Sunday, November 04, 2007
El invierno está encanta (bria) dor
Primer día: llegué a Torrelavega a eso de la 1 de la tarde, después de disfrutar el paisaje a través de la ventana del bondi cabeceando un poco pero sin llegar a dormirme. Mi amiga Sarita (mi anfitriona) me esperaba en la estación y me llevó directo a su casa a almorzar unos calamares. Hace mucho que no me mimaban tanto como lo hizo María, la mamá de Sara. El viejo Rafa, adicto al deporte por televisión, un personaje total y también muy buena onda. Después de comer partimos en tren a Santander y alquilamos un auto, un citroen C3 que se portó muy bien. Por la tarde recorrimos Santillana del Mar, el pueblo de las tres mentiras: porque no es santo, ni llano ni tiene mar, así le llaman. Pero es un paisaje encantado, las luces tenues de todos sus faroles parecen a propósito, es como para perderte en sus calles mágicas y estrechas apenas viendo los edificios de piedra que son uno más lindo que el de al lado. Impresionante. Tomamos un chocolate caliente y fuimos a empezar la noche en Comillas, ahora sí con una playa espectacular y rodeado de una casa encantada y un castillo increíble que eran del Marqués de Comillas, y de un cementerio regido desde lo alto por el ángel exterminador, hasta me dio un poco de miedo. También está el capricho de Gaudí, una casa bien a su estilo que debe haber construido aquí, por capricho nomás. La playa también está muy bien, ya volveríamos de día. Para terminar la jornada volvimos a la casa donde nos esperaba una paella repleta de langostinos y almejas y, con la panza bien llena, me fui a descansar al ático que me habían asignado que era un lujo, mucho más de lo que me merezco. Al otro día había que arrancar tempranito para el País Vasco, así que me sumergí en mi súper acolchado y me dispuse a descansar en las tierras cantábricas que tan bien me habían recibido.