La escenografía, que toma prestada del musical Rent (basado en La Bohème y presentado en paralelo), resulta un tanto escueta, sobre todo en los cuadros segundo y tercero. El vestuario de Martín Churba afirma la atemporalidad de la propuesta, aunque no termine de entenderse la decisión de vestir a todos los integrantes del coro con guardapolvos viejos y manchados. Sin foso, la ajustada orquesta conformada por unos treinta músicos se ubica sobre la izquierda del escenario y es dirigida con mucho oficio por la batuta de Mario Perusso, más allá de que en algún pasaje se cubra un poco la voz de los solistas.
Es para destacar la línea de canto de la bella soprano María Florencia Fabris (Mimí), que es sin duda quien logra conmover mayormente al espectador, sobre todo en el tercer cuadro. Acompaña correctamente el tenor Carlos Vittori (Rodolfo). La histriónica pareja conformada por el barítono Luis Gaeta (Marcello), bien aunque con algún altibajo y Laura Penchi (Musetta), muy sexy y desenvuelta, completa un cuarteto vocal que aparece equilibrado y muy dúctil actoralmente. Es justo el desempeño del bajo Mario de Salvo (Colline), convincente el barítono Oscar Grassi en su doble papel (Benoit/Alcindoro) y muy bien cantado y actuado el Schaunard del barítono Norberto Marcos. Entusiastas y simpáticos en apariciones y movimientos resultan los integrantes de ambos coros (adultos y niños), aunque no siempre suenen del todo aceitados.
Una gran idea de la gente de la Ciudad Cultural Konex el animarse con esta representación de una ópera clásica en un espacio no convencional, apuesta superada con solvencia en base a la calidad general de sus participantes, que logran concentrar la tragedia en la música y la poesía de esta maravillosa historia de amor que es La Bohème.
(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)