Tuesday, September 04, 2007

Corte latino agosto: películas

Estrenos cine.

SUSPIROS DEL CORAZÓN.
Inocente cinta romántica rodada por el director argentino Enrique Gabriel. Seguramente desde el propio título el objeto es empalagar al espectador sin ningún disimulo. Caso contrario sería imposible justificar tanto exceso de fantasía utópica, idealización amorosa y cursilería. De todas maneras, aún si aceptáramos como recurso válido el juguetear con lo naif, lo absurdo y con sentimientos y emociones olvidadas en el mundo moderno, la propia estructura argumental acaba resultando kitsch. Las interpretaciones de los jóvenes actores Roger Coma y María Dupláa no logran brindarle a la historia la solidez suficiente para salir airosa en la explícita apuesta del director. Sí resulta creíble un brillante Alejandro Awada y los inmigrantes revolucionarios Osvaldo Bonet y Gianni Fiori, que protagonizan la escena más lograda de la película cantándose mutuamente consignas políticas de sus países de origen.

BARRIO CUBA.
Es una película muy bien filmada y con pocos recursos, hay que decirlo. La fotografía es impecable, aunque La Habana y sus paisajes colaboren mucho en este sentido. También la música es muy acertada. Barrio Cuba retrata con dureza la actualidad de la vida en la isla, a través de distintos personajes cotidianos que la pasan realmente mal (una mujer muere en el parto y su marido abandona al bebé, una pareja no puede tener hijos, otra decide emigrar y dejar a sus ancianos padres solos, un hijo homosexual no es aceptado por su padre y su hermana decide prostituirse). Tal vez a raíz de tanto sufrimiento y de tanto llanto a moco tendido la historia pierda un poco de credibilidad, aunque este exceso de lágrimas no logre hacer naufragar la película, principalmente por la magistral interpretación de grandes actores como Luisa María Jiménez y Jorge Perugorría.

En DVD.

EN EL HOYO.
Este documental, obra de Juan Carlos Rulfo, hijo del genial autor de Pédro Páramo, recorre la construcción de una autovía en México D.F. entre los años 2003 y 2006. Sus personajes son los obreros que, salvo en el caso de José “el grande”, no logran dejar de sentirse intimidados en ningún momento (hasta el más suelto busca complicidad detrás de cámara) ni entretener al espectador, lo que tal vez se deba a un guión carente de hilo narrativo, que se pierde en nimiedades (se muestra un cumpleaños, una familia, una casa y hasta el corte de pelo de un obrero) y, quizá consciente de ello, luego quiere sorprender (sin éxito) con la aparición de una guardiana que alude a obreros muertos, almas en pena, poderes sobrenaturales y conversaciones con Dios. Es de destacar, sí, la arriesgada banda de sonido, casi toda instrumental, que experimenta, que juega con los propios ruidos de la obra, y los efectos visuales, la manera en que la cámara flirtea con la velocidad y la luz. Genial el recorrido aéreo final de la obra terminada, musicalizada con un remix que incluye frases de los obreros.