Monday, July 28, 2008

Friday, July 25, 2008

El Diario de Anna Frank

La versión teatral del Diario de Anna Frank que se da por estos días en el Regina resulta realmente muy agradable de ver. Son para destacar los aciertos en la adaptación del texto y la mano firme de Helena Tritek en la dirección. Todo ello, sumado a la excelente interpretación de la protagonista Vanesa González y a la calidad general del resto del elenco, convierten a la obra en una experiencia para disfrutar.
La historia de la niña judía que cuenta en su diario íntimo (el más leído del mundo) la invasión de los nazis a Holanda, desde la buhardilla que ofició de escondite para su familia entre los años 1942 y 1944, sigue resultando dramática y conmovedora. La pieza alterna pequeños monólogos de la pequeña Anna dirigidos al público, con la representación de la difícil convivencia entre los Frank y los Van Daan en tan pequeño espacio, y en ese sentido resulta clave la certera iluminación de Omar Possemato. La escenografía de Carlos Di Pasquo es estática mas bien distribuida en el espacio y, el vestuario, a cargo de Seedy González Paz, sin duda resulta otro aspecto para resaltar por su buen tino.
Los picos emotivos, los miedos y las riñas internas de la convivencia aparecen logrados, principalmente porque la impecable Anna construida por González se halla muy bien acompañada por sus padres: Otto, perfectamente retratado por Norberto Díaz, y Edith, encarnada por la sólida y convincente Emilia Mazer. La familia Van Daan resulta también fielmente interpretada, aunque con algunos altibajos. Un tanto rígido en el comienzo el joven y ágil Estanislao Silveyra (Peter), que luego va afianzándose con el correr de la obra; al contrario que Susana Pampín (Sra. Van Daan), que arranca muy avasallante y se desdibuja un poco al extenderse demasiado el momento en que le toca, entre sollozos, desprenderse de su abrigo de piel. Gustavo Rey (Sr. Van Daan) y Marcos Woinski (Sr. Kraler) están correctos, aunque no logren dotar a sus personajes de toda la emotividad que éstos les requieren, y conforman en su papel las sutiles Corina Fonrouge (Margot Frank) y Dalia Elnecavé (Sra. Miep). Completando el elenco, encontramos a un José María López muy inspirado, que da vida al Sr. Dussel, otro de los puntos altos de la pieza.
Pero volvamos a Vanesa González, porque su actuación es descollante. Esta joven actriz de 21 años, que aparenta bastante menos y logra hacer creer que es una niña de 13 o 14, se brinda entera y con excelentes resultados, ya que consigue dotar a su personaje no sólo de credibilidad, sino también de una mezcla de emociones encontradas (esperanza, temor, ingreso a la pubertad, amor, culpa, alegría) que transmite al público con absoluta naturalidad. Un gran acierto su elección, que dio lugar a un papel brillante.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)

