Monday, January 29, 2007

Defendiendo al gordo

Desacralizar la literatura.
"De Osvaldo Soriano aprendí a desacralizar la literatura, a quitarle esa fatuidad que padecen tantos escritores; frente a lo sagrado no existe otra alternativa que arrodillarse y rendir pleitesía. Soriano me enseñó que una buena novela no se sustenta en la propia existencia del autor, sino en una historia fuerte, un argumento sólido que evite los espantajos del psicologismo y la autorreferencia. Me hizo ver, además, que escribir es un oficio, acaso uno de los más nobles oficios, y que poder vivir de la literatura no es un hecho vergonzante, sino un derecho al que todos los autores deberían aspirar. Durante estos años he conocido a muchos mercenarios que, por monedas, venden sus convicciones en distintos medios, pero se escudan en la pureza de la literatura: son escritores. Para ellos la literatura no se negocia. Todo lo demás sí. Muchos de los críticos y colegas que desollaron vivo a Osvaldo Soriano hoy se rasgan las vestiduras vindicando, post mórtem, su figura; pero claro, la piel duele, la ropa se cambia."

Federico Andahazi


Entre gatos y medianoche.

"Soriano fue 'popular', lo que le valió el desprecio de mínimos y masturbatorios círculos académicos, y una constante pelea contra la pequeñez. Uno de los cinco autores de ficción más vendidos en Italia era puesto una y otra vez a prueba en los miserables círculos de la crítica argentina, incapaces de reconocer a un escritor aunque les respire en la cara."

Jorge Lanata


(ambas opiniones fueron publicadas en el suplemento de cultura de perfil del domingo 21 de enero de 2007, con motivo de los diez años de la muerte de osvaldo soriano)