Sólo sus asesinos saben a ciencia cierta qué fue lo que ocurrió dentro de esa precaria vivienda y cuáles fueron los motivos.
Lo cierto es que la Policía secuestró en el lugar un martillo, que bien pudo ser el arma homicida, que causó una herida cortante y mortal en la parte posterior de la cabeza de Iribarren.

MAYO: un ginecólogo procesado

Carlos Anzaldo es un claro ejemplo de cómo una persona puede pasar de ser un ciudadano reconocido y respetado a ser rechazado en forma efusiva por gran parte de la comunidad de Cinco Saltos.
Aunque la Justicia aún no ha dado su última palabra, el ginecólogo está procesado por el delito de abuso sexual, por una de las cinco denuncias que existen en su contra.
Anzaldo fue detenido y procesado el 10 de mayo, como consecuencia de una denuncia formulada en marzo, por una ex alumna suya del colegio Kennedy, de 16 años. La joven aseguró que el ginecólogo la violó durante una consulta en la que la adolescente pretendía hacerse un Pap.
Pero la joven fue más lejos e indicó que, días después, Anzaldo se burló de ella, ante todos sus compañeros, durante una de las clases de Biología que dictaba.
La joven habría sido atendida en tres oportunidades por el médico procesado por abuso sexual. Luego se radicaron cuatro nuevas denuncias, todas ellas en la fiscalía de Cinco Saltos, a cargo de José Rodríguez Chazarreta. El denominador común en todos los procesos iniciados es que las denunciantes son mujeres jóvenes y ex alumnas o pacientes del profesional.

JUNIO: el dramático final de sofía pasek

El seleccionado argentino enfrentaba a Holanda en el último Mundial de fútbol, mientras Sofía Pasek, de 84 años, dormía la siesta durante la tarde del 21 de junio, en su casa de Almirante Brown 371, en pleno centro de la ciudad.
Pero su vivienda estaba pegada a una obra en la que decenas de obreros construían un edificio. Desde las alturas y sin aviso, cayó un enorme bloque de cemento que perforó el techo de la casa y que, literalmente, aplastó a la anciana.

JULIO: bebé de un año muere calcinado en cutral có

La vivienda en la que vivía con sus padres se incendió por un mechero que la familia utilizaba para calefaccionarla. Fue durante la madrugada, cuando el pequeño estaba solo en su casa durmiendo.

AGOSTO: el desalojo de la muerte

Raúl Guillermo Pilli tenía 48 años cuando, el 3 de agosto de 2006, tomó la determinación de rociarse combustible y prenderse fuego para intentar evitar el desalojo de un taller ubicado sobre tierras municipales, en el barrio de Don Bosco.
Ocho días después, Pilli murió en una habitación del Hospital Castro Rendón, debido a las graves quemaduras sufridas, que le cubrían el 50 por ciento de su cuerpo.

SEPTIEMBRE: el secuestro de una adolescente gitana

El padre de una gitana, que el 1º de septiembre se había ausentado de su casa unas horas antes, recibió un llamado telefónico en el que desconocidos solicitaban un rescate de 150 mil pesos. Pero la adolescente, de 16 años, apareció unas horas después en su casa, sana y salva.
La menor no supo explicar cuántas personas la secuestraron ni tampoco la marca o el modelo del vehículo que utilizaron para trasladarla.
A pesar de los esfuerzos de la Policía, todo quedó en la nada y nunca se sabrá si fue un verdadero secuestro, un intento de estafa o una broma de mal gusto.

OCTUBRE: el último regreso a casa

El barrio Manzana del Sol de Cipolletti fue el escenario del final trágico de la nena de 5 años. Como todos los días, la pequeña fue llevada hasta su casa en el transporte escolar, tras cumplir sus horas en la escuela.
El 24 de octubre la fatalidad se hizo presente y pasó lo peor. Pasadas las 18.30 la combi arribó a la puerta de la casa de la pequeña y detuvo su marcha.
Un cambio en la rutina y un descuido le provocaron la muerte a la niña, quien era la última pasajera del recorrido.
Contaron que la niña siempre se bajaba del utilitario y, después de dar la vuelta al rodado por la parte posterior de éste, ingresaba a la casa.
Esa tarde, el conductor del transporte escolar no se habría dado cuenta de que la pequeña había cambiado su habitual rutina. Esa tarde la niña dio la vuelta hacia el otro lado.
Ya presente, la fatalidad se hizo material. El chofer inició la marcha del transporte y atropelló a la menor, provocándole la muerte inmediata.

