Wednesday, January 10, 2007

Epopeya neuquina (VI)

Kalamicoy grande leyó unos cuantos poemas con mucho olor a neuquén. Localista de cuerpo entero, también fue muy celebrada su intervención por todos los fanáticos. Lo siguió moret, que logró ensamblar las voces de seis lectores en escena: con la colaboración de funes, maga, levín, eugenia y el tigre, ubicados cada uno en un punto distinto del salón, la propuesta no sólo fue innovadora sino que logró erotizar a toda la audiencia. Es que el cuentito que trajo daba para poner nervioso al más sereno de los neuquinos y la performance grupal salió perfecta. Aplausos, muchos, y la llegada de nuestro gran anfritión. Jaramillo, un grande absoluto, lo que laburó este muchacho para que todo saliera perfecto. Y lo logró. Hasta se dio el lujo de ir a bañarse minutos antes de que empezara la función y llegó sobre la hora, lo más campante. Un fenómeno, salió con toda la trucha pintada como un maorí y leyó una serie de poemas pausados con gran autoridad, ovacionado tanto por su público como por nosotros, sus invitados. Para cerrar, quien más que el gran operador cultural, el tipo que a veces se enoja y amaga con mandar todo a la mierda, pero siempre termina sacando energías de quién sabe dónde para redoblar la apuesta y armar su libro con recortes de papel, crear revistas, lecturas y antologías edición limitada. El tipo que en aras de brindar un buen espectáculo es capaz de afeitarse la cabeza, ponerse a llorar o alquilarse un disfraz de milico. En fin, funes apareció con un texto que, según decía, había sido abucheado en una quinta de zona norte. Salió casi en cuero, con una camisa colgando y tres tiros. Sí, la maquilladora le había dibujado tres balazos perfectos: dos en el pecho y uno entre las cejas. Parecía el regreso de los muertos vivos o, si querés, un extra de thriller, aquel famoso video de michael jackson. Y funes se cagó en el abucheo (andá a saber quiénes eran los boludos que lo abuchearon, el texto era buenísimo) y nos hizo llorar de la risa a todos. Terminó el relato actuando los tres tiros que traía dibujados y se llevó la última ovación de la noche, más que merecida. Y entonces fue el fin de los villancicos brutales, a puro punk rock con ruido explícito (buen nombre también), todos abrazados para la foto en el medio de la arpillera (cuando lunita las mande postearemos alguna), como los stones. Gracias a jara y a funes que, de la nada y con tantas pilas, lo hicieron posible. Salud.