"...A la literatura argentina contemporánea le falta mucho rock. No es que no haya, porque lo hay; mi generación lo asimiló bien, no agarró los detalles más decorativos sino que depuró una ética: las lecturas, la autogestión, hacerlo vos mismo, pelearla más. En la década del ’90 era todo tan agresivo que te ibas endureciendo. En mi generación hay una ética más ligada al rock, a lo grupal, a cuestionar ciertas imposturas y a no digerir las cosas tan rápido..."
(la nota completa a Terra del jueves en Página 12, acá)