NOVIEMBRE: una monja con droga

El ingenio de algunos allegados a los internos de la U11 para ingresar drogas a la cárcel tuvo una clara muestra el 6 de noviembre pasado, cuando los celadores advirtieron que una monja, engañada en su buena fe, entró con un pan que contenía varios gramos de marihuana y pastillas de psicofármacos.
Todo comenzó cuando la religiosa se acercó a la unidad para entregar alimentos a los internos -tal como lo hace habitualmente-, aunque esta vez le tocó pasar un mal momento.
Los guardias de la cárcel revisaron los alimentos que llevaba la monja, que habían sido donados, y descubrieron que en el interior de un pan había varios gramos de marihuana y pastillas de un psicofármaco que aún no había sido identificado.

DICIEMBRE: modista baleó a un joven

Una modista, cansada de que un adolescente la asaltara, lo hirió de un balazo en el abdomen, minutos después del mediodía del miércoles 13 de diciembre, en su casa de la calle Combate de San Lorenzo.


(todas estas notas fueron tomadas del suplemento anuario 2006 policiales, publicado por el diario la mañana de neuquén, el día domingo 31 de diciembre de 2006)

Monday, January 15, 2007

Lecturas de viaje: la angustia de dos bomberos: el incendio era en la casa de sus padres

Probablemente nunca imaginaron que la vocación que desde niños manifestaron por ser Bomberos Voluntarios se pusiera en juego de esa manera. Ayer, cerca del mediodía, los ojos enrojecidos y húmedos por tanto humo pero también por el dolor de ver quemarse la casa de sus padres no impidieron que Cristian y Mario, dos bomberos voluntarios de Roca, trabajaran a la par de sus otros compañeros para tratar de extinguir el fuego.
Según relató la madre de los jóvenes, Sandra de Lezcano, ella se encontraba en la cocina junto a su hija menor y dos nietos de 6 y 2 años cuando vio el humo negro que corría por el techo de machimbre del pasillo que da a las habitaciones. La sorpresa y el desconcierto, de todos modos, provocaron una reacción inmediata: "Le dije a mi hija que saliera enseguida con los chicos", manifestó la mujer, angustiada mientras miraba cómo sus hijos entraban y salían de la casa haciendo su trabajo...
Una vez extinguido el fuego y luego de abrazos interminables y sentidos hacia los Lezcano, muchos compañeros de los jóvenes se quedaron para ayudar a retirar la gran cantidad de agua que fue arrojada para terminar con las llamas y limpiar la casa del tizne del humo en una muestra de compañerismo y solidaridad ya que no es un trabajo que les competa."


(noticia publicada en el diario río negro de general roca, el día domingo 31 de diciembre de 2006)

Friday, January 12, 2007

Dicen que volviste al barrio

El Jefe de la literatura barrial nos cuenta su regreso a las fuentes y se aparece hoy, entre lianas, a leer un poco y contestar todas nuestras preguntas. Ahí vamos.

ESTE VIERNES

Juan Diego Incardona nació en Villa Celina en 1971. Es autor de numerosos relatos y ensayos. Dirige la revista virtual el interpretador. El viernes 12 de enero, a las 19 hs, en el Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires, leerá textos suyos y se someterá a un reportaje a cargo de Damián Ríos. También se aceptarán preguntas del público.

