Thursday, May 31, 2007

Lectura argenta en madrid

Amargord: Torrecilla del Leal 32, Lavapiés (metro Anton Martín o Lavapiés).
El domingo, debido a la afluencia de público, habrá una lectura bis, con la presencia estelar de los poetas DAVID WAPNER y CARLOS SALEM, esta vez en el Bar Bukowski Club, San Vicente Ferrer 25, Malasaña (metro Tribunal).

Cambio de rumbo: lecturas

"Ploc... Ploc... Ploc. Le apasionaba el espectáculo del whisky derramándose sobre un vaso. Sobre todo si el vaso era suyo.
'Ricardo Gonzales', dijo en voz alta varias veces. Solía hacer eso en sus momentos de soledad, cuando el alcohol ya había avanzado lo suficiente como para hacerlo perder la noción del tiempo. No es que olvidara realmente quién era, simplemente lo decía, escuchaba sus palabras, y nada más. No se sentía mejor, ni peor, pero lo hacía. 'Ricardo Gonzales'. Nunca hubiera esperado tener un nombre tan vulgar, pensó. Me lo merezco. Los contornos de las figuras que lo rodeaban habían perdido su forma, y su sentido. Se quedó varios minutos mirando a los ojos de su gato, Ricky, otra vulgaridad. Ricky lo miraba, sin moverse. Nunca se movía. Era uno de esos animales que parecen vivir por inercia, y el día que muera, nadie lo va a notar. Lo miraba, y al mismo tiempo se veía a él mirando a ese gato negro. Le parecía una imagen bastante poética, o estúpida tal vez. La cabeza le daba vueltas frenéticamente, como una montaña rusa endemoniada. Mientras tanto, John Lee Hooker no se cansaba de cantar un blues enfermo de tristeza. ´Lo único que entiendo es el blues, y el blues es el único que me entiende'. Intentó cerrar los ojos, pero la montaña rusa amenazó con salir volando de su cabeza. Decidió seguir tomando hasta que el sueño se lo lleve. Pidió a John Lee Hooker que eso suceda pronto. Notó que las paredes de un color gris resignado que tenía enfrente, empezaban a acercarse y alejarse; no le importó realmente.
'Uno más, cantinero' dijo en voz alta y dibujó una sonrisa estúpida. Recordó una frase de su escritor favorito, Charles Bukowski: 'Cuando estoy bien, tomo para festejar; cuando estoy mal, tomo para olvidar; y cuando no estoy ni bien ni mal, tomo por tomar'."


(Federico Levín, Historias Higiénicas, Buenos Aires, año 2000, Grupo Editor Latinoamericano, primera parte, capítulo I. El inicio de la novela aquí transcripto fue leído en vivo por superloyds en su primera presentación en el bar bukowski, el miércoles 7 de marzo de 2007)

Monday, May 28, 2007

hoy hoy hoy hoy, hoy hoy hoy hoy

Como el dedo ramón, cada vez más arriba !! Cómo está la peña osvaldo soriano acá en madrí, cómo está mi viejo allá en buenos aires, cómo debe estar el viejo del amigo caslas. Hoy estuve en lokos x el fúbol y grité como un hijo de puta, el gol de hirsig fue una jugada de ajedrez chabón. Estamos cerca, vamo a ver qué pasa, por cábala yo me quedo quietito acá en madrid.
Con el blog me colgué un poquito, sepan disculpar, es que pasan muchas cosas acá, encima ahora llegó garamona !!

Saturday, May 19, 2007

The kids are all right

El jueves a la noche fui a ver a estos pibes. Sonaron bastante bien. Creo que tienen futuro.

PD. Y yo que pensé que me iba a morir sin escuchar who are you en vivo...

Tuesday, May 15, 2007

Imá-rruecos: el dromedario, el guía y su sombra en la arena del sahara

Y muy pronto, el final del viaje a marruecos, el fotolog de loyds y le petit, el viaje a suiza, toda la movida madrileña, la presentación de minimaloyds en lavapiés que estuvo buenísima, la lectura en artépolis y la entrevista que le voy a hacer mañana a juan luis guerra para la sección cultura y espectáculos del periódico corte latino (sí, como lo oyen, ojalá que llueva fernet, carajo).

Wednesday, May 09, 2007

Superloyds desembarca en madrid


Se referiran al libro los poetas Rodrigo Galarza (Argentina) y Leo Zelada (Perú).
Entrada y salida libre y gratuita.

