Monday, February 26, 2007

Fines de semana: uno en la nieve, otro en el campo de juego

El fin de semana anterior, donde los había dejado, partimos rumbo a valdezcaray, un pequeño centro de ski familiar donde los suegros de alex tienen un departamentito. El viernes al mediodía dejamos a blanca en lo de sus padres, nos invitaron un exquisito almuerzo y después nos subimos a la autopista. Alex no maneja, su registro está vencido y nunca le divirtió mucho la cuestión, así que agarré el volante del clío y le pegué derecho hasta la montaña. Tardamos unas cuatro horas en llegar, nos acomodamos en el departamento, fuimos al super, recorrimos un poco el pueblo de ezcaray. A la noche cociné una especie de capelettinis, pero me fui al carajo con la salsa: es que encontré unos saleros con pimientas y ajos y se me fue la mano, terminamos echando fuego por la boca como dos dragones. Después salimos a dar una vuelta y apagamos el fuego con unas cuantas cubatas, mientras brindábamos por la despedida de soltero de ratactor, que se desarrollaba en simultáneo en la feliz ciudad de mar del plata. El sábado subimos a la montaña, alquilamos equipos (ski para alex, snowboard para superloyds) y nos lanzamos a la nieve. Le dimos sin parar hasta que cerraron los medios. Había poca nieve, es cierto, pero también casi nada de gente, era bajar la pista y subir de nuevo a la aerosilla, un placer, más teniendo en cuenta que hacía más de un año y medio que no me subía a una tabla. Terminada la faena, comimos unos sánguches y nos mandamos una linda siesta recuperadora. Después vimos un dvd, malas calles, una vieja y bastante mala película de scorsese, quien anoche finalmente agarró su oscar tan postergado. Eran robert de niro y harvey keitel agarrándose aparatosamente a trompadas de bar en bar, sin solución de continuidad ni hilo conductor alguno. En fin. A la noche salimos de bares y, como era carnaval, todo el mundo estaba disfrazado menos nosotros. Y no eran disfraces improvisados, hasta los viejos iban súper producidos. Vimos de todo: un grupo de jirafas, otro de sevillanas, otro de bebés, piratas, odaliscas, todo tipo de animales, insectos, hasta el hombre duff, el del aviso de cervezas de los simpson, espectacular. Tomamos tanto ron con cola y limón que terminamos del culo y a las cinco de la mañana. Al otro día nos levantamos como a las tres de la tarde y ni pudimos subir a esquiar, pero no nos importó. Hicimos un paseíto por el río, muy lindo y emprendimos el regreso temprano, porque muy de tarde la entrada a madrid se pone imposible. Buscamos a blanca y volvimos a la casa a ver el día del fútbol (una especie de fútbol de primera) en la televisión.