Cuarteto Alban Berg

En su gira despedida, pasó por Buenos Aires el prestigioso Cuarteto Alban Berg. Presentado por el Mozarteum (al igual que en todas sus visitas anteriores) e integrado actualmente por Günter Pichler (violín), Gerhard Schulz (violín), Isabel Charisius (viola) y Valentin Erben (violoncelo), la genial agrupación de cuerdas interpretó un programa que incluyó obras de Haydn, del propio Alban Berg y de Beethoven, en un concierto maravilloso que tuvo lugar en el Teatro Coliseo.
El comienzo, con el Op. 77 N° 1 en Sol mayor de Haydn, fue muy auspicioso. Los cambios de ritmo, los diálogos con el violoncelo, la pacífica intervención del primer violín, la repentina aceleración con predominio de los violines y el gran puente que condujo a un perfecto cierre del violoncelo, todo resultó ejecutado en forma impecable.
El Cuarteto Op. 3 de Alban Berg resulta más contemporáneo y atonal y, con ello, menos melódico. Su primer movimiento, que comienza con el violoncelo tocado a mano y despunta con un primer violín que prácticamente levantaba al pequeño Pichler de la silla, está plagado de momentos casi silenciosos, con instrumentos tocados de uno en uno, y deriva en un punto crítico estruendoso. El segundo recrea una suerte de parafernalia hecha orden, y fue presentado con gran lucimiento de Erben y un buen desempeño de la violista Charisius, última en incorporarse al Cuarteto en reemplazo del fallecido Thomas Kakuska, en el 2005.
El cierre, con el Op. 132 en La menor de Beethoven, fue conmovedor. Con los instrumentos sucediéndose uno a otro en una ejecución perfecta, aunándose posteriormente en precisa sincronización, el Cuarteto destiló dulzura y preciosismo, con gran protagonismo de un violoncelo muy inspirado que logró despedir sonidos impensados. Ovacionados largamente, los virtuosos músicos retribuyeron con un bis dedicado a la presidenta del ciclo en el día de su cumpleaños: la pieza elegida fue el bellísimo Adagio del Cuarteto op. 76 nº 4 de Haydn. Una gran despedida del Alban Berg, que brindó un concierto que resultó una verdadera celebración de la paz y la armonía.

(publicado en www.ocioenbsas.com.ar)

Thursday, July 24, 2008

Llena tu cabeza de MUSE

El primer show de MUSE en Buenos Aires fue sencillamente impresionante. No por nada estos muchachos británicos, promocionados a su llegada a nuestra ciudad como “el secreto mejor guardado de Europa”, se han alzado los últimos años con los premios más prestigiosos de la crítica especializada, que los considera “la mejor banda en vivo”.
Un Teatro Gran Rex colmado, con Andrés Calamaro entre el público, los recibió de pie poco después de la hora señalada y así permaneció a lo largo de los 16 temas que conformaron el impecable concierto montado con una espectacularidad escénica sorprendente.
Es que estos chicos no dejaron nada librado al azar. Los juegos de luces, las imágenes transmitidas a través de una pantalla gigante y hasta algunos efectos especiales, conjugados con un sonido casi perfecto, hicieron de su presentación en suelo porteño una experiencia para guardar en la memoria como uno de los shows más rutilantes de este año 2008.
Con la excusa de presentar H.A.A.R.P., una celebrada actuación en vivo en el Estadio de Wembley en junio de 2007, registrada en CD y DVD, el power rock trío (que cuenta además con cuatro discos en estudio y otros dos trabajos en vivo) formado por Matthew Bellamy en voz, guitarras y piano, Chris Wolstenholme en bajo y Dominic Howard en batería y percusión (la banda contó también, en algunos temas, con otro músico en teclados y sintetizadores), se paseó por distintos géneros musicales, rociando a la audiencia con acoples precisamente digitados, cambios de ritmo, puentes, solos, enganches y finales inesperados e interminables para cada canción.
Map of the Problematique fue el poderosísimo tema de inicio, muy rock de garage, con reminiscencias de Primal Scream. Le siguieron Supermassive Blackhole, con un componente más brit pop y Dead Star, una canción muy power aunque más psicodélica, que permitió la primera exhibición de virtuosismo del líder con su guitarra y su enorme registro vocal (aquí en agudo). Y el versátil Bellamy se sentó al piano para el inicio de New Born (luego se pasó a la guitarra) y el final de Butterflies & Hurricanes, uno de los puntos altos de la noche, que comienza muy Pink Floyd y luego llega tan alto que fue acompañada por una explosión de humo preparada al pie del escenario.
Fue el turno de dos canciones más lentas, las bellísimas Feeling good y Sunburn, tocadas completamente al piano por Bellamy, que utilizó una especie de megáfono para cantar la primera, a lo Chris Martin. El Bass Jam que siguió logró confirmar (algo que a esa altura ya no era necesario) las enormes dotes del bajista Wolstenholme y el poderío escénico de Howard en la batería.
La seguidilla de hits que continuó fue, sin duda, la parte más lograda de un concierto sin fisuras. Invincible, un tema plagado de sintetizadores, con impactantes imágenes de movilizaciones sociales (represión incluida) en pantalla y la gente coreando “together we are invincible”, Hysteria, con gran lucimiento de la guitarra y un juego de luces enceguecedor y Starlight, con más sintetizador y Bellamy arengando a la gente para que aplauda más fuerte, llevaron al ambiente in crescendo hasta su punto de ebullición con Time Is Running Out, de un poderío inusitado. En el final, Stockholm Syndrome encontró al power trío en su mejor forma, acabando el tema en el momento menos pensado, con un cierre de batería realmente descomunal.
Por supuesto hubo un bis, que empezó con Soldiers Poem, un lento con influencias de Radiohead, tocado con guitarra acústica, y terminó de nuevo muy alto, con dos poderosas canciones: Plug In Baby, acompañada por la caída sobre el público de seis inmensos globos que fueron rebotando de aquí para allá, y Knights of Cydonia, cantada con voz distorsionada sobre una muy sólida guitarra, mientras la comprometida letra del tema era pasada en la pantalla. La despedida fue con otra explosión de humo y con el público rompiéndose las manos de tanto aplaudir: es que había sido testigo de un show magnífico.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)

