Monday, July 31, 2006
Salta
El viernes a la noche llegué finalmente a esta ciudad. Hacía muchos años que quería conocer el norte pero siempre, por un motivo u otro, quedaba de lado. La petisa me esperaba en un hostal que había conseguido a último momento porque por las vacaciones no había prácticamente alojamiento. Un reencuentro muy gratificante, ya que ella se había adelantado unos días con su hermana y ya venía recorriendo. Comimos humita y tamales en "la nona" ahí cerca y nos fuimos a dormir.
Al otro día arrancamos para la ermita de la virgen del cerro. Una enorme cantidad de gente llegada de distintos lugares del país sube cada sábado rezando y cantando. Un espectáculo digno de ver, seas o no creyente. Ancianos, enfermos, niños, familias enteras, todos quieren ser tocados por la señora que, se dice, ha tenido contacto con la virgen que le encomendó la creación del santuario. Estuvimos varias horas esperando con la petisa, con mucho frío, pero valió la pena. Finalmente nos colocaron de pie, en fila, uno al lado del otro, mientras la señora recorría las hileras y colocaba levemente su mano sobre el hombro de cada persona. Muchas de ellas caían, como desmayadas, al piso, y eran sujetadas por voluntarios que iban colocándose por detrás suyo. Cuando nos llegó el turno, cerré los ojos mientras la señora miraba fijamente a la petisa y nos colocaba sus dos manos a la vez, en un hombro a cada uno. Fue instantáneo: perdí la noción del tiempo y el espacio, me desplomé hacia atrás sin siquiera poner las manos, fue mucho más fuerte que yo. Un voluntario debe haberme agarrado y depositado en el piso, porque cuando recobré la conciencia estaba acostado y sentía en todo el cuerpo una suerte de escalofrío interminable, una energía que me recorría desde los dedos de las manos hasta los de los pies. Escuché a la petisa, emocionada, acostada a mi lado. Pero no podía abrir los ojos, ni quería hacerlo. La sensación era de placer extremo, paz y tranquilidad. Un viaje místico, difícil de explicar. Después de un rato logré ver a mi alrededor: ya no quedaba nadie de nuestra hilera. La petisa se incorporó lentamente, yo me quedé un rato sentado, me sentía medio boleado todavía. Finalmente logré pararme y emprendimos el descenso disfrutando de una espectacular vista de la ciudad desde lo alto.
Aún consternados, nos pusimos en manos de un taxista que nos depositó en el patio de la empanada para nuestro almuerzo. Un tamal y un plato de locro con vino de la casa acabaron con todo el frío que chupamos arriba del cerro.
Al rato apareció cuñadita y salimos a caminar los tres por la ciudad. La plaza central de Salta es extraordinaria. De noche iluminan todos los edificios históricos para sacar a relucir todo su esplendor. El cabildo de un lado, la basílica del otro, ferias de artesanos, museos de arte aborígen, realmente para enamorarse. Me llamó la atención la devocion de los salteños, dos por tres se escuchan las campanadas de alguna iglesia, que las hay por todas partes. La misa del sábado a la noche en la basílica se reproducía por parlantes hacia toda la plaza e incluso se transmitía a través de una pantalla gigante colocada en la entrada. Es que la verdad es que no entraban todos adentro, a pesar de las enormes dimensiones de la iglesia. Apenas pude asomarme, estaba de bote a bote (o de nave a nave de la iglesia). La gente que quedaba afuera se mantenía firme a pesar del frío que no era menor y, la mayoría de ellos, rezaba con las palmas de las manos extendidas y hacia arriba. Un rato después me topé con la iglesia de san francisco, igual de imponente, y también explotaba de fieles escuchando la misa: casi no pude entrar.
Más tarde, salimos a comer por la calle balcarce, una peatonal para todos los gustos: boliches, bares, restaurantes. Optamos por el más típico. Comimos una parrillada mientras disfrutábamos de un grupo de folclore entonando zambas y chacareras, y de un paisano que la descosía con el malambo y revoleaba poncho y boleadoras por igual.
De vuelta al hostal, caímos rendidos, purificados y felices.