Lo que no imaginamos es que saldríamos en ese programa este último fin de semana. Yo andaba con ganas de hacer algún viajecito pero al final me dio fiaca. Compré un ron y nos quedamos el viernes a la noche tomando cubatas con alex. El sábado nos levantamos al mediodía y fuimos al cine a ver venus, una película muy interesante que retrata la relación de un anciano (enorme peter o´toole) con una joven de veintipico. La verdad que nos gustó mucho. Yo tenía ganas de ir a ver el derbi madrileño, el clásico atlético de madrid - real madrid, pero las entradas andaban por los 70 euros y estaban agotadas. Caminamos un rato por la ciudad, pasamos por el palacio real donde habían montado un escenario y daban ópera gratis. Y cuando volvíamos a la casa llamó gonzalo, el cuñado de alex. Resulta que había hablado con blanca y se enteró que yo moría de ganas por ir a la cancha, y justo estaba organizando un evento en el entretiempo del clásico. Tengo dos entradas gratis, nos dijo, vengánse ya para acá y vayan a la puerta 6, llámenme de ahí. Agarramos un taxi y enfilamos para el vicente calderón, el estadio del aleti, faltaban 50 minutos para las 10 de la noche, cuando empezaba el partido. Llegamos a la puerta y gonzalo ya estaba esperándonos con dos pases especiales. Lo seguimos por un pasillo e ingresamos: ¡al campo de juego! ¡No lo podíamos creer! Justo salían los equipos a la cancha y nosotros ahí, a metros de gago, higuaín, leo franco, el kun agüero, galletti, por mencionar a los argentos, y ni que hablar de casillas, cannavaro, guti, raúl y tantos otros. Fue como un sueño, estar viendo ese partido, a estadio lleno, gratis y en el propio campo de juego. Terminó 1 a 1 pero el real la sacó baratísima. Arrancó ganando el aleti (club del que me declaro hincha oficial), después le anularon el segundo gol por un off side inexistente (un robo) y al rato empató higuaín con su primer gol desde que llegó al real. El segundo tiempo fue un monólogo del aleti. Casillas le tapó el empate al kun y a varios más, gago no hizo nada, el hueso galletti la descosió y cannavaro se fue expulsado por doble amarilla. Y a leo franco y el niño torres los vimos a medio metro cuando fueron a buscar una pelota atrás del arco. El real terminó pidiendo la hora y festejando el empate, y la gente del aleti (un 95 % del estadio) se fue puteando por la mala suerte, porque la pelota no quiso entrar, porque mereció ganar largamente. Nosotros nos fuimos felices caminando entre la multitud, a pesar del resultado. El domingo nos invitó a comer un asado un amigo argentino que se dedica a la importación de carne. Peló unos chorizos y una tira cuasi argenta, exquisita, y nos clavamos unos tintos de primer nivel. A la noche nos sentamos frente a la tele a ver el fútbol y, a la izquierda de la pantalla, detrás del arco, distinguíamos nuestras figuras cada vez que la pelota iba para ese lado. Un placer absoluto. Después enganché al ciclón contra belgrano en la cancha de boca, en directo otra vez. Jugamos como el orto pero ganamos 1 a 0, un buen resultado de cara al próximo partido, otra vez en la boca pero de visitantes. Ojalá haya llegado el momento de vengar (o al menos olvidar un poco) aquel maldito resultado del último campeonato. Ya veremos. Por lo pronto, me clavé un derbi madrileño gratis y desde el campo de juego, lo que no es poco. Muerto de sueño, y como los oscars me chupan un huevo, me fui a dormir con la panza llena de fútbol.

