Friday, September 01, 2006

No le cuentes nada a un escritor

-¿Cree en este sentido en el poder de la literatura?
-Tengo serias dudas sobre el poder de las palabras. Los escritores debemos ser cuidadosos y evitar que la fuerza de nuestras palabras nos atrape o nos arrastre. Muchas veces, los literatos se dejan llevar por ellas pero no demuestran un compromiso real con las situaciones insufribles.
-¿Cómo se relaciona con su obra cuando la crea?
-Escribir es casi todo mi mundo y cuando lo hago no tengo tiempo libre. Me desagrada confesarlo, pero tengo lápices al lado de la cama y cuando me despierto por la noche con una idea la anoto en la palma de la mano. Si al levantarme no entiendo lo que escribí, me enojo conmigo mismo. Siempre evalúo si cada persona que me encuentro, cada historia que me cuentan y cada paisaje sirven para el libro. Contarle algo a un escritor es como abrazarse a un carterista: enseguida te robará.
-¿Qué siente cuando la obra ya se mueve por el mundo?
-Es difícil. Mis libros son intimistas y me duele cuando la reacción de los lectores no encaja con la historia. A veces, me enoja más cuando me admiran por las razones equivocadas que cuando me odian por las correctas.


(de la entrevista a david grossman publicada en el suplemento de cultura de Perfil, el 20 de agosto de 2006)