Friday, July 28, 2006
Un campo de pasto
El sábado fuimos a cañuelas. Funes se había encargado de averiguar cómo llegar y hasta la historia de la ciudad, pero al final entramos todos en los autos. Aunque imaginaba que la resaca atentaría contra la asistencia de los invitados, la necesidad de purificación orgánica hizo que uno a uno fueran arribando a la granja de rehabilitación la agustina. Necesito un pancho ya, en este instante, rugió mi copiloto. Temiendo que saltase a mi yugular opté por contemplar sus antojos y seguir el viaje en paz y tranquilidad. Llegamos y el hogar ya estaba prendido. Costó un poco hacer el fuego para el asado porque el viento soplaba lindo. Finalmente, lo logré. Mientras tanto, los comensales disfrutaban a sus anchas de cuatro puntos cardinales plagados de pasto y horizonte. El remisero se reveló como un gran gourmet vegetal. Ignacio vivió su propia aventura sin que nadie lo viera. El látigo dio cátedra de BT frente a sus vástagos. Maradonati demostró que debió haber ido a alemania. El arquero absoluto me relevó frente a la parrilla luego de incendiar carne y achuras y terminó deleitándonos a todos, incluso a la perra desacatada. PP se refugió en sí misma y, el condimento tierno de la tarde: copo de nieve encontró una nueva amiguita. Desconección absoluta, relax, un placer. Ojalá se repita.
Thursday, July 27, 2006
Tomas balnearias
"...para muchos de nosotros La vida descalzo es (será) una verdadera cartografía sentimental. Vestigios de un pasado que volverá disparado por su lectura: fue en Gesell donde sentí la acechanza del peligro real por primera vez, cuando una moto de playa trepó sobre mi hermana de cuatro años, y vi las gotas de sangre brotar, con lentitud y determinación, por toda su espalda; donde cada verano, al entrar a Sacoa, me sentía un poco delincuente, ya que en Capital, los videojuegos estaban prohibidos. En las tardes de calor y sombra de Gesell comencé a intuir, a través de mis padres, que tenían por entonces la edad que tengo hoy, el amenazante mundo de los adultos; donde conocí el vértigo de la seducción femenina, cuando una babysitter de la cual estaba fatalmente enamorado me confesó, aparte y en voz baja, que si yo tuviera algunos años más estaría encantada de ser mi novia; el lugar elegido, años después, para pasar mis primeras vacaciones solo. Pero lo más extraño sucedió cuando cerré el libro: la inquietante revelación de entender que, pese a lo que había creído hasta hoy, y a lo largo de los años, siempre me cuidé de volver, una y otra vez, al menos por unas horas, a Villa Gesell."
(De la columna "Vamos a la playa", publicada por maxi tomas en el suplemento de cultura de perfil del domingo pasado, 23 de julio de 2006. El texto completo, acá)
(De la columna "Vamos a la playa", publicada por maxi tomas en el suplemento de cultura de perfil del domingo pasado, 23 de julio de 2006. El texto completo, acá)
Wednesday, July 26, 2006
Tuesday, July 25, 2006
No hay nada que hacerle
“De Essen viajé a Stuttgart, donde no tenía nada especial que hacer; no iba ni a los museos ni a visitar los monumentos de la ciudad. Me sentaba en los bancos de los parques y en los cafés, siempre al acecho, nervioso, dándome aires de importancia, convencidísimo de que algo iba a ocurrir de inmediato, algo que sería decisivo y determinante para mi vida entera. Casi nunca ocurría nada, sólo que volvía a quedarme sin dinero. Fui a Hamburgo y a Konisberg, lugares donde tampoco se me había pedido nada y donde me comportaba de forma tan distinta de la de los “turistas” que a veces llamaba la atención de posaderos y agentes de policía. De todas esas ciudades, de todas aquellas salidas precipitadas y de aquellas llegadas sin sentido alguno, ahora ya sólo recuerdo algunos rostros humanos. En Darmstadt, un peluquero que me cortó la melena empezó una discusión política conmigo, me llevó a su casa y me presentó a los miembros de su familia. Estuve tres días alojado en aquella casa, hasta que me di cuenta de que todos –tanto los padres como los dos hijos- eran retrasados mentales. ¿Acaso yo era “normal”? El hecho es que me comportaba como un crío al que acaban de darle por sorpresa una enorme habitación llena de regalos. Esa habitación, cuyos rincones estaban repletos de los mejores juguetes que uno podía imaginar, era el mundo mismo. Y mientras jugaba –mis actividades siempre tenían un componente onírico cuando viajaba, asistía a las clases en la facultad o me relacionaba con la gente-, a veces me invadía una extraña sensación, casi dolorosa, de responsabilidad. Vivía tan angustiado como si hubiera rechazado un encargo de vital importancia. Tenía muchas cosas que hacer, pero ignoraba por completo por dónde empezar. Tardamos en darnos cuenta de que en realidad no tenemos nada especial que hacer, y entonces por fin comenzamos a hacer algo.”
