Saturday, April 07, 2007

Última semana y la petisa

Fue como una semana de espera. Última cita con su eminencia, última clase con la hija de éste antes de rendir para catedrática. Nuevo pasaporte (saladito) obtenido en tiempo récord gracias a un contacto inesperado. Última lectura en el bukowski, en un ambiente cargado de borrachos, transumantes, resentidos, buscas y truculentos trovadores, mucha limpieza, aterrizaje con broder alex, incertidumbre, etc. El fin de semana llegaba la petisa, mis llamadas debían terminar de determinarla, mi estancia en madrid debía presentarse maravillosa, sin problemas, cual cuento de hadas, en eso estaba hasta la mala vibra del miércoles. Pero lo superé. El viernes a la noche recital del amigo leo zelada en amargord, acercamiento con compatriotas, literatura, literatura, a dormir temprano que el sábado caía la petisa y tenía que encontrar todo acogedor (y eso fue lo que pasó, por suerte). Además el lunes mismo nos íbamos a marruecos, con pasaporte nuevo y reencuentro. Y llegó nomás el día de la llegada. Me levanté tempranísimo, tipo cinco y media, me pegué un baño y metro hasta barajas. Una hora y media de espera, pese a que el avión ya había aterrizado (todo por unos pícaros argentos que habían metido, una semana atrás, una bocha de frula envuelta en alfajores havanna). Finalmente apareció la petisa, con su sonrisa de siempre y me dio tantos besos como esperaba. Llegamos al monoambiente y su cara fue muy favorable, broder alex me había dicho, la primera impresión es todo, vos mirale la cara apenas entra a ver qué pasa. Y todo salió lindo, la petisa se adaptó al monoambiente mejor que yo. Fue un placer. Caminamos por madrid todo el día, nos pusimos al día en nuestro sofá cama, todo muy lindo. Nos clavamos unas cañas, unas tapitas, unos besos, muchos recuerdos. El domingo a la noche fuimos a comer a lo de broder alex y blanca y la pasamos bárbaro, parece que hasta le consiguieron un laburo a la petisa, increíble, esos son amigos. Y el ciclón le ganaba al rojo 4 a 3 y seguía en la punta, cuánto placer. Encima el lunes siguiente arrancábamos para marruecos, nada más se podía pedir. Superloyds ya no estaba solo.