El fin de semana anterior, donde los había dejado, partimos rumbo a valdezcaray, un pequeño centro de ski familiar donde los suegros de alex tienen un departamentito. El viernes al mediodía dejamos a blanca en lo de sus padres, nos invitaron un exquisito almuerzo y después nos subimos a la autopista. Alex no maneja, su registro está vencido y nunca le divirtió mucho la cuestión, así que agarré el volante del clío y le pegué derecho hasta la montaña. Tardamos unas cuatro horas en llegar, nos acomodamos en el departamento, fuimos al super, recorrimos un poco el pueblo de ezcaray. A la noche cociné una especie de capelettinis, pero me fui al carajo con la salsa: es que encontré unos saleros con pimientas y ajos y se me fue la mano, terminamos echando fuego por la boca como dos dragones. Después salimos a dar una vuelta y apagamos el fuego con unas cuantas cubatas, mientras brindábamos por la despedida de soltero de ratactor, que se desarrollaba en simultáneo en la feliz ciudad de mar del plata. El sábado subimos a la montaña, alquilamos equipos (ski para alex, snowboard para superloyds) y nos lanzamos a la nieve. Le dimos sin parar hasta que cerraron los medios. Había poca nieve, es cierto, pero también casi nada de gente, era bajar la pista y subir de nuevo a la aerosilla, un placer, más teniendo en cuenta que hacía más de un año y medio que no me subía a una tabla. Terminada la faena, comimos unos sánguches y nos mandamos una linda siesta recuperadora. Después vimos un dvd, malas calles, una vieja y bastante mala película de scorsese, quien anoche finalmente agarró su oscar tan postergado. Eran robert de niro y harvey keitel agarrándose aparatosamente a trompadas de bar en bar, sin solución de continuidad ni hilo conductor alguno. En fin. A la noche salimos de bares y, como era carnaval, todo el mundo estaba disfrazado menos nosotros. Y no eran disfraces improvisados, hasta los viejos iban súper producidos. Vimos de todo: un grupo de jirafas, otro de sevillanas, otro de bebés, piratas, odaliscas, todo tipo de animales, insectos, hasta el hombre duff, el del aviso de cervezas de los simpson, espectacular. Tomamos tanto ron con cola y limón que terminamos del culo y a las cinco de la mañana. Al otro día nos levantamos como a las tres de la tarde y ni pudimos subir a esquiar, pero no nos importó. Hicimos un paseíto por el río, muy lindo y emprendimos el regreso temprano, porque muy de tarde la entrada a madrid se pone imposible. Buscamos a blanca y volvimos a la casa a ver el día del fútbol (una especie de fútbol de primera) en la televisión.
Lo que no imaginamos es que saldríamos en ese programa este último fin de semana. Yo andaba con ganas de hacer algún viajecito pero al final me dio fiaca. Compré un ron y nos quedamos el viernes a la noche tomando cubatas con alex. El sábado nos levantamos al mediodía y fuimos al cine a ver venus, una película muy interesante que retrata la relación de un anciano (enorme peter o´toole) con una joven de veintipico. La verdad que nos gustó mucho. Yo tenía ganas de ir a ver el derbi madrileño, el clásico atlético de madrid - real madrid, pero las entradas andaban por los 70 euros y estaban agotadas. Caminamos un rato por la ciudad, pasamos por el palacio real donde habían montado un escenario y daban ópera gratis. Y cuando volvíamos a la casa llamó gonzalo, el cuñado de alex. Resulta que había hablado con blanca y se enteró que yo moría de ganas por ir a la cancha, y justo estaba organizando un evento en el entretiempo del clásico. Tengo dos entradas gratis, nos dijo, vengánse ya para acá y vayan a la puerta 6, llámenme de ahí. Agarramos un taxi y enfilamos para el vicente calderón, el estadio del aleti, faltaban 50 minutos para las 10 de la noche, cuando empezaba el partido. Llegamos a la puerta y gonzalo ya estaba esperándonos con dos pases especiales. Lo seguimos por un pasillo e ingresamos: ¡al campo de juego! ¡No lo podíamos creer! Justo salían los equipos a la cancha y nosotros ahí, a metros de gago, higuaín, leo franco, el kun agüero, galletti, por mencionar a los argentos, y ni que hablar de casillas, cannavaro, guti, raúl y tantos otros. Fue como un sueño, estar viendo ese partido, a estadio lleno, gratis y en el propio campo de juego. Terminó 1 a 1 pero el real la sacó baratísima. Arrancó ganando el aleti (club del que me declaro hincha oficial), después le anularon el segundo gol por un off side inexistente (un robo) y al rato empató higuaín con su primer gol desde que llegó al real. El segundo tiempo fue un monólogo del aleti. Casillas le tapó el empate al kun y a varios más, gago no hizo nada, el hueso galletti la descosió y cannavaro se fue expulsado por doble amarilla. Y a leo franco y el niño torres los vimos a medio metro cuando fueron a buscar una pelota