(Fragmento de "confesiones de un burgués" incluido por natalia moret en su nota sobre sándor márai titulada "los mundos reales" y publicada en el suplemento de cultura de perfil del 16 de julio de 2006)
(Fragmento de "confesiones de un burgués" incluido por natalia moret en su nota sobre sándor márai titulada "los mundos reales" y publicada en el suplemento de cultura de perfil del 16 de julio de 2006)
Monday, July 24, 2006
La familia de Esmirna que tejió su progreso en una sastrería
Hay un hilo que atraviesa las últimas cuatro generaciones de esta familia sefardí que a principios de siglo pasado emigró de Esmirna en busca de un destino mejor. En un extremo se encuentra un bisabuelo sastre y una bisabuela ojalera. Se enamoraron y se embarcaron sin más pertenencias que sus valijas hacia la Argentina, para casarse en tierra firme. En la otra punta, cuatro generaciones después, se encuentra Magalí, que estudia diseño de indumentaria y otros cuatro bisnietos que son profesionales y dos de ellos, de menos de 27 años, ya compraron su propio techo.
El hilo es el mismo, pero las realidades son muy distintas. En el medio hay un vendedor de ballenitas, comerciantes de seda, empresarios textiles, amas de casa y profesionales de la tela.
El sastre y la ojalera tuvieron nueve hijos. Catalina fue la menor. Cuando tenía seis años, la mandaron a vivir a lo de su hermana Perla, que se había casado con un empresario textil.
Cuando estaba en edad de merecer, Catalina acudía a todas las reuniones de la colectividad y se preguntaba ¿cuál de todos será mi marido? Y Alberto, que la miraba de lejos, pensaba qué podía ofrecerle a esa niña bien un joven como él, que no tenía estudios y era vendedor ambulante. Finalmente se animó y le propuso casamiento. Catalina le dijo que sí y su tío, el empresario textil, les alquiló un local para que establecieran una sedería en Independencia y Entre Ríos. El progreso los acompañó y al poco tiempo, Catalina y Alberto compraron el local a crédito. Y les empezó a ir bien y se convirtieron en grandes comerciantes. Tuvieron tres hijos varones que ayudaban en la sedería: Roberto, Daniel y Eduardo. Ellos tuvieron más posibilidades que sus padres.
Roberto se recibió de licenciado en química, estudió mientras trabajaba. Pero nunca ejerció. Con el tiempo puso su propia sedería junto con su cuñado. Daniel estudió economía, pero siguió la sedería de su padre. Y Eduardo cursó ingeniería industrial, pero dejó antes de terminar y también puso una sedería. Roberto se casó con María, que también estudiaba química. Hizo carrera en Aerolíneas Argentinas, donde trabaja hace unos 40 años.
Hoy Catalina tiene siete nietos: Pablo tiene 26, es sociólogo y acaba de mudarse a su propio departamento. Leandro tiene 23, es diseñador gráfico y estudia arquitectura. Carolina tiene 27, es psicóloga y vive sola. Demian tiene 25 y, como licenciado en economía, trabaja para el ministerio. Cecilia, de 24, estudia derecho; Magalí, de 19, diseño de indumentaria, y Albertito, que tiene 14, está en la secundaria.
