Wednesday, August 13, 2008

Lúcido (y un poco autobiográfico)

Lucas es un joven inmaduro que no puede escindirse de la figura de su madre. De chico ha sido trasplantado. Su hermana le donó un riñón cuando tenía 10 años y luego fue trasladada a Estados Unidos a raíz de ciertas complicaciones en la operación. Ahora, mucho después, vuelve por él porque su marido está muy delicado en internación.
O no. Mejor dicho, Lucas está soñando. Busca un sueño lúcido inducido por su psicoanalista, en el cual poder decidir lo que pasa y lo que deja de pasar, siendo consciente de ello todo el tiempo.
O tampoco. En realidad, la hermana de Lucas le donó sus córneas y ahora, ciega, vuelve a reencontrarse con él y a explicarle por qué se fue tantos años sin darle señales de vida.
Cualquiera de estas historias puede leerse en esta interesantísima obra del prolífico Rafael Spregelburd (su autor y director), representada actualmente en el Teatro Andamio 90. Dotada de muchísimo humor y de ingeniosos giros en un texto muy original, la pieza es interpretada por un regular elenco que lleva adelante un trabajo casi sin fisuras.
Muy solvente Javier Drolas en el papel de un Lucas ciclotímico e hilarante. Su hermana Lucrecia, a cargo de la expresiva María Inés Sancerni, aparece también muy lucida, sobre todo al principio de la obra. Hace reír y mucho Hernán Lara, en el doble rol de mozo del restaurante y de Darío, pretendiente de la mamá del joven. Pero es éste último personaje, Teté, el que destaca mayormente por su impecable manejo de los textos: las ironías, las confusiones, los juegos de palabras efectuados por Eugenia Alonso al encarnar a la invasiva madre del protagonista, transmiten emotividad, gracia y dramatismo a la audiencia.
Lúcido es una obra para deleitarse, más allá de una musicalización un tanto estruendosa y de que la última escena aparezca algo redundante y menos efectiva (como final) que la inmediatamente anterior. Y lo es en base a una gran historia, plagada de buenas ideas y vueltas de tuerca perfectamente ensambladas, pero también llevada a la práctica de manera casi infalible por cuatro histriónicos actores que hacen reír, reflexionar y emocionar a un público que, por ende, difícilmente saldrá indiferente de la sala.

(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)