Otros invitados del ciclo:

Viernes 19/01 Gonzalo Castro
Viernes 26/01 Marcelo Cohen
Viernes 02/02 Dani Umpi
Viernes 09/02 Hebe Uhart
Viernes 16/02 Fabián Casas y Washington Cucurto
Viernes 23/02 Sonia Budassi y Hernán Vanoli

Thursday, January 11, 2007

Epopeya neuquina (VII): reporte de año nuevo por el tigre y la maga

magali flaks escribió:

coooooooooooooooooooooooomo no le contestaron a molinete!!! tanto q lo nombraron allá! yo trato de contestar poco porque después dicen que hablo hasta por los codos...y además no me escucha nadie jeje
Molina, la pasamos genial, maravilloso, espectacular! Las lecturas salieron bárbaras, trabajó mucha, pero mucha gente y nos trataron como si fueramos no sé...gente que se lo mereciera...
El cordero o chivo o lo que fuere ese bicho que estaba ahí tirado en la parrilla estaba delicioso, el brindis de año nuevo en la YPF tocando la guitarra y bailando en la playa de la estación de servicio fue memorable, Gorostiza se quedó sin uñas y tocó hasta las 8 de la mañana sin parar (aunque paró un segundo, pero solo para tirar la
mesa y destruir la vajilla de la casa ensayando una suerte de baile que me perdí porque ya estaba durmiendo...al lado de la mesa que se rompió. Y ni me enteré).
La gente, la onda de la gente, el lugar, la pileta de los Mendez (Mendez era???), el río, el calor, las empanadas, los hectolitros de cerveza y otros alcoholes, el perdernos cada tres minutos, las charlas, los chistes...todo estuvo buenísimo. La verdad es que la pasamos bárbaro.
Y ya le dije al Tigre, que la próxima gira contamos con Ramón, con vos y con Fausto!!! Toda la troup toda!

leonardo oyola escribió:

Flaco: la maga te hizo un paneo de lo que fue. Lo del Arpillera Cultural no se puede creer. Me parece que laburamos mucho durante todo el año como para haber encarado esa locura de 15 tipos leyendo y otros cinco tocando y lograr un espectaculo que no aburrio, no saturo, no fue pesado. Todo lo contrario. Tuvimos un timming excelente.
Lo de la exactamente medianoche en la que empezó el 2007 en la YPF fue mostrar la hilacha, es decir lo que somos. Francamente putos. Levín empezó a comernos el coco con lo de los pobres tipos que estaban de guardia y que la pasaban solos y dijimos, bueno vamos pa' allá un rato. Después fue hacer nuestro numerito de shakira y richard desatarse con su cover de espadas y serpientes.
Nos abusamos de Gorostiza, que entre tantas nuevas virtudes lo descubrimos grosso también a la hora de bailar. De hecho hay un video que testimonia su ritmo danzando reggae. El de un tipo que tiene todo el swing, la elegancia y el andar deshinibido de sus años. En el mismo video estoy yo, demostrando que todavía me defiendo. Que ya pasó mi mejor momento. Pero en mis pasos se ve que yo era como el otro Nene. Y en esa misma filmación está Richard, bailando breakdance, es decir, moviéndose como un robot cuando lo que se escuchaba era eso de fumate una chala que está todo bien. De acuerdo a ese video, yo, como escritor de policiales, deduzco varias hipótesis de quien fue el que rompió todo durante el fatídico accidente del vals de "brillante disfraz" de bruce springsteen -82/11- devenido en pogo curioso-furioso en el comedor de Guillermina. El tigre, por prontuario, donde se rompa algo ya es sospechoso. Richard, por sus movimientos espasmódicos, también está en la mira. Y el otro nene, Gorostiza, por hacerse el lindo puede llegarla a jugar de Keyser Soze. La verdad puede estar develada en la jurásica cámara de Rombolá. En la foto que nos tomó en el momento previo a nuestro vuelco. Y eso si, la maga en otra vida fue sanjuanina y murio durante el terremoto. Y ni se enteró. Como el lunes x la madrugada. Donde la segunda tanda de lo que rompimos, catapultado reventó contra el sofa donde estaba y la mina ni por aludida.
Ahora bien: Richard, fuiste vos el del parabrisas del 505, no? Si no fuiste vos... Gorostiza?
Anyway: Molina, cuando decimos que rompemos todo, como escritores somos bastante literales.
Los extraño tanto que duele.
Un beso, de su amigo el tigre

Wednesday, January 10, 2007

Epopeya neuquina (VI)

