Thursday, July 24, 2008

Llena tu cabeza de MUSE

El primer show de MUSE en Buenos Aires fue sencillamente impresionante. No por nada estos muchachos británicos, promocionados a su llegada a nuestra ciudad como “el secreto mejor guardado de Europa”, se han alzado los últimos años con los premios más prestigiosos de la crítica especializada, que los considera “la mejor banda en vivo”.
Un Teatro Gran Rex colmado, con Andrés Calamaro entre el público, los recibió de pie poco después de la hora señalada y así permaneció a lo largo de los 16 temas que conformaron el impecable concierto montado con una espectacularidad escénica sorprendente.
Es que estos chicos no dejaron nada librado al azar. Los juegos de luces, las imágenes transmitidas a través de una pantalla gigante y hasta algunos efectos especiales, conjugados con un sonido casi perfecto, hicieron de su presentación en suelo porteño una experiencia para guardar en la memoria como uno de los shows más rutilantes de este año 2008.
Con la excusa de presentar H.A.A.R.P., una celebrada actuación en vivo en el Estadio de Wembley en junio de 2007, registrada en CD y DVD, el power rock trío (que cuenta además con cuatro discos en estudio y otros dos trabajos en vivo) formado por Matthew Bellamy en voz, guitarras y piano, Chris Wolstenholme en bajo y Dominic Howard en batería y percusión (la banda contó también, en algunos temas, con otro músico en teclados y sintetizadores), se paseó por distintos géneros musicales, rociando a la audiencia con acoples precisamente digitados, cambios de ritmo, puentes, solos, enganches y finales inesperados e interminables para cada canción.
Map of the Problematique fue el poderosísimo tema de inicio, muy rock de garage, con reminiscencias de Primal Scream. Le siguieron Supermassive Blackhole, con un componente más brit pop y Dead Star, una canción muy power aunque más psicodélica, que permitió la primera exhibición de virtuosismo del líder con su guitarra y su enorme registro vocal (aquí en agudo). Y el versátil Bellamy se sentó al piano para el inicio de New Born (luego se pasó a la guitarra) y el final de Butterflies & Hurricanes, uno de los puntos altos de la noche, que comienza muy Pink Floyd y luego llega tan alto que fue acompañada por una explosión de humo preparada al pie del escenario.
Fue el turno de dos canciones más lentas, las bellísimas Feeling good y Sunburn, tocadas completamente al piano por Bellamy, que utilizó una especie de megáfono para cantar la primera, a lo Chris Martin. El Bass Jam que siguió logró confirmar (algo que a esa altura ya no era necesario) las enormes dotes del bajista Wolstenholme y el poderío escénico de Howard en la batería.
La seguidilla de hits que continuó fue, sin duda, la parte más lograda de un concierto sin fisuras. Invincible, un tema plagado de sintetizadores, con impactantes imágenes de movilizaciones sociales (represión incluida) en pantalla y la gente coreando “together we are invincible”, Hysteria, con gran lucimiento de la guitarra y un juego de luces enceguecedor y Starlight, con más sintetizador y Bellamy arengando a la gente para que aplauda más fuerte, llevaron al ambiente in crescendo hasta su punto de ebullición con Time Is Running Out, de un poderío inusitado. En el final, Stockholm Syndrome encontró al power trío en su mejor forma, acabando el tema en el momento menos pensado, con un cierre de batería realmente descomunal.
Por supuesto hubo un bis, que empezó con Soldiers Poem, un lento con influencias de Radiohead, tocado con guitarra acústica, y terminó de nuevo muy alto, con dos poderosas canciones: Plug In Baby, acompañada por la caída sobre el público de seis inmensos globos que fueron rebotando de aquí para allá, y Knights of Cydonia, cantada con voz distorsionada sobre una muy sólida guitarra, mientras la comprometida letra del tema era pasada en la pantalla. La despedida fue con otra explosión de humo y con el público rompiéndose las manos de tanto aplaudir: es que había sido testigo de un show magnífico.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)