Thursday, February 22, 2007

Habituándome a la ciudad

La primer semana en madrid fue rara. Acostumbrado a no tener un segundo de paz en la ciudad de la furia, a correr de un lado a otro, a llevar a la sastrería en la cabeza casi todo el tiempo, el sólo hecho de no estar obligado a levantarme de la cama en un horario concreto ni vivir pendiente de un teléfono celular que vibrase en mi bolsillo derecho (aunque a veces parecía que ahí estaba, vibrando) fue una gran novedad. Despertar en un cuarto extraño, solo, abrigado. En fin. Alex y Blanca me tratan de maravillas. Se la pasan el día en la casa, él porque labura con la compu, ella porque le dieron reposo absoluto hasta el parto a raíz de las continuas contracciones. Eso hace que en mi afán de no molestarlos y darles un poco de intimidad, me la pase afuera todo el día. Lo único malo es que hay días que hace bastante frío, aunque igual me encanta caminar por esta ciudad. El primer lunes anduve por la biblioteca nacional y me procuré un carnet de investigador para poder entrar y salir cuando quiera y pedir cualquier libro que necesite. Les dije que era escritor y me buscaron en su catálogo, pese a mi insistencia de que no perdieran el tiempo: imagínense a la minita tipeando "loyds" en la computadora, yo me reía solo. A las siete de la tarde fue mi primera clase en el curso, ahí me encontré con mini frankie y tortuguita, dos mendocinos simpatiquísimos, y con la puntana cid soba pollas alemanas, que se les coló en el viaje y se cree mata hari. El profesor capo sastre que dirige el seminario, una eminencia mundial en el rubro, nos contó la solución que había adoptado, momentos antes nada más, respecto de una polilla que en tiempo récord se había comido 26 trajes completos y amenazaba con reaparecer en escena. Realmente muy interesante, casi un privilegio hablar con él mano a mano. Luego fuimos a la latina, con la nueva pandilla y otros más, a comer unas tablas de fiambres y a por unas cañas (cervezas). Al día siguiente, martes, junto a la pandilla anduvimos paseando por el palacio real, puerta del sol, plaza mayor, y terminamos en chueca tomando otras cañitas. El miércoles estábamos citados en la superintendencia textil de madrid, para presenciar la presentación de un nuevo y enorme género, pero esto de no tener ni reloj ni despertador es complicado a veces. Me quedé completamente dormido, salí corriendo y llegué unos 45 minutos tarde. La chica de la puerta, cuadrada al cuadrado, me perjuró que tenía prohibido dejar pasar a nadie una vez iniciada la sesión de corte. Así como fui me tuve que volver. Por la tarde asistimos a la escuela complutense de corte y confección a apoyar la candidatura a gran modista de una mujer de origen argentino: la cantidad de puntos y contrapuntos que tenía en su haber era abrumadora. Su eminencia estaba presente y cuando se enteró que no me habían dejado ingresar en su taller esa misma mañana puso el grito en el cielo. Pero bueno, sobre la leche derramada... El jueves siguiente, con mi guía del ocio bajo el brazo, me metí en una exposición de roy lichtenstein espectacular, con muchas pinturas y esculturas de gran tamaño. Un placer, a la petisa le hubiera encantado, y a mi amigo terranova seguro también. Después salí a caminar por la calle claudio coello (una especie de arroyo, plagada de galerías de arte) y entré a ver una exposición de man ray, que exhibía más que nada negativos o primeras tomas de sus inicios en la fotografía. La verdad fue interesante, pero no me mató. De ahí me fui a un cóctel en honor de su eminencia, a quien se le entregaba una medalla honoris causa de parte de una escuela de modistos cuyanos. Bastante aburridos los discursos, por cierto, aunque el jamón serrano que sirvieron después fue increíble y abundante. Terminamos de la panza y nos fuimos a seguirla a alonso martínez, uno de los barrios que más me gustan de madrid, una pequeña plaza circular (que las hay muchas), con un montón de callecitas alrededor repletas de bares de tapas. Cuando pasamos por el café de parís dije éste es el lugar: en la vidriera tenían un póster de los stones de los 60, en blanco y negro, con jagger con cara de nenito y richards con el pelo lacio. No me equivoqué, la música era espectacular, puro rock & roll, y los tragos relativamente accesibles, aunque acá, cuatro a uno, todo es carísimo. Pero para un par de cubatas de ron con cola y limón me dio y fue muy divertido. Me volví bien alegre, caminando como 20 cuadras (nunca caminé tanto como acá), a descansar un poco, porque el viernes partiríamos con alex, a pasar el fin de semana, ¡a la nieve!

Monday, February 19, 2007

kilómetro 0

Bueno, hay cybers, claro, pero muchos menos que en baires y además son carísimos. Por eso tengo que encontrar el momento de descanso de mi broder alex, que labura todo el día en la compu, para poder postear. El primer fin de semana acá en madrid fue tranquilo, dormí un montón, descansé de la maratón de despedidas, la puesta en orden final del laburo en la sastrería y el viaje, por supuesto. El viernes a la tarde, después de instalarme en el futuro cuarto de luca (el hijo que alex y blanca esperan para fines de abril), caminamos por la plaza mayor, puerta del sol, cibeles, el retiro. Esta ciudad sigue tan linda como la conocí allá por el 2002. A la noche nos clavamos unas buenas cubatas de ron con cola y limón y nos colgamos charlando hasta las 5 de la mañana. Por eso el sábado me desperté a las 5 de la tarde, je, pero no me importó nada. Dimos unas vueltas más, identificamos la sede del seminario y paramos por unas cervecitas en el café comercial, un lugar muy tradicional donde se hacen encuentros literarios, aunque nadie supo decirme bien las fechas precisas. El domingo sí amanecí temprano, me tomé el metro y me fui al mercado del rastro, una especie de feria de san telmo donde todos los domingos podés encontrar miles de puestitos en las calles ofreciendo las cosas más variadas. Muy pintoresco y muy visitado por la petisa en su larga estancia acá. Por la tarde, visitamos con alex el museo thyssen - bornemisza, un palacio del siglo XVIII que alberga una de las colecciones más imponentes de toda españa, la del barón hans heinrich thyssen - bornemisza, continuada actualmente por su viuda. Imperdible la planta primera, plagada de pintura impresionista y post impresionista de los autores más encumbrados. Un verdadero placer el recorrido por toda la completa colección que abarca desde el renacimiento y clasicismo hasta el pop art del siglo XX. Una vez que terminamos nuestro eterno recorrido, comimos algo en un vips (una cadena de multi todo) y volvimos a la casa a ver el fútbol del domingo. Y a las 12 de la noche, me encontré en directo con el debut del pelado: san lorenzo vs. gimnasia y esgrima de jujuy en vivo, de no creer. Victoria dos a uno y a descansar, porque el lunes siguiente empezaba ya el seminario que me trajo hasta acá.