Kalamicoy grande leyó unos cuantos poemas con mucho olor a neuquén. Localista de cuerpo entero, también fue muy celebrada su intervención por todos los fanáticos. Lo siguió moret, que logró ensamblar las voces de seis lectores en escena: con la colaboración de funes, maga, levín, eugenia y el tigre, ubicados cada uno en un punto distinto del salón, la propuesta no sólo fue innovadora sino que logró erotizar a toda la audiencia. Es que el cuentito que trajo daba para poner nervioso al más sereno de los neuquinos y la performance grupal salió perfecta. Aplausos, muchos, y la llegada de nuestro gran anfritión. Jaramillo, un grande absoluto, lo que laburó este muchacho para que todo saliera perfecto. Y lo logró. Hasta se dio el lujo de ir a bañarse minutos antes de que empezara la función y llegó sobre la hora, lo más campante. Un fenómeno, salió con toda la trucha pintada como un maorí y leyó una serie de poemas pausados con gran autoridad, ovacionado tanto por su público como por nosotros, sus invitados. Para cerrar, quien más que el gran operador cultural, el tipo que a veces se enoja y amaga con mandar todo a la mierda, pero siempre termina sacando energías de quién sabe dónde para redoblar la apuesta y armar su libro con recortes de papel, crear revistas, lecturas y antologías edición limitada. El tipo que en aras de brindar un buen espectáculo es capaz de afeitarse la cabeza, ponerse a llorar o alquilarse un disfraz de milico. En fin, funes apareció con un texto que, según decía, había sido abucheado en una quinta de zona norte. Salió casi en cuero, con una camisa colgando y tres tiros. Sí, la maquilladora le había dibujado tres balazos perfectos: dos en el pecho y uno entre las cejas. Parecía el regreso de los muertos vivos o, si querés, un extra de thriller, aquel famoso video de michael jackson. Y funes se cagó en el abucheo (andá a saber quiénes eran los boludos que lo abuchearon, el texto era buenísimo) y nos hizo llorar de la risa a todos. Terminó el relato actuando los tres tiros que traía dibujados y se llevó la última ovación de la noche, más que merecida. Y entonces fue el fin de los villancicos brutales, a puro punk rock con ruido explícito (buen nombre también), todos abrazados para la foto en el medio de la arpillera (cuando lunita las mande postearemos alguna), como los stones. Gracias a jara y a funes que, de la nada y con tantas pilas, lo hicieron posible. Salud.

Tuesday, January 09, 2007

Epopeya neuquina (V): girl... you´ll be a woman soon

Dedicado al colega y amigo don ignacio molina, que esa noche de villancicos brutales estuvo presente con todos nosotros.


En esa época ya había pasado los 30 y aún pertenecía al plantel de una oficina llena de abogados. Poco tiempo antes, había empezado a frecuentar a otros escritores, varios de ellos reconocidos en el ambiente. El fútbol, como en muchos otros casos, había sido nuestro punto de acercamiento.

Me acuerdo que estaba a unos kilómetros de Córdoba capital, en una pequeña villa llamada La Bolsa. Esa misma mañana había bajado del ómnibus que me trajera desde Buenos Aires. Desayuné en la terminal y me tomé un taxi hasta lo de mi prima, donde me esperaba su marido. Me mostró el cuarto de huéspedes y juntos nos pusimos a repasar las fotos del casamiento. Se habían casado pocos meses atrás. Yo había asistido a la ceremonia: incluso fui el chofer de la novia camino a la iglesia, pero esa es otra historia.

Esta vez, el motivo de mi visita era, como lo había planteado en la oficina, un encuentro de escritores, aunque a decir verdad fuera más bien un desafío interprovincial de fútbol entre autores porteños y cordobeses. No sabría decir si en ese entonces se me podría haber llamado escritor, lo que sí es seguro es que de haberlo sido era el menos escritor del equipo, partiendo de la base de que todos los demás ya habían publicado. De hecho, se había organizado un encuentro de lectura con motivo de nuestra visita y se lo promocionaba con unos afiches que lucían los nombres de todos los integrantes del equipo, a excepción del mío claro está. E incluso la prensa local, en sus anuncios, había omitido mi presencia.

