Friday, December 09, 2005
Conciencia tranquila
Si te echan de un lugar por pensar bien, por tu independencia y sinceridad, por no tener pelos en la lengua, por no ser un fucking obsecuente, tal vez hasta es mejor que te echen. Más que nada porque está claro que la búsqueda está orientada a otro tipo de gente: gente de mierda. Y compartir los días con chupaculos robotizados que salen a almorzar con el hijo de puta nuevo contratado por el jefecito millonario para reacondicionar el sector y, encima, tener que festejarle los chistes malos o asentir como la perra esa que se cree tu amiga y tiene ínfulas de ser superior pero lo único que es en realidad es familiar del jefecito (lo que ni siquiera es mérito de ella), puede llegar a trastornarte el cerebro. Si a eso le sumamos que los únicos con onda ya se fueron o los fueron y te quedabas vos y tu alma contra los molinos de viento en un patético páramo de apatía mecánica, te diría que da hasta para festejar. Con más razón si ya le habías puesto fecha de cierre al suplicio y ahora, desgraciadamente para ellos, van a tener que indemnizarte. Lo que te queda en limpio: la conciencia, la sonrisa, el reconocimiento de algunos que sí valían la pena, la lluvia de ofertas alternativas, la tranquilidad, el fin de un conventillo asqueroso. Ahora hay que ver cómo les va después de sacarse de encima a toda la gente pensante que podía aportar una idea o un debate. Creo que se van a arrepentir. Creo que de aquí a poco, en contrapartida, vos vas a estar feliz. Por lo pronto, que se vayan a la recontraputamadrequelosremilparió.