(Esta nota, que me llena de orgullo por supuesto, fue publicada en la última página de la sección principal de la nación de ayer, domingo 23 de julio de 2006. A ver quién adivina cuál de los siete nietos es superloyds)
El hilo es el mismo, pero las realidades son muy distintas. En el medio hay un vendedor de ballenitas, comerciantes de seda, empresarios textiles, amas de casa y profesionales de la tela.
El sastre y la ojalera tuvieron nueve hijos. Catalina fue la menor. Cuando tenía seis años, la mandaron a vivir a lo de su hermana Perla, que se había casado con un empresario textil.
Cuando estaba en edad de merecer, Catalina acudía a todas las reuniones de la colectividad y se preguntaba ¿cuál de todos será mi marido? Y Alberto, que la miraba de lejos, pensaba qué podía ofrecerle a esa niña bien un joven como él, que no tenía estudios y era vendedor ambulante. Finalmente se animó y le propuso casamiento. Catalina le dijo que sí y su tío, el empresario textil, les alquiló un local para que establecieran una sedería en Independencia y Entre Ríos. El progreso los acompañó y al poco tiempo, Catalina y Alberto compraron el local a crédito. Y les empezó a ir bien y se convirtieron en grandes comerciantes. Tuvieron tres hijos varones que ayudaban en la sedería: Roberto, Daniel y Eduardo. Ellos tuvieron más posibilidades que sus padres.
Roberto se recibió de licenciado en química, estudió mientras trabajaba. Pero nunca ejerció. Con el tiempo puso su propia sedería junto con su cuñado. Daniel estudió economía, pero siguió la sedería de su padre. Y Eduardo cursó ingeniería industrial, pero dejó antes de terminar y también puso una sedería. Roberto se casó con María, que también estudiaba química. Hizo carrera en Aerolíneas Argentinas, donde trabaja hace unos 40 años.
Hoy Catalina tiene siete nietos: Pablo tiene 26, es sociólogo y acaba de mudarse a su propio departamento. Leandro tiene 23, es diseñador gráfico y estudia arquitectura. Carolina tiene 27, es psicóloga y vive sola. Demian tiene 25 y, como licenciado en economía, trabaja para el ministerio. Cecilia, de 24, estudia derecho; Magalí, de 19, diseño de indumentaria, y Albertito, que tiene 14, está en la secundaria.
(Esta nota, que me llena de orgullo por supuesto, fue publicada en la última página de la sección principal de la nación de ayer, domingo 23 de julio de 2006. A ver quién adivina cuál de los siete nietos es superloyds)
Friday, July 21, 2006
Dos buenos amigos
Hunter S. Thompson (1937-2005, autor de "Pánico y locura en Las Vegas") y Tom Wolfe, los dos titanes del Nuevo Periodismo, se mantuvieron en contacto a lo largo de los años y se admiraban mutuamente. Tras la muerte de Hunter, Wolfe dijo que Thompson había sido "el escritor cómico en lengua inglesa más grande del siglo". Hunter escribió esta aguda y cariñosa misiva en respuesta a una carta en la que Wolfe, durante un viaje de conferencias por Italia, le describía lo indignados que estaban los lectores allí por los metodos "poco profesionales" de Hunter. "Piensan que estás loco", le escribió Wolfe.
"3 de marzo de 1971.
Querido Tom...
Sos un inútil bastardo comebasura. Acabo de recibir la carta que me escribiste el 25 de febrero desde el hotel Le Grand en Roma, ¡canalla! Andás por ahí, recorriendo la puta Italia con ese puto traje blanco & mil dólares por día, desparramando toda clase de sandeces & mentiras elegantes frente a esos pobres europeítos que ni se dan cuenta... mientras, yo estoy acá, en el medio de estas malditas montañas congeladas, en una batalla a muerte contra los impuestos & alimentándome con vino barato, mientras mis perros se mueren de hambre & mis autos explotan & una legión de abogados nazis hacen de mi vida una verdadera pesadilla...
Sos un cerdo decadente. ¿De dónde sacás coraje para andar por ahí diciéndoles a esos tipos que yo estoy loco? Chupapijas inútil. Mi gira por Italia ya está agendada para la primavera & voy a hacer todo el maldito viaje vestido con un uniforme militar de fieltro rojo & acompañado por seis guardaespaldas de dos metros que amenacen con bombas Mace & cuando empiece a hablar de los escritores norteamericanos & surja el nombre de Tom Wolfe, por dios, ¡vas a desear haber nacido como una puta iguana!