Pero volvamos a ese día específico. Después de las fotos fui a conocer la panchería que mi primo regenteaba en el centro de la ciudad. Probé un súper pancho con casi todos los condimentos existentes y, mientras fumábamos un cigarrillo (porque en esa época yo todavía fumaba), le pregunté dónde podía vaguear tranquilo durante el resto del día. Creo que era mayo. Había amanecido bien fresco y yo estaba muy abrigado. Mis coequipers llegaban ese mismo día a la noche, algunos al día siguiente. Yo ya había pedido faltar a la oficina, pensando que algún otro vendría conmigo (me acuerdo que era un viernes sándwich por algún feriado, probablemente el 25). Al final varios candidatos desistieron de adelantar el viaje y yo me mandé igual, por mis primos y porque necesitaba un día solo en las sierras para reencontrarme conmigo mismo. César (mi primo) me dijo que probara en Anisacate, que ahí encontraría lo que buscaba, que quedaba a menos de una hora de la ciudad. Me pareció una buena opción, así que volví a la terminal y me subí a un Sierras de Calamuchita.

Dormí casi todo el viaje. De casualidad me desperté cerca de donde debía haber bajado. Cuando finalmente lo hice estaba pegando el sol bastante fuerte y mi abrigo ya no tenía justificación. Cargando, entonces, mi viejo sobretodo al hombro, caminé por un pueblito muy simpático, crucé un puente sobre un río pedregoso y encontré una mínima oficina de turismo. Un carismático empleado me indicó un circuito para hacer a pie, mientras me entregaba distintos folletos de la zona. Uno de ellos decía: “Bienvenidos al corazón de Paravachasca. Bienvenidos a Anisacate, donde colmará sus expectativas”. Anisacate, según me explicó este muchacho, significa en lengua aborigen (en comechingón), algo así como “Pueblo del Alto”.

Caminé por las calles de tierra: no había un alma, sólo perros que me ladraban cuando pasaba frente a las casas. Al rato llegué a la orilla del río que había cruzado antes. Se llamaba, por supuesto, Anisacate. Me recosté en una playita de arena, a escuchar el agua correr entre las piedras mientras leía. Había llevado conmigo un interminable Adán Buenosayres, Nadar de noche y Las aventuras del Sr. Maíz. También mi primer libro de poesía, que estaba próximo a ser impreso como edición de autor. Opté por Forn y leí varios cuentos: me acuerdo de uno especialmente, de un chico mudo que se hace pasar por ex combatiente de Malvinas para conseguir trabajo en la embajada argentina en Santiago de Chile. Después me quedé dormido, solo, acalorado, al pie de las sierras, al borde de ese arroyo cristalino. Cuando desperté, me mojé la cara y el pelo y retomé la caminata en busca de algo para comer. Pero era la hora de la siesta y todas las persianas estaban bajas. Llegué a la ruta y la bordeé hasta entrar en La Bolsa, el pueblo vecino. Encontré una terminal de ómnibus totalmente desierta: sólo boleterías cerradas y un viejísimo guardián que me informó que el próximo micro de regreso a la ciudad pasaba recién una hora más tarde. Me dijo, también, que a 200 metros de ahí había un lugar con internet donde al menos podría conseguir algo fresco para beber.

Entonces la vi. Estaba parada en la puerta del cyber pueblo con sus pantalones, su camisa blanca, su corbata finita y su mochila. Bajaba el picaporte con delicadeza pero sin éxito. Se alejó unos metros de la puerta y me miró con su cara de niña. Le pregunté si estaba cerrado, pero no llegó a contestar. Una voz gruesa nos inquirió, desde una ventana, qué necesitábamos. Algo para tomar, contesté. Un helado, dijo ella. Tenía 16 años. La puerta se abrió. Aún iba al colegio. Entré después de la niña. Debía ser virgen. Pedimos. El hombre preguntó si estábamos juntos. Ella sonrió mientras aclarábamos, casi al unísono, que no. El tipo se disculpó. Salimos cada uno con lo suyo. Me senté en una mesita de plástico medio clueca, sobre el camino mismo. La niña me pasó por enfrente, me miró y volvió a sonreír, mientras rompía la envoltura del helado con una suavidad perturbadora. Cruzó la ruta y se sentó de espaldas a mí, sobre el paredón de una casa.

