Con Carlos Hernán “Carca” Carcacha en el bajo (ex integrante del grupo y actualmente solista), luego de la lamentable desaparición de Gabriel Manelli, Babasónicos presentó su último trabajo, Mucho, los días 10 y 11 de julio, ante un Luna Park repleto.
El nuevo disco, que contiene temas potentes como Cuello rojo, unas cuantas baladas (como la hermosa Como eran las cosas) y hasta música disco (Microdancing), fue alternado prolijamente con los numerosos clásicos de la banda, en un escenario futurista montado en forma piramidal, con dos largas escaleras en cuya cima se ubicaron el tecladista Diego “Uma-T” Muñón y el baterista Diego Castellano, con Carca a su lado. En la parte de abajo, flanqueado por las guitarras de Mariano Domínguez y de su hermano Diego Rodríguez, Dárgelos copó la parada con su habitual carisma.
Iluminados por un impactante juego de luces y con una voz que sonó casi perfecta (tal vez a la banda en conjunto le hizo falta un poco más de volumen), convirtieron al campo del Luna Park en una fiesta bailable sin intervalos. Porque lo que ofreció Babasónicos fueron versiones compactas de cada tema, sin solos, sin comentarios, sin solución de continuidad, todo a pura música.
Dárgelos volvió a hacer de las suyas, bailando como una especie de bufón, parodiándose a sí mismo mientras cantaba “a la mierda lo que piensen de nosotros” o “miren lo que han hecho con el duende del rock”, arrodillándose en el escenario, susurrando seductor como si lo hiciera al oído de alguien, jugando con el pie del micrófono (a la Steven Tyler) y creando (desde su voz nasal hasta su glamoroso vestuario) esa magia necesaria como sólo él sabe hacerlo. Acompañó bien su hermano en el canto y la guitarra (y notablemente en el baile), aunque en general la formación lució muy compacta pero sin espacio para lucimientos personales más allá del líder.
Un concierto con muchos puntos altos, plagado de clásicos cantados con fervor por un público muy animado y alternados con las canciones del último álbum. No faltaron entonces Sin mi diablo, la muy celebrada Pendejo, Puesto (con algún acople), la bellísima El colmo, Suturno, Y qué?, Putita (gran teclado), la sexy Soy Rock, Irresponsables y una preciosa versión a dos voces de Camarín, que se sucedieron una tras otra sobre el escenario para deleite de la audiencia, a la que sólo se dirigió el cantante para anunciarle el final de la velada y luego despedirse al concluir el bis. Pero lo importante era la música y de eso, en el Luna Park, hubo de sobra.
(publicado en http://www.ocioenbsas.com.ar/)