Broadway Argento

La Ciudad Cultural Konex ha tenido una gran idea que fue la de presentar este año, en forma paralela, como homenaje por los 150 años del nacimiento de Giacomo Puccini, una versión de La Bohème con enfoque atemporal y en un espacio no convencional (que tuvo gran éxito y fue comentada en este espacio) y el musical Rent, basado en ésta y de gran suceso en Broadway, con 12 años ininterrumpidos en cartel.
La obra creada por el dramaturgo Jonathan Larson (que murió un día antes de su estreno), adaptó la historia de los bohemios a la llamada generación X de fines del siglo pasado, abordando temas de alto contenido social como la homosexualidad, el sida, los sin techo, la drogadicción y el capitalismo salvaje. Y la versión argentina, aunque con algunos altibajos en lo actoral, en lo musical es realmente muy lograda.
Acompañados de una precisa banda que toca en vivo a lo largo de toda la obra, los actores lucen muy solventes en general a la hora de interpretar las bellas canciones traducidas al castellano y aggiornadas con muy buen tino a nuestra ciudad. Es correcto mas no descollante el desempeño de Germán Tripel, que encarna a Roger, al igual que el de Andrés Bagg en el rol de Mark, el cineasta encargado de introducir cada una de las escenas. No tuvimos oportunidad de ver en escena a Florencia Otero, habitualmente en el papel de Mimí, pero el reemplazo efectuado por la sexy María Eugenia Fernández no pudo resultar más acertado: su gracia, sus movimientos y, sobre todo, su preciosa voz, la convirtieron en el punto más alto de la noche, junto a la histriónica Laura Conforte, que interpretó a una Maureen muy bien cantada y mejor actuada. Destacan también el agilísimo Ángel Hernández, que dota a su drag queen de un glamour y una expresividad notables, y Pablo Sultani en la piel del activista Tom Collins, otro gran trabajo en lo actoral. Acompaña correctamente Martín Repetto (Benny) y muy bien Déborah Turza (Joanne), al igual que el resto del coro.
Una dinámica puesta en escena y una coreografía muy agradable proveen el marco ideal para esta placentera versión del galardonado musical Rent (imperdible para los amantes del género), en un acierto más de la gente de Ciudad Cultural Konex.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)