Yo me puse a mirarla a través de la ruta. Lo hice durante horas, creo, entre los autos que pasaban, bajo la enorme bandera argentina que el tímido viento no lograba hacer flamear, por sobre los distintos carteles: “PROHIBIDO EL INGRESO DE VEHÍCULOS PARTICULARES”, “JUEGOS – PUCHOS – BEBIDAS – HIELO – CARBÓN – GOLOSINAS”, “CARNICERÍA Y DESPENSA 9 DE JULIO”, “HELADOS ARTESANALES TODOS LOS GUSTOS”, “INTERNET BANDA ANCHA TELÉFONOS”, “POLICÍA V. LA BOLSA”, “DISPONEMOS DE COMIDAS ELABORADAS PARA LLEVAR”. De tanto en tanto, la niña me miraba por sobre su hombro derecho, a la vez que mordía su helado que parecía no acabársele nunca. Finalmente volvió a cruzar hacia donde yo estaba. Me dijo su nombre y algunas cosas más. Tenía 16 años.

Lo que no logro acordarme es cuándo y por qué razón decidí escribir este relato. Sospecho que fue uno de esos instantes detenidos que perduran en mi memoria deteriorada, como un oasis plagado de detalles irrelevantes, mecanismo que en buena medida hace que pueda seguir escribiendo. Tal vez no valga la pena, o nunca debí contar esta historia. Quizá nunca lo haga y algún día ella la lea, la vea o la escuche. O quizás estoy sentado, aquí y ahora, al borde del camino y con la panza vacía, a la espera de un colectivo imposible, observando los autos, los carteles, creyéndome escritor y garabateando incoherencias en las solapas de otros libros. Mientras tanto, ella cruza la ruta, me mira con ojos de niña atrevida y desde sus 16 años me pregunta: ¿Qué escribís?

Monday, January 08, 2007

Epopeya neuquina (IV)

El cartel de cartulina decía superloyds. Pero quien se sentó frente al público fue una especie de clarkentloyds. Un tipo muy prolijo, camisa abrochada casi hasta el cuello, anteojos, peinado con gomina y raya al costado, con una carpetita bajo el brazo. La gente todavía miraba al escenario donde el pacha mendes agradecía los aplausos, mientras facu gorostiza se sentaba a su lado guitarra en mano. Entonces me senté en el banquito ubicado perpendicularmente al escenario y les hablé. Les dije que bueno, que me disculparan, que tal vez no era lo que ellos esperaban, que ningún superloyds, que sólo iba a leerles un cuento. Pero cuando comenzaba a captar tímidamente la atención del público los muchachos me deschavaron. Sí, en ese momento empezaron a hacer sonar, despacito pero in crescendo, el tema de superman: tan tanan, tanana nanan, tan tanan, tanana nanan, tanta nana, tanta nana, tanta nana nanan, tananana nanan (a ver quién lo pudo cantar). Fue muy fuerte. Mientras facu y el pacha descosían las cuerdas, apareció nomás superloyds y se apoderó de mi cuerpo sin pedir permiso. Voló la carpetita al carajo, cayeron los anteojos, se arrebató el pelo a morir. Hizo saltar uno a uno los botones de mi camisa y debajo, sí, pudo verse la enorme S de Superloyds. La gente entró en éxtasis. Yo también. Los músicos terminaron el tema a todo volumen y ahí pude, ya poseído, contarle a la audiencia que estaba de incógnito pero me habían deschavado, que la verdad era lo que veían, que estaban frente al mismísimo Superloyds, el único y verdadero super héroe venido a menos, que les iba a leer un breve relato para no aburrirlos y poder luego salir volando hacia otros horizontes del subdesarrollo. En fin, les leí un texto que escribí cuando fuimos a córdoba con la vanguardia del open gallo, aquella vez de la cuasi hazaña futbolística y los finales de todo en el piso 14. En primera persona, cual anti héroe, anti superloyds si se quiere, les conté las sensaciones de un tipo que, de a poco, humildemente y con muchas ganas, se va convirtiendo en escritor. Y les conté también de esa presencia imaginaria, virginal, inocente, que cada tanto se aparece en su cuerpo de niña adolescente y me observa escribir, como custodiando en forma paulatina esa vocación, por momentos adolescente también. La amiga moret me prestó su voz para la pregunta final del texto y gorostiza, una vez más, se apoderó del ambiente cerrando el concepto con los primeros acordes de Girl... you'll be a woman soon, aquella canción de neil diamond cuya versión por urge overkill fuera inmortalizada en la película pulp fiction. Es que el texto, sin título hasta entonces, fue llamado así a instancias del tigre harapiento, que tiene la capacidad de sacar de la galera la banda de sonido para cada cosa que pasa en este mundo. Y el aplauso final fue muy generoso con superloyds. Pero lo más importante es que por primera vez me olvidé realmente de que estaba leyendo. Es decir: aterricé una vez que terminó el aplauso, no estuve ahí todo el tiempo, pendiente de cómo iba mi lectura, de mis nervios o de la reacción del público. Me solté, me sentí cómodo, en paz con lo que tenía para decir. Realmente, y por primera vez, lo disfruté en un cien por ciento. Y estuvo bueno. Después agradecí, feliz por dentro y por fuera, la cálida recepción neuquina y le cedí mi lugar al mayor de los Kalamicoy.