No te preocupes por eso, igual ya estás acumulando un montón de verrugas albinas. Mejor que te metas con tus propios asuntos, porque tu contrato está a punto de caducar. 'Poco profesional...' ¡Sin duda, europeíto miserable! Voy a hacer que tus fémures queden hechos astillas si volvés a mencionar mi nombre en relación con esa mierda horrible del 'nuevo periodismo' que andás promoviendo.
Ay, ¡esa codicia, esa maldad! ¿Cuándo va a terminar? ¿Qué carga mugrienta tiene tu alma que te hizo caer tan bajo? ¡El doctro Bloor tenía razón! ¡Las hienas se están apoderando del mundo! ¡¡¡¡Ay, Jesús!!!! ¿Qué más puedo decir? ¡Excepto advertirte, una vez más, que el martillo de la justicia amenaza, y que tu sucio traje blanco se convertirá en un sudario en llamas!
Cordialmente, Hunter"
(Publicado en la revista Rolling Stone Argentina, abril de 2005)
"3 de marzo de 1971.
Querido Tom...
Sos un inútil bastardo comebasura. Acabo de recibir la carta que me escribiste el 25 de febrero desde el hotel Le Grand en Roma, ¡canalla! Andás por ahí, recorriendo la puta Italia con ese puto traje blanco & mil dólares por día, desparramando toda clase de sandeces & mentiras elegantes frente a esos pobres europeítos que ni se dan cuenta... mientras, yo estoy acá, en el medio de estas malditas montañas congeladas, en una batalla a muerte contra los impuestos & alimentándome con vino barato, mientras mis perros se mueren de hambre & mis autos explotan & una legión de abogados nazis hacen de mi vida una verdadera pesadilla...
Sos un cerdo decadente. ¿De dónde sacás coraje para andar por ahí diciéndoles a esos tipos que yo estoy loco? Chupapijas inútil. Mi gira por Italia ya está agendada para la primavera & voy a hacer todo el maldito viaje vestido con un uniforme militar de fieltro rojo & acompañado por seis guardaespaldas de dos metros que amenacen con bombas Mace & cuando empiece a hablar de los escritores norteamericanos & surja el nombre de Tom Wolfe, por dios, ¡vas a desear haber nacido como una puta iguana!
No te preocupes por eso, igual ya estás acumulando un montón de verrugas albinas. Mejor que te metas con tus propios asuntos, porque tu contrato está a punto de caducar. 'Poco profesional...' ¡Sin duda, europeíto miserable! Voy a hacer que tus fémures queden hechos astillas si volvés a mencionar mi nombre en relación con esa mierda horrible del 'nuevo periodismo' que andás promoviendo.
Ay, ¡esa codicia, esa maldad! ¿Cuándo va a terminar? ¿Qué carga mugrienta tiene tu alma que te hizo caer tan bajo? ¡El doctro Bloor tenía razón! ¡Las hienas se están apoderando del mundo! ¡¡¡¡Ay, Jesús!!!! ¿Qué más puedo decir? ¡Excepto advertirte, una vez más, que el martillo de la justicia amenaza, y que tu sucio traje blanco se convertirá en un sudario en llamas!
Cordialmente, Hunter"
(Publicado en la revista Rolling Stone Argentina, abril de 2005)
Thursday, July 20, 2006
Monday, July 17, 2006
A Cralo se le ocurren cosas
Se me ocurrió empezar a escribir obscenidades
luego eyacular sobre los escritos,
y colgarlos en la pared de mi habitación.
Uno al lado del otro.
Te llamo,
a la tercera vez levantás el tubo,
ante el silencio
leo los papelitos eyaculados.
Te gusta
pero no sabés que están eyaculados
preguntás quién lo escribió
y te digo que un poeta polaco
llamado Jonathan Vrächzjov.
Y cuelgo.
(Carlos Godoy, "Prendas", Ediciones Gog y Magog, año 2005)
luego eyacular sobre los escritos,
y colgarlos en la pared de mi habitación.