Wednesday, July 23, 2008

Babasónicos en la Luna

Con Carlos Hernán “Carca” Carcacha en el bajo (ex integrante del grupo y actualmente solista), luego de la lamentable desaparición de Gabriel Manelli, Babasónicos presentó su último trabajo, Mucho, los días 10 y 11 de julio, ante un Luna Park repleto.
El nuevo disco, que contiene temas potentes como Cuello rojo, unas cuantas baladas (como la hermosa Como eran las cosas) y hasta música disco (Microdancing), fue alternado prolijamente con los numerosos clásicos de la banda, en un escenario futurista montado en forma piramidal, con dos largas escaleras en cuya cima se ubicaron el tecladista Diego “Uma-T” Muñón y el baterista Diego Castellano, con Carca a su lado. En la parte de abajo, flanqueado por las guitarras de Mariano Domínguez y de su hermano Diego Rodríguez, Dárgelos copó la parada con su habitual carisma.
Iluminados por un impactante juego de luces y con una voz que sonó casi perfecta (tal vez a la banda en conjunto le hizo falta un poco más de volumen), convirtieron al campo del Luna Park en una fiesta bailable sin intervalos. Porque lo que ofreció Babasónicos fueron versiones compactas de cada tema, sin solos, sin comentarios, sin solución de continuidad, todo a pura música.
Dárgelos volvió a hacer de las suyas, bailando como una especie de bufón, parodiándose a sí mismo mientras cantaba “a la mierda lo que piensen de nosotros” o “miren lo que han hecho con el duende del rock”, arrodillándose en el escenario, susurrando seductor como si lo hiciera al oído de alguien, jugando con el pie del micrófono (a la Steven Tyler) y creando (desde su voz nasal hasta su glamoroso vestuario) esa magia necesaria como sólo él sabe hacerlo. Acompañó bien su hermano en el canto y la guitarra (y notablemente en el baile), aunque en general la formación lució muy compacta pero sin espacio para lucimientos personales más allá del líder.
Un concierto con muchos puntos altos, plagado de clásicos cantados con fervor por un público muy animado y alternados con las canciones del último álbum. No faltaron entonces Sin mi diablo, la muy celebrada Pendejo, Puesto (con algún acople), la bellísima El colmo, Suturno, Y qué?, Putita (gran teclado), la sexy Soy Rock, Irresponsables y una preciosa versión a dos voces de Camarín, que se sucedieron una tras otra sobre el escenario para deleite de la audiencia, a la que sólo se dirigió el cantante para anunciarle el final de la velada y luego despedirse al concluir el bis. Pero lo importante era la música y de eso, en el Luna Park, hubo de sobra.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)

Winners

Dos grandes totales mis pollos. Encima uno con la remera de Superloyds, jaja, dejate de joder.
De nada muchachos, ustedes lo merecen.

Tuesday, July 22, 2008

En potencia las pelotas

Lo mío es tangible.
Lo tuyo, tangente.
Tan Gente.
Dale que va...

Sí que existe pero se
necesita un poco más
de fe (y de lluvia).

Creer es mi felicidad.

Saturday, July 19, 2008

Felicitaciones amigos: por algo eran mis pollos

LEO OYOLA
Premio Hammett (a la mejor novela policiaca de 2007 escrita en español)






CARLOS SALEM
Premio Memorial Silverio Cañada (a la mejor primera novela policiaca de 2007 escrita en español)




Friday, July 18, 2008

Monday, July 14, 2008

Seguimos en pie



Feliz aniversario

Saturday, July 12, 2008

La uña de Otto

El niño sexto sentido tiene una mochila 4x4. Negra, enorme, llena de cuadernos sexto sentido, con una manija - volante y ruedas todo terreno. Y la hace colear como si fuera un cuatriciclo en la arena de Pinamar. Tanto joder con la bendita mochila, un día las ruedas fueron a dar contra el dedo gordo del pie derecho de Otto. La uña se puso negra y después adquirió un tono violáceo un tanto psicodélico. En años de fútbol Otto nunca había tenido el dedo así. Ahora, gracias a sexto sentido, requiere de atención diaria y duele. ¡Uy chabón, como tenés esa uña! Es obvio que se te va a caer y ¿Te pintaste la uña tío Otto? son algunos de los comentarios que inspiró la visión de la morada pezuña.
El niño no acusó recibo, siguió dale que te dale con las coleaditas, hasta que un día, justicia divina que le dicen, la sobrecargada mochila hizo estallar el cierre y cuadernos, hojas, cartuchera y otros in-útiles formaron un espectacular collage en el medio de la calle, justo en la puerta del colegio. Mientras sexto sentido recogía desesperado, a cuatro manos, todas sus porquerías, Otto disfrutaba en silencio, con una media sonrisa en el rostro, esa escena que era como un regalo del cielo. Algunos samaritanos se acercaron a ayudar y una mamita comentó solidaria: pobre nene, lo que le pasó. Otto pensó que se lo merecía, pero igual terminó apiadándose y colaboró juntando un par de hojas sueltas. El niño, haciendo equilibrio con su mochila en brazos, logró llegar al Ottomóvil. La puso en el asiento de atrás y pasó el viaje entero ordenando todo. Ya en la puerta de su casa, haciendo malabares con el contenido de la 4x4, que se le caía por todas partes, se despidió más sumiso que nunca, mientras subía trastabillando la escalera de entrada al edificio. A Otto le dio un poco de pena, aunque a decir verdad, cuando se iba, al apretar el acelerador con la uña morada del pie derecho y dolerle un poco, no pudo evitar volver a sonreír satisfecho.

Tuesday, July 08, 2008

MIDACHI DE PELÍCULA

El nuevo show del trío cómico santafesino, que se presenta actualmente en el Teatro Ópera, es un repaso de 25 años de personajes de lo más desopilantes, con una ambiciosa producción rebosante de música y color. Es que el regreso de Miguel, Dady y el Chino, muy celebrado por un público que abarrota la sala, alcanza un despliegue que no es habitual en este tipo de espectáculos. La introducción, a lo Rolling Stones (con trailer de imágenes en una gran pantalla y una explosión que precede a la aparición del trío), es imponente: el poderoso juego de luces, sus trajes plateados, la contagiosa coreografía de baile y un jingle muy pegadizo arengan a una audiencia que es integrada desde el primer momento. Le sigue un monólogo de Dady que no tiene desperdicio, una especie de reflexión sobre la modernidad plagada de humor ácido, a la mandíbula, acompañada de la apelación sincera a volver a las fuentes, a sentir.
A poco de comenzar ya se deja planteada la propuesta del formato general: el Chino ha decidido filmar una película sobre la trayectoria de los Midachi y, a modo de director de cine (un tanto rígido en su papel), comienza a dirigir a los distintos personajes que irán saludando desde una grabación que los emite a todos juntos en un cónclave imposible (por la coexistencia de varias caracterizaciones distintas de cada uno de los actores), en una especie de almuerzo con Mirtha Legrand. Y allí vemos las geniales imitaciones de Piero, Drácula, La Mona Jiménez, Mercedes Sosa, Chiribín el cocinero, Diego Torres, el Puma Rodríguez, el bailantero, Ricardo Montaner, Jorge Rojas, la Tota y el Chaqueño Palavecino.
Los tres cómicos entran y salen de una pantalla desflecada, en la cual es proyectada la reunión, mutando entre un personaje y otro, fundiéndose (y des-fundiéndose) con las imágenes. Entre tanto, aparece también en pantalla el conductor Bebe Contempomi, parodiándose a sí mismo al presentar un supuesto Midachi Fest, que será la excusa para la sucesión de los distintos números musicales: desfilan por el escenario Patito Feo, Pity Alvarez, Ricky Martin, la Mari de Chambao, Vicentico, Marco Antonio Solís, Nino Bravo, Babasónicos, Cacho Castaña, Valeria Lynch, Soda Stéreo y (en este caso, el verdadero) Leo Mattioli.
Quizá resulte algo excesiva la interpretación vocal de Miguel Del Sel, aunque de todas formas no cante para nada mal. Pero lo que sin duda es el fuerte de estos grandes cómicos, más allá de la soltura con que manejan sus imitaciones de ya larga data, es el arte de la improvisación: a lo largo de toda la noche no pierden oportunidad para reírse de sí mismos (y de algunos problemas de imagen y sonido), cuando lucen descoordinados con la exuberante producción, ni para ridiculizarse unos a otros por algún yerro o desajuste (y tentarse de la risa), o burlarse de algún espectador de las primeras filas.
Una perla: la escena en que Mónica (Miguel) y Rubén (Dady) se encuentran en un boliche y, alternando ficción y realidad, terminan echándose en cara los supuestos fracasos que tuvieron en estos años de carrera solista, incluidas las incursiones televisivas de uno y el programa Agrandadytos del otro.
El final, muy emotivo, con un video clip que evoca los 25 años de sociedad humorística, resulta el corolario perfecto para este Midachi 2008, que goza de muy buena salud y sigue haciendo reír a carcajada limpia.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)

Monday, July 07, 2008

Desvelado

Gracias flaca, por rascarme la espalda hasta quedarme dormido...

Friday, July 04, 2008

Dos grandes en Buenos Aires

Asistir a una obra protagonizada por dos monstruos del teatro como son Héctor Alterio y José Sacristán constituye un privilegio en sí mismo, más allá de que tal vez pueda objetarse que el texto del francés Samuel Benchetrit no se encuentre del todo a la altura de las circunstancias. Porque son ellos, los Actores (en mayúscula) quienes convierten a sus personajes, que lucirían un tanto apagados si nos limitásemos al enfoque del director Oscar Martínez (mucho más convincente en la recordada Ella en mi cabeza, de su autoría), en dos tipos emotivos, cómicos, entrañables.
La historia comienza en un cuarto de hospital compartido por dos ancianos terminales que reciben una terrible noticia: les quedan unas pocas semanas de vida. Es entonces que deciden escapar para cumplir con algunos de sus últimos sueños pendientes, pero en el camino se cruzarán con distintos personajes que los irán haciendo reflexionar. Es interesante la observación de que, pese a que los personajes intentan lucir despreocupados debido a su peculiar situación (aquello de, si me voy a morir, qué me importa), sin embargo no logran desprenderse de sus valores y acaban siendo víctimas de su propia bondad. Mientras se debaten entre priorizarse o seguir ayudando a los demás, los viejitos van impartiendo lecciones de vida e incluso logran ironizar sobre sí mismos y sus trágicos destinos: para evitar pensar en mi muerte pienso en la tuya, le dice uno al otro.
La obra está empapada de un humor negro muy logrado (aquí hay que darle la derecha al autor) que es realzado con maestría por ambos actores, que –se nota- se divierten, disfrutan estando juntos sobre el escenario: Sacristán destila gracia y carisma en cada intervención, Alterio aparece punzante y efectista en lo cómico e impecable (como siempre) en la parte dramática. Y ambos paladean cada palabra e intensifican cada silencio con destreza absoluta, estimulando la sensibilidad del espectador.
Es muy lograda la intervención de Claudio Da Passano en sus distintos personajes (sobre todo en el suicida) y correctas, aunque con algún altibajo, las interpretaciones de Diana Lamas. La escenografía móvil y minimalista de Alberto Negrín resulta funcional, agradable, y junto a la precisa iluminación de Jorge Pastorino, le otorgan a la puesta un marco muy apacible.
Y el final es una joyita: un teatro dentro del teatro (aquí sí sobresale el ojo del director), una música exquisita, un cierre simple y conmovedor, la inevitable e interminable ovación del público para dos grandes.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)