Wednesday, June 04, 2008

Vino & Moda 2008

Entre desgarbadas modelos, noteros de CQC y viejos beodos, Ocio en Buenos Aires tuvo también la oportunidad de pasearse por el siempre atractivo salón Tattersall de Palermo y deleitar el paladar con vinos de lo más variados. Ambientado con muy buen gusto por Josefina Espósito, el escenario vecino al hipódromo, en el cual predominan los espacios al aire libre, lució un tanto frío a raíz de la baja temperatura y de la discreta afluencia de público que se acercó en la jornada de apertura. De todas formas, a ritmo de degustaciones los concurrentes fueron entrando en calor, a la vez que combinaban los distintos varietales con los exquisitos quesos de la tradicional Magnasco Hermanos. Acompañada por importantes auspiciantes, esta primera edición del encuentro que busca conjugar los mundos del vino y de la moda, se destacó por su sobria y prolija organización, más allá de que los desfiles previstos –conducidos con soltura por Horacio Cabak- tuvieran inicio casi dos horas más tarde de lo anunciado. Un placer la apertura a cargo de la Banda Sinfónica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y la amabilidad del personal de cada una de las bodegas participantes de la muestra. Si bien nos faltó el acceso al sector de alta gama, nos dimos el gusto de ir calentando el cuerpo con algunos vinos tintos de diferente origen, cuerpo y sabor. Empezamos la recorrida con un correcto cabernet sauvignon en barrica de la sanjuanina Finca La Escondida. Nos fuimos luego al sur, donde la neuquina Valle Perdido nos sirvió un discreto Patagonia malbec 2006. Catamarca fue un mix entre la clásica Don Diego, con un agradable malbec roble acompañado de la gentil invitación a conocer la bodega en el valle de Fiambalá, y una gratísima sorpresa: el Alta Esperanza syrah, que nos atacó dulcemente con taninos suaves y su recuerdo a fruta madura. Más adelante, la centenaria bodega salteña El Esteco nos ofreció otro syrah de cuerpo, color y aroma equilibrados e intensos, en la conocida línea Don David. Y finalmente llegamos a Mendoza. Nos detuvimos entonces en Luján de Cuyo, que nos convidó un Ruca Malén malbec dulzón aunque agradable y un delicioso e intenso Atilio Avena malbec roble; pasamos por Tupungato, donde probamos un correcto Álamos cabernet sauvignon y recalamos luego en el Valle de Uco, donde Finca El Origen nos sirvió su gran reserva malbec, tal vez excesivamente frutal. En San Rafael nos encontramos con un clásico: Alfredo Roca malbec, un vino elegante de gran persistencia en boca, con alta concentración de taninos maduros. Por último, llegamos a Costa de Araujo, Lavalle, donde tuvimos otro feliz descubrimiento: el Telteca reserva cabernet sauvignon, un vino joven de noble carácter frutal y marcada expresión varietal que nos sorprendió por su intenso aroma y sabor. Y la ocasión fue más que propicia para bajar la cortina y emprender la retirada. Las pequeñas copas para degustación, acumuladas, comenzaban a hacer sentir su efecto. Y al otro día había que trabajar.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)