Wednesday, February 14, 2007

Bienvenido a madrí

Bueno, parece que de a poquito me voy acomodando. Mucho cambio junto, no es fácil, al menos para mí. Después de una semana plagada de despedidas de todo grupo y factor, el jueves pasado llegué a ezeiza acompañado de la petisa. Madder ya estaba ahí, por supuesto. La gente de Lan bochó una de mis dos valijas, la que contenía toda mi ropa abrigada, aquella destinada a combatir el frío invierno europeo. El exceso de equipaje representaba algo así como cuatrocientos cincuenta dólares. Hice plop como su personaje condorito y, con la ayuda de mis dos mujeres, armamos una suerte de pot pourrí entre ambas valijas, aunque un poco a las apuradas, lo cual hace que cada vez que necesite algo, ups, quedó en la otra valija, la que no ha venido. El resto lo solucioné con varios bolsos de mano y una percha con funda, donde la petisa metió tantas cosas que le faltó meterse ella nomás. Al subir al avión parecía un espantapájaros. La madder me despidió colocándome una pulsera con la bandera argentina en la muñeca derecha y alentándome a que siga mis sueños, a que viva mi historia personal, a que escriba mi propia vida. La petisa me abrazó tan fuerte que todavía lo siento. Ojalá venga conmigo. Con tanta despedida casi pierdo el vuelo, vinieron a rescatarme a migraciones, era el último pasajero y me estaban por dejar. Finalmente llegué corriendo al colectivito ese que te lleva al avión. El tramo buenos aires - santiago iba casi vacío así que no hubo problemas con mis bultos. Pero desde ahí a madrid iba de bote a bote, y lo peor fue que en la sala de preembarque había un pequeño espacio con las medidas máximas permitidas para un bolso de mano: obvio es decir que ninguno de los cuatro que yo llevaba cabía dentro de estas medidas. En fin, me mezclé entre la gente, como clark kent, me mandé y pasé con todos mis petates. Recién entonces pude relajarme. Me sirvieron un salmón rosado espectacular, pedí una copa con vino blanco y me colgué viendo el ilusionista, una película muy interesante, más que nada por edward norton que para mí la rompe. Después me dormí. Volví a abrir los ojos con el desayuno, un omelette de queso, café y jugo de naranja. A los pocos minutos comenzaría nuestro descenso al aeropuerto de barajas. Aterrizamos en la terminal 4, la nueva, cuyo estacionamiento fue volado por eta hace más o menos un mes. Migraciones fue una papa, vieron mi visa de estudios y no me preguntaron nada. Barajas es como una pequeña ciudad, para llegar a la cinta de las valijas hasta tuvimos que tomarnos un tren. Cargué todo arriba de un carro y salí. Ahí estaba mi broder alex, ese amigo del alma, con los brazos abiertos y una enorme sonrisa puesta en la cara. Bienvenido a madrí, me dijo.

Friday, February 09, 2007

Madrid

Acá estoy