Tuesday, May 08, 2007

Marrakech

Pasamos tres días en marrakech. Una ciudad increíble y muy cosmopolita. Miles de personas de todas partes del mundo caminan por sus estrellas callejuelas techadas de los souks (barrios divididos según el oficio de los artesanos) que rodean la plaza jemma el-fna mientras los mercaderes intentan, sin darse nunca por vencidos, venderles cualquier tipo de producto, desde un par de babuchas (unos zapatitos con la punta hacia arriba, bien mil y una noches que la petisa, tentada, se probó varias veces), hasta dátiles, muebles, enormes teteras de metal, turbantes, lo que sea. Nosotros pegamos un mini puf rojo y redondo con un dibujo típicamente marroquí. Ideal para el monoambiente. Eso y unas pocas almendras y nueces cubrió nuestro presupuesto, por lo que puede decirse que para los interminables vendedores fuimos un pingüe negocio. Pero sí nos encargamos de subir a muchas terrazas, de aquellas que tan bien describe viera en el texto del interpretador que linkié en el post anterior. Una vuelta en el desayuno, de día, cuando pudimos observar a los encantadores de serpientes (en la foto) desde una distancia prudencial, evitando que nos atosigaran, víbora en mano, en busca de unos cuantos dirhams a cambio de las fotografías a tomar. Las otras veces, a la noche, para comer. También visitamos las tumbas saadíes, donde están enterrados todos los viejos sultanes ilustres de la ciudad, distintas mezquitas de todo tamaño y color y un palacio o, mejor dicho, las ruinas de uno, gigantescas, con enormes piletas en el medio (la pasaban bien los muchachos) donde la petisa se puso a hacer tai chi. Pero lo imperdible en esta ciudad, además de sus terrazas, es caminar por las callecitas de la medina o ciudad vieja, meterse en los riads (antiguas casas árabes con un patio central y una fuente en el medio, llenas de azulejos pintados de muchos colores), perderse por ahí, hablar con la gente, esquivar a los incansables vendedores y a esas motitos que pasan a los pedos entre la gente. Con la petisa todas las mañanas íbamos a la plaza y nos tomábamos unos jugos de naranja exquisitos (los mejores que tomé en mi vida) en el puesto 17, porque el dueño (en la foto) nos cayó simpático desde el primer día. Después caminábamos sin parar todo el día, comíamos algún kebab por la calle y, a la noche, después de bañarnos y descansar un rato en el hotel (donde conseguimos un cuarto mucho mejor a partir de la segunda noche, con baño privado y un balconcito que daba a una calle peatonal llena de gente que iba y venía), íbamos en busca de alguna terracita donde comer no muy caro mirando la plaza iluminada. Lo único malo es que como los marroquíes son musulmanes, la religión no les permite beber alcohol, entonces estuvimos a pico seco todo el viaje. Le dan al té todo el día y toda la noche (como decía mi amigo ahmed, whisky bereber) y eso te impide acompañar como se debe platos exquisitos como el tajine (hecho con carne y servido bien caliente), que pide a gritos un buen tinto. En algunos lugares te venden vinos importados, pero te rompen el orto, no vale la pena. En la plaza también hay punteros que van y vienen ofreciéndote choco choco en voz baja, pero también pasamos. La verdad que en marrakech la ciudad te basta, no hace falta más nada. Sentarte en una terraza, comer algo rico, ver pasar a la gente, escuchar a los tipos vendiendo cualquier cosa todo el tiempo, absorver una cultura tan diferente y tan cerca de europa. Una experiencia increíble disfrutar de marrakech. Y nosotros la aprovechamos a fondo.



Wednesday, May 02, 2007

Recibiendo el interpretador en marrakech

Ya van treinta números de esta revista que devoro cada vez que sale. Y el destino quiso que este número aniversario lo recibiera en un locutorio de marrakech. Llovía mucho y con la petisa decidimos meternos en internet por primera vez en el viaje. Y entonces conocí a carlitos el borracho y su historia del gato montés, del jefe de villa celina, me interné en el primer capítulo de una novela muy interesante del amigo obelix, viajé entre chicago y madison con pedrito mairal y bob dylan y pude leer mi humilde colaboración en las aguafuertes con mi contacto en madrid (aclaración: al final del primer párrafo, donde dice caminado y caminado debió decir caminando y caminando). Y de yapa, me encontré con este exquisito texto de jorge omar viera, precisamente sobre marrakech. Un lujo.