Friday, January 05, 2007

Epopeya neuquina (III)

La segunda tanda fue abierta por el richard romero disfrazado de mateo wolf, el personaje de su cuento (del mismo nombre) incluido en tantas noches como sean necesarias. Nuestro asador oficial apareció con la cara pintada toda de blanco como el joven manos de tijera y metido adentro de un mameluco. El relato es muy bueno (todos los que leí hasta ahora de su libro me gustaron) y los distintos guiños que con menos suerte había querido entablar con el público en los mudos, esta vez salieron de maravillas. La repartija de las mentitas (el sonido de éstas en todas las bocas presentes), las antiparras, el titilar de las luces. En fin, brillante performance del paranaense, que luego de llevarse un enorme aplauso se quedó a custodiar con su aliento (no de las mentitas, sí de su motivación) a su compañera que lo seguía. Carina supo dejar nervios y timidez de lado para deleitarnos con sus hermosos poemas, acompañados por el punteo de gorostiza y muy bien recibidos por la audiencia. Fue el turno entonces del amigo vigna, neuquino residente en córdoba, que nos contó el día exacto en que el último pelo iba a caer de su cabeza, cubierta esa noche con una boina. Creo que varios nos dimos cuenta al escucharlo que este pibe escribe bien, se parece a nosotros y bien podría ser un amigo más. Parte del divertido relato que leyó puede encontrarse acá. A continuación, verónica padín sorprendió a propios y extraños con una performance impecable que alternó versos con música. Redondita le salió. Y entonces llegó levín. Difícil también hablar de este muchacho. El joven levín, como decirlo, goza de un carisma y un desparpajo poco comunes. Es casi irreal: una especie de duende escapado de una película de disney pero mucho mejor: versión bizarra si querés. Su histrionismo, sus magistrales improvisaciones y sus doblajes varios arrancaron portentosas carcajadas de todos los espectadores, incluidas las nuestras o las mías al menos seguro, ya que no deja de asombrarme cada vez que lo veo en escena. Genial el nene. Luego de la ovación del público hizo su aparición el pacha mendes (¡qué buen nombre chabón!), enormes él y su bajo. Un personaje memorable que seguiría apareciendo en los días subsiguientes y a quien también esperamos volver a ver acá en buenos aires. Dos o tres temas muy prolijos, bien tocados (hay que plantarse a tocar un bajo solito y solo, se los dice un bajista frustrado) y más aplausos. Qué momento, entonces, después de todo este quilombo. ¿Por qué? Porque le tocaba salir a superloyds. Y tenía que romper a patadas la puerta de ingreso al último bloque.

Epopeya neuquina (II)

