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padre que regó con su aliento
lustró la ciruela,
la ciruela lustrada no es
un adorno de navidad,
la ciruela lustrada no es
sangre que coagula en la rama
con el aura que le disparó,
la ciruela al caer tiembla
su cachete
más flojo se abre y ofrece
una flor amarilla para la funeraria
porque mata al árbol
con su mano-punzón
corta la ingle y cae
de rodillas
(Martín Rodriguez, "natatorio", Editorial Siesta, año 2001)