Friday, February 03, 2006
Merecidas (final chapter)
Tuvimos dos jornadas de altas ondas y las últimas el mar bajó bastante. Los días fueron todos de sol hasta el final, cuando a último minuto apareció una tormenta. El irnos de noche y sabiendo que el día siguiente iba a ser una mierda fue la frutilla del postre. De más está decir que no faltaron a nuestra mesa camaraos empanizados y caras endubizadas, casi hasta tiempo de descuento. Machías y la ioio enormes anfitriones, gatito se incorporó a la casa de la praia los últimos días luego de la partida de lolis loli. El lugar paradisíaco es además muy energético, si te pega bien alcanzás el nirvana, si la cosa va para abajo es insondable, podés llegar hasta el centro de la tierra. Por suerte esta vez la cosa apuntó bien alto. Mis vacaciones fueron tan lujosas que me pareció que deprimirme en su epílogo (algo típicamente habitual) era como escupir al cielo. Bebiendo un vino salteño de cafayate que ofició de despedida, hicimos un repaso de las pocas cosas que podíamos extrañar en el transcurso de nuestro placentero esparcimiento. Mi lista: una ducha bien fuerte (en brasil las duchas son eléctricas y sale un chorrito de merda), las milangas de mi vieja, un asado con la galera (la nerca brazuca es una poronga símil suela de zapato), el fulbito de los jueves, leer mis blogs favoritos (ya me puse al día y hasta hice una selección que será posteada en lo sucesivo), mi cama y almohadas, un buen dvd, una escapada a la M amarilla a la hora del almuerzo, mi ex buscapanner (por desgracia abollado por pequeño oko antes de unírseme). En fin, siempre encuentro algunas cosas buenas al volver a casa. Pero lo que daría por pegar, tan solo, una ola másssss.