Carina se había encargado de escribir una cartulina con el nombre de cada lector y músico según correspondiese, con el nombre respectivo de la pieza a interpretar. La amable Guillermina fue la encargada de pasearse con cada cartel, como anunciando los rounds de un combate pugilístico. La obertura estuvo a cargo del cantor medina, que con polenta y oficio predispuso bien al público para las lecturas. Y a la arena. Qué decir del gran tigre harapiento: leo oyola copó la parada, clavó sus botas en el piso y dio cátedra de cómo debe darse inicio a un evento de esta naturaleza. El tipo se despachó con un texto que daba qué temer por su extensión y terminó leyendo unos cuarenta minutos con la tensión tan arriba que parecieron siete... (minutos). Y la rompió toda. Entre gestos y citas de rocola se ganó una ovación y dejó abierta, de par en par, la jornada. Tarea difícil la de rombolá, entrar en escena después de tamaño espectáculo. Pero nuestra asesina tímida no se amedrentó: su relato peronista, en un registro pausado y regular, no sólo estuvo a la altura de las circunstancias, sino que se supo ganar la atención de la audiencia y resultó muy interesante. Le siguió el poeta local inostroza, quien nos confesó sin tapujos que está enamorado de la literatura y nos paseó por sus haikus artesanales con gran soltura. A continuación, la maga nos cantó 32 de mano. Guapa, casi enojada, nos regaló una lectura firme y a la vez emotiva, muy celebrada por el público. Y si mal no recuerdo (disculpen si altero el orden de aparición de los personajes, pero la cerveza corría a raudales), este bloque inicial fue cerrado por el menor de los hermanos Kalamicoy, que si bien leyó un poco rápido para mi gusto, empapeló el lugar con versos muy bien logrados y con sabor a neuquén, desatando la euforia de sus seguidores locales. Fin del primer tramo de lecturas: el facu gorostiza en el escenario, paseando sus dedos por esa guitarra a la que trata como una novia nueva, nos deleitó con un par de temas instrumentales y una fabulosa canción que le granjeó muchos aplausos y nos dejó pensando por qué este muchacho no cantará más seguido. En fin, dejó pintado en el aire un ambiente más que propicio para la llegada de nuestro segundo bloque.

Thursday, January 04, 2007

Wednesday, January 03, 2007

Epopeya neuquina (I)

Retiro parecía un horno. La petisa no sólo me regaló un power bolso para navidad, donde cargué ropa, libros minimaloyds y botellas de sidra, sino que me llevó en su auto hasta el andén mismo. Un lujo. Después de despedirla, me encontré con mis compañeros de viaje de egresados: eugenia, moret, maga, richard romero y carina. Ko kó llegó y partió en hora. Semi cama, mucho arroz, tiempo de valientes y sueño profundo. Durante el viaje llovió por dentro y por fuera del bondi, pero básicamente encima de la maga. Desperté en choele choel y, ya descansado, me mudé a un primer asiento liberado frente al ventanal a disfrutar del tramo final de la ruta. A las 12.30 del mediodía llegamos a neuquén. Nadie nos esperaba. Abordamos un par de taxis y llegamos a la casa tomada, que desentonaba bruscamente en medio de un barrio residencial. Ahí nos recibieron funes y lunita, el señor guitarra, levín y paz, el tigre harapiento y nuestros enormes anfitriones: jaramillo y la amable guillermina. Okupamos gran parte de la casa sin terminar, intercambiamos libros y discos, tomamos cerveza, comimos empanadas y, una vez fría, le entramos a la sidra que llegó sana y salva. Ya despiertos y a tono, mientras repasábamos los diarios locales que anunciaban el evento a todo trapo (los pibes salieron en la tapa del suplemento cultural del fin de semana como si fuesen una banda de rock), planeamos el itinerario para esa noche en los villancicos brutales. Decidimos hacer tres bloques de aproximadamente cinco lecturas, intercalando los números musicales entre ellos. Después hicimos un reconocimiento del lugar: arpillera cultural es un bar pequeño pero con unas cuantas mesas bien distribuidas. En un entrepiso teníamos nuestra especie de camarín y en el piso superior pudimos distendernos, hacer algún que otro ensayo y comer más empanadas con birra mientras unas decoradoras tuneaban la planta baja antes del comienzo de esta especie de creamfields interminable de lecturas. En distintas tandas volvimos a bañarnos para la ocasión, mientras los dueños de casa, juan y hermano (amigos de jaramillo) le entraban duro al winning eleven. Al volver a arpillera la gente ya ingresaba lentamente y se instalaba en las distintas mesas. La gran convocatoria de nuestro anfitrión ya estaba dando sus frutos. A las 10 de la noche en punto, con el lugar de bote a bote y después de arengarnos por última vez unos a otros, comenzaríamos a salir a escena.

Tuesday, January 02, 2007

Feliz año bond para todos

Les desea loyds, superloyds.

En breve la crónica de la epopeya neuquina.