Thursday, April 05, 2007

Pasan muchas cosas

Ya ni me acuerdo dónde dejé queridos blogadictos. Pasaron tantas cosas. Entre otras llegó finalmente la petisa y estuvimos como diez días en marruecos, algo increíble, ya les contaré. Por el momento volvamos al fin de semana posterior a la pérdida de mi pasaporte. Un bajón, me tenía que ir a marruecos con la petisa y de pronto me encontraba sin pasaporte. Lo descubrí la noche del viernes, después de asistir con mi amigo leo zelada a la presentación de una antología de cuentos de jóvenes escritores alumnos de una especie de sade española. Fue en el fnac, un shopping de cinco pisos que tiene una sala de conferencias y dos pisos enteros llenos de libros y cds, da para quedarse un día entero mirando solamente, porque los precios son un tanto salados. De ahí nos fuimos a la editorial amargord, en el corazón de lavapiés, donde leía unos relatos una española que cumplía años ese mismo día. Hubo uno que me gustó mucho, a esta altura ya ni me acuerdo de qué trataba pero sí que estaba muy bien. Salimos a comer algo con leo y rodrigo, un escritor argentino que labura en la editorial y después me fui al estudio del amigo matt donde me encontré con él, mi ex roomate y un amigo de ellos, un español llamado pepe. Un poco de birra y dubby y salimos por una vuelta a dubliners, aquel pub irlandés que ya se hizo costumbre: ahí descubrí que me faltaba el pasaporte y fue terrible, las siguientes 24 horas me la pasé recorriendo todos los lugares en que había estado buscándolo y nada. El sábado llamé a un contacto que me habían pasado y me dijo que hiciera la denuncia y el lunes a primera hora me presentara en el consulado que me daban uno nuevo. Me relajé un poco. A la noche me invitaron a leer a un ciclo de narrativa en un bar también de lavapiés y fue muy interesante. Un tipo hizo un strip relato, iba sacando papelitos de entre la ropa que se quitaba, terminó en calzones, muy performático, a lo funes. Yo leí un microrrelato y me aplaudieron bastante. Después, jesús, un escritor español que anda armando una antología con cuentos de los bares de malasaña me invitó a escribir un texto para el proyecto, será cuestión de empezar a recorrer. De ahí salí corriendo a un cumpleaños en hortaleza y la gran vía, me había invitado la amiga de mi amigo, la del grupo de teatro. Cuando llegué había cinco parejas sentadas alrededor de una mesa, varias de ellas embarazadas, todos charlando muy formales. Me quería matar. Decí que después me dieron de comer unos langostinos increíbles y empezaron a pelar helados y champagne, así que me di una panzada. El departamento del cumpleañero era increíble: terraza, jacuzzi, pantalla de cine. Para terminar lo pasé a buscar al amigo charlie que me había invitado a una mega fiesta en el moma, un boliche bastante electrónico, donde cada trago salía unos 12 euros (algo así como 48 points, un disparate, obviamente no tomé nada). Nos cruzamos con unos argentos de esos que dan vergüenza ajena, que andan bardeando por todos lados y se creen los dueños del mundo (y nos hacen quedar como el orto), pero rápidamente tiré un cambio de paso, los esquivé y seguí para la otra punta del boliche. La música excelente, el ambiente bastante bien, pero yo estaba muerto de cansancio y a pico seco, así que boludeamos un rato y nos fuimos al sobre. El domingo salimos con broder alex de paseo por el retiro, nos tiramos en el pasto a divagar y a ver pasar a la gente, había un solcito muy lindo, se podía andar en remera, un placer. A la noche me enteré que el ciclón había alcanzado la punta, qué felicidad, mi viejo en el teléfono no cabe de contento. Después me fui al bukowski, para no perder la costumbre. Habían armado un homenaje a benedetti y había que leer algún poema de él. Elegí el sur también existe, de rioplatense que soy nomás y una mujer desnuda y en lo oscuro, un clásico. Fue muy agradable volver a sentir esas palabras casi olvidadas de nuevo en mi boca. Y así transcurrió ese fin de semana, entre el stress del pasaporte, el relajo del retiro y paseándome entre lectura y lectura y alguna fiesta ajena. No me quejo.