Las casbahs del valle del draa rumbo a marrakech

Las casbahs son pequeñas ciudades amuralladas, generalmente construidas con bloques bien cuadrados de piedra y ladrillos de tierra roja sin cocer, con dos torres ubicadas a ambos lados de una nave central en la que se encuentra la puerta. Dentro de las murallas, que muestran casi ninguna abertura al exterior, se encontraban todos los edificios necesarios para la defensa: amplios establos, cuarteles, graneros, arsenales y cisternas de agua para las casas de las familias bereberes. La atracción principal de la moderna, rosa y afrancesada ciudad de quarzazate, es la casbah taourirt, que conserva un palacio glawi abandonado con algunos techos de madera pintada que vale la pena ver. Con la petisa pasamos gran parte de la mañana perdiéndonos por los distintos cuartos con diminutas ventanas hacia afuera. Después agarramos nuevamente la ruta, ahora en buenos términos con nuestro fercho houssin, con la música al taco, bailando los tres a la vez un tema de música marroquí muy pegadizo. Al rato llegamos a la casbah más importante de marruecos, ait benhaddou, una enorme madriguera enclavada en el valle de una pequeña colina que domina los cuatro puntos cardinales. En ait benhaddou se filmaron algunas de las escenas de lawrence de arabia, jesús de nazaret y, más acá en el tiempo, gladiador. Los vendedores, mientras nos ofrecían todo tipo de productos, como siempre, nos mostraban fotos de la construcción del coliseo para la película de russell crowe contra una de las murallas y otras de ellos mismos vestidos de época para hacer de extras. Un espectáculo total, subimos caminando hasta arriba de todo y el paisaje era increíble. Pasamos varias horas dando vueltas por esta casbah que fue declarada patrimonio de la humanidad por la unesco y todavía está habitada por algunas familias que te invitan a visitar sus casas y a sacarles fotos. Y finalmente nos sumergimos en la trepada al gran atlas nevado a bordo de nuestro taxi. Por suerte pudimos atravesarlo sin contratiempos, la nieve no estaba tan espesa como para cortar la ruta. Fuimos parando en algunos points para seguir fotografiando las imponentes vistas que se nos presentaban desde lo alto de las montañas. Al borde de la ruta o serpenteando junto a ella, durante muchos kilómetros nos seguía un arroyo a cuya vera iban apareciendo plantaciones de distintas especias y, un poco más arriba, algunos pueblitos construidos con la típica e interminable tierra roja. Las mujeres lavando la ropa en el agua del río y poniéndola a secar sobre las piedras también es un espectáculo digno de ver. Una travesía realmente hermosa, pese a las constantes subidas y bajadas y a las pronunciadas curvas que, por suerte, esta vez houssin se tomó con calma. Cuando ya iba cayendo el sol entramos en marrakech, donde nos separaríamos de nuestro conductor. Houssin nos dejó en el medio de la medina vieja, el centro neurálgico de la ciudad. Pero cuando le pagamos, con el descuento del día que nos había quitado del itinerario, el tipo nos montó una escena terrible exigiéndonos el total. Otra vez quilombo, que el precio acordado, que nos había cambiado lo que pactamos con los otros dos. En fin, nos pusimos firmes y el chabón se terminó yendo medio ofendido, pero a mí ya me daba lo mismo, me tenían harto todos, no quería saber más nada con las malditas discusiones, regateos y demás yerbas. Dimos unas cuántas vueltas hasta que encontramos un hotel bastante básico y con baño a compartir, pero muy barato. El tema es que se acercaba semana santa y casi todos los alojamientos estaban reservados, así que en el fondo tuvimos suerte, porque estábamos cerca de todo. A la noche, después de bañarnos y sentirnos liberados luego de varios días con nuestro guía a cuestas, salimos a caminar por la plaza jemma el-fna, el atractivo central de marrakech, donde cualquier cosa te puede pasar. Esta enorme plaza abierta, toda de cemento, está plagada de los vendedores, artistas y buscas más variopintos. Podés encontrarte desde los típicos faquires, encantadores de serpientes y carros abarrotados de naranja que ofrecen jugos a los turistas, hasta equipos de gimnasia acrobática, malabaristas, adivinadores del futuro, grupos de música y todo tipo de vendedores y contadores de historias. Hasta un dentista hay clavado en el medio de la plaza ofreciendo sus prótesis encima de una mesa. Una película total, para flashear en colores. Hay un sector donde los tipos instalan miles de puestos de comida, uno al lado del otro y te invitan a los gritos a sentarte en unos bancos a morfar sobre unas largas mesas de madera. Nos instalamos en el que más nos gustó y me pedí una pastilla, que en marruecos es una fina pasta rellena parecida a la lasaña, rellena de pollo y almendras. Estaba riquísima. La petisa optó por un cuscús de pollo que también estaba muy bien. Después caminamos un rato por la plaza y sus alrededores, pero nos quisieron vender tantas cosas y estábamos tan cansados por el viaje y tan saturados del asedio marroquí que nos fuimos a dormir temprano, luego de tomar un tecito en un bar donde volvimos a encontrarnos con nuestros compañeros de ruta yanquis. Al otro día, las infinitas terrazas de marrakech nos estarían esperando.