Sunday, November 25, 2007

Scooter tour

Ver París desde una scooter te da una perspectiva absolutamente única. Ya el hecho de bordear el sena mirando a los pintores ofreciendo sus acuarelas y encarar champs elysees en dirección al arco de triunfo por el medio de la calle es inédito. Arrancamos temprano con paula y con frío, pero valió la pena cada instante. Partimos de place vendome con todas sus joyerías y el hotel ritz a un costado, continuamos por notre dame y el quartier latine, donde paramos con mi familia allá en el viaje iniciático del mundial 90 en Italia. Después entramos en la exquisita place des voges, siempre adorada por madder, con sus edificios uno pegado al otro y las distintas calles entrando bajo los arcos de cada uno de ellos. Y entonces nos internamos en marais, un barrio muy pipí cucú (como diría paula) fomentado por la comunidad gay en sus comienzos y convertido ahora en un espacio de moda y diseño muy importante en París. Atravesamos el pompidou y volvimos a cruzar por detrás de notre dame al otro lado del sena, trepando hasta el barrio 5, donde paramos en una placita espectacular llena de cafés a tomar algo caliente con caró, una amiga de ella que resultó ser todo un personaje. Luego de una buena charla seguimos en la scooter por el borde del sena otra vez y finalmente hasta el arco de triunfo, donde nos despedimos calurosamente. La verdad que mi anfitriona resultó ser una maravilla total. Mientras ella iba a almorzar con unos amigos yo hice mi último paseo a pie por París, para luego volver a la casa y preparar mi retorno a Madrid. El aeropuerto del que salía mi vuelo estaba un tanto alejado así que había que hacer las cosas con tiempo. Le dejé un libro a pau en agradecimiento a mi fantástica estadía y llegué a mi monoambiente, sin demasiados sobresaltos, a eso de las 10 de la noche. Armamos todo con el gran vecino martín para mi despedida del MOMA, alto boliche madrileño que supo ahogar mis penas y desamores, y arreglé con mi bahiense amiga gaby (artífice del gran viaje a París) para que se uniera. Y fue muy divertido, saltamos hasta altas horas de la madrugada cerrando la jornada con depeche mode remixado (still... in my arms...) y terminé dejándola en su casa de conde duque a las 6 de la mañana. Pero fue muy divertido. Subiendo por calle de la palma, borracho y sonriente, no podía pedir nada, pero nada más.