Uno al lado del otro.
Te llamo,
a la tercera vez levantás el tubo,
ante el silencio
leo los papelitos eyaculados.
Te gusta
pero no sabés que están eyaculados
preguntás quién lo escribió
y te digo que un poeta polaco
llamado Jonathan Vrächzjov.
Y cuelgo.
(Carlos Godoy, "Prendas", Ediciones Gog y Magog, año 2005)
Friday, July 14, 2006
Colgados
La sastrería nueva va tomando color. Hoy ya dejaron colgados mis cuadros, ahora mi cubículo está vestido. En primer plano, un viejo mapa reproduce lo que eran las islas británicas en el año 1579. Lo rescaté hace muchos años revisando la biblioteca que me dejó mi abuelo. Con sólo verlo me enamoré. Después de guardarlo prolijamente durante un tiempo, decidí enmarcarlo. En cuadro, es todavía más lindo y ahora cuelga de una de las paredes, junto a dos pequeñas láminas de caza (una regalada y otra robada), justo encima de mi máquina de coser. En la otra pared, mis dos títulos: sastre y sastre avanzado, para impresionar a las señoras que vienen a las pruebas de vestuario. Y atrás mío, al lado de la ventana, dos distinciones recibidas por la confección de antiguos trajes. Por la ventana se ve la autopista, miles de autos que vienen y van ininterrumpidamente. Me quedo mirándolos pasar y me pregunto qué estarán pensando todos esos hombres sin cara que pasan al volante por unos segundos frente a mis ojos. Me pregunto si ellos pensarán lo mismo al observar las ventanas de los edificios que van atravesando. Quién sabe. Lo que más me gusta en estos días despejados es que los rayos del sol se reflejan en los chasis y en los parabrisas. Entonces juego a mirar fijo el reflejo hasta incomodarme la vista. Pienso en todas las cosas que tengo que hacer antes de bajar la cortina de esta semana post mundialista. Las costuras por terminar, vestidos para arrancar de cero, pruebas. Pequeño oko me llama para que le salga de garante, la madder para pasarme revista de la búsqueda que le encomendé. Tengo que hablar con el contador de la sastrería, con primogénita, contactar a mi agente de viajes y en el medio me llaman de parte de un famoso que necesita un vestido urgente. En fin, demasiadas cosas juntas para un viernes de limadura. Por el momento, mientras espero mi almuerzo, yo miro por la ventana.
Thursday, July 13, 2006
Mi amigo de papel
Sacar una revista. Una de tirada corta. De historietas y gratis. Pocas, bajas o como se diga. Poner un blog. Un blog para mis amigos, para mi novia, para los chicos de la facultad, del trabajo, los amigos del curso, familiares de otros países, los vecinos que protestan o simplemente para que otro escriba una respuesta o conozca mi 4x4 (quiero decir, mi foto carnet).
Escribir la reseña de un libro que leí, que me gustó, que no me gustó (no importa) y mandarla a la revista Oliverio, la jermu de mi vida, mil mamuts, sudestada, animales espirituales, el interpretador.
Dar clases en las villas. Apoyo escolar para chicos que apenas diferencian la "v" de la "b". Hablar sobre lo mucho que no saben sin pecar de soberbio y contagiando ganas de querer aprender más. O dar clases en la cárcel; Devoto, Ezeiza, Dolores, en la de Neuquén.
Repartir volantes de la Agrupación que más acorde esté con mis ideales (esos que los demás perdieron) y, con mi granito de arena, colaborar para la desconfusión galopante que nos da arcadas leyendo el diario.
Decir lo que pensás.
Levantarte a horario todos los días y viajar en colectivo o el tren lleno hasta la manija perdiendo el conocimiento por la falta de aire. Puntual en cada reunión. Proponiendo en cada reunión. O escuchar, atento, para saber a qué mierda se refieren esos que te dicen qué y cómo hacerlo.
Decir lo que pensás.
Visitar museos. Visitar muestras. Ir al teatro. Ir al Cosmos o al Gaumont alguna vez en la vida. Conocer la Ciudad Cultural Konex - gob. bs. as.
Comprar un libro de edición independiente, de )el asunto( o de Guillermo De Pósfay o Diego Arbit. O comprar un libro a secas.
Hacer una película. Escribir un guión. Un cuento y una poesía. O un cuento. O una poesía. Tocar la guitarra, el chelo, el piano, el oboe, la flauta traversa, la batería, la armónica, el bajo.
Ayudar al bibliotecario de la Facultad ad honorem. Reenviar un mail de búsqueda laboral. Postear en foros de discusión, grupos de shajú o gemeil, linkear. Llenar un obras con pier, intoxicados, gardelitos o la vela puerca. Ni hablar pez. Escuchar un disco de Mateo recontra ripeado. Comentar y comentar.
Decir lo que pensás.
También divertirse y que nadie se amargue pensando que las drogas no se pueden legalizar porque en realidad se podrían legalizar si no fuera un negocio para los gobiernos.
Decir lo que pensás.
Se resume a eso.
Y después dicen que no saben en qué anda la juventud perdida. O dicen que la juventud no tiene los huevos para plantarse frente a los mismos de siempre. Menos mal que no saben en qué andamos porque así reprimen mucho menos.
Si hubiera un problema, diría que no nos pueden seguir el tranco.
No les da el cuero.
Pero ahora me voy. Tengo cosas que hacer. Espero que vos también.
Editorial de Papel (Distribución gratuita de literatura experimental), por Lucas "Funes" Oliveira.
Escribir la reseña de un libro que leí, que me gustó, que no me gustó (no importa) y mandarla a la revista Oliverio, la jermu de mi vida, mil mamuts, sudestada, animales espirituales, el interpretador.
Dar clases en las villas. Apoyo escolar para chicos que apenas diferencian la "v" de la "b". Hablar sobre lo mucho que no saben sin pecar de soberbio y contagiando ganas de querer aprender más. O dar clases en la cárcel; Devoto, Ezeiza, Dolores, en la de Neuquén.
Repartir volantes de la Agrupación que más acorde esté con mis ideales (esos que los demás perdieron) y, con mi granito de arena, colaborar para la desconfusión galopante que nos da arcadas leyendo el diario.
Decir lo que pensás.
Levantarte a horario todos los días y viajar en colectivo o el tren lleno hasta la manija perdiendo el conocimiento por la falta de aire. Puntual en cada reunión. Proponiendo en cada reunión. O escuchar, atento, para saber a qué mierda se refieren esos que te dicen qué y cómo hacerlo.
Decir lo que pensás.
Visitar museos. Visitar muestras. Ir al teatro. Ir al Cosmos o al Gaumont alguna vez en la vida. Conocer la Ciudad Cultural Konex - gob. bs. as.
Comprar un libro de edición independiente, de )el asunto( o de Guillermo De Pósfay o Diego Arbit. O comprar un libro a secas.
Hacer una película. Escribir un guión. Un cuento y una poesía. O un cuento. O una poesía. Tocar la guitarra, el chelo, el piano, el oboe, la flauta traversa, la batería, la armónica, el bajo.
Ayudar al bibliotecario de la Facultad ad honorem. Reenviar un mail de búsqueda laboral. Postear en foros de discusión, grupos de shajú o gemeil, linkear. Llenar un obras con pier, intoxicados, gardelitos o la vela puerca. Ni hablar pez. Escuchar un disco de Mateo recontra ripeado. Comentar y comentar.
Decir lo que pensás.
También divertirse y que nadie se amargue pensando que las drogas no se pueden legalizar porque en realidad se podrían legalizar si no fuera un negocio para los gobiernos.
Decir lo que pensás.
Se resume a eso.
Y después dicen que no saben en qué anda la juventud perdida. O dicen que la juventud no tiene los huevos para plantarse frente a los mismos de siempre. Menos mal que no saben en qué andamos porque así reprimen mucho menos.
Si hubiera un problema, diría que no nos pueden seguir el tranco.
No les da el cuero.
Pero ahora me voy. Tengo cosas que hacer. Espero que vos también.
Editorial de Papel (Distribución gratuita de literatura experimental), por Lucas "Funes" Oliveira.
Wednesday, July 12, 2006
Waiting for the mundial
Tuesday, July 11, 2006
Monday, July 10, 2006
Final del mundial
La final del mundial implicó el final del mundial. Distintas sensaciones: muchas ganas de haber estado ahí cada vez que veía grupos de argentos saltando por las calles y en los estadios, un gusto amargo por no haber llegado más lejos (¿lo merecimos realmente?), un campeón medio pedorro y por penales, pocos goles, poca fantasía. Algunos jugadores inflados (riquelme a la cabeza), otros viejos (cafú, roberto carlos), un viejito inspirado que la cagó en la final (igual fue el mejor), mucho -muchísimo- periodista hablando al pedo y demasiadas propagandas, un sucesor natural (el gordo hincha nro. 1), otro gordo récord (ronaldo), un equipo en cero y de vuelta (suiza), un técnico con oficio (felipao) y otro sin oficio que extraña (el narigón), una organización demasiado perfecta. Malabares para ver los partidos, no pensar en otra cosa, poco de todo lo demás (lo justo y necesario), nostalgia por cuatro años de espera. Tres eliminaciones para festejar. Tres argentos en la final, uno llorando después de errar, otro campeón cortándose el pelo, el último rajando al más grande sin mosquearse. Dos dignas despedidas (ayala gigante y crespo), muchas promesas (messi, tévez, maxi). Un quinto puesto, una genial teoría conspirativa (por la chancha). Y el orgullo de ser argentino. Ahora hay que volver a laburar.
Saturday, July 08, 2006
Friday, July 07, 2006
De taquito
Si yo pasara tanto tiempo haciendo las cosas de que me preocupo, como paso preocupándome de no haberlas hecho, no tendría nada de qué preocuparme.
Anónimo
Anónimo
Thursday, July 06, 2006
Basta de fútbol
"Las artes marciales envuelven mucha mística, pero la calle es otra cosa. Vos tirás una patada y el otro te agarra la pierna, sin ningún árbitro que los separe, y te hace bailar un malambo en una pata sola"
"Mi intención es ser el Don King del kick boxing en Latinoamérica. Pero es difícil ser Don King y Mike Tyson todo en uno. Cuando viene un rival de afuera yo tengo que hacer de anfitrión. Lo voy a buscar a Ezeiza, lo traigo al hotel, lo hago hospedar, le llevo las valijas, lo saco a cenar... Y al otro día lo reviento a trompadas y lo mando al hospital. Y después lo llevo yo mismo al hospital, espero que lo cosan y lo traigo de vuelta"
"A veces, después de recibir un par de golpes, pienso: no subo más al ring, me voy a dedicar a promover que es más fácil. Pero como promotor también soy muy exigente, entonces me siento a armar la velada, pongo las peleas de semifondo y cuando llego al espacio de la pelea estelar pienso: ¿a quién pongo? Tengo que poner al mejor. Y el mejor... es Acero Cali"
(de la entrevista a Jorge "Acero" Cali, luchador argentino campeón mundial de kick boxing y promotor de peleas en la empresa megaboxing, aparecida en el #5 de la revista metrópolis, mayo/junio de 2006)
"Mi intención es ser el Don King del kick boxing en Latinoamérica. Pero es difícil ser Don King y Mike Tyson todo en uno. Cuando viene un rival de afuera yo tengo que hacer de anfitrión. Lo voy a buscar a Ezeiza, lo traigo al hotel, lo hago hospedar, le llevo las valijas, lo saco a cenar... Y al otro día lo reviento a trompadas y lo mando al hospital. Y después lo llevo yo mismo al hospital, espero que lo cosan y lo traigo de vuelta"
"A veces, después de recibir un par de golpes, pienso: no subo más al ring, me voy a dedicar a promover que es más fácil. Pero como promotor también soy muy exigente, entonces me siento a armar la velada, pongo las peleas de semifondo y cuando llego al espacio de la pelea estelar pienso: ¿a quién pongo? Tengo que poner al mejor. Y el mejor... es Acero Cali"
(de la entrevista a Jorge "Acero" Cali, luchador argentino campeón mundial de kick boxing y promotor de peleas en la empresa megaboxing, aparecida en el #5 de la revista metrópolis, mayo/junio de 2006)
Tuesday, July 04, 2006
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