Wednesday, May 17, 2006

Palabra de gaita

"Ocurre que no tengo una personalidad fija, marcada -dice el escritor para explicar por qué ese juego (de las contradicciones) aparece, de manera recurrente, en sus libros-. Cuando estoy con dos personas que discuten, si los argumentos están bien explicados, les doy la razón a las dos. A menos que se trate de un criminal, tengo facilidad para ponerme en el lugar ajeno y siempre termino por entenderlo. Un novelista, alguien que narra, tiene que huir de las certezas y ponerse en la piel de varias personas, como hacía Pessoa con sus heterónimos."

-Doctor Pasavento, como usted mismo la definió, trata sobre "la imposibilidad de no ser". ¿La idea de desaparecer lo seduce?

-Si hubiera querido desaparecer, supongo, no habría escrito la novela. Habría desaparecido y punto. En realidad conviven en mí el sentido de exhibicionismo, a lo Salvador Dalí, y el sentido de introspección, a lo Marcel Duchamp. Son los dos opuestos en el mundo del arte. Tanto puedo disfrutar aparecer en público, dar una entrevista o recibir aplausos como, según el día, que todo eso me disguste profundamente. Pasavento mismo desaparece porque quiere reaparecer. Y a mí me ocurre muy seguido algo parecido: por lo general me quejo en mi casa de Barcelona de que no paran de llamarme todas las mañanas y de enviarme e-mails, pero basta que un día nadie lo haga para que me queje de lo contrario.


(de la entrevista a enrique vila-matas publicada en el suplemento de cultura de la nación, el domingo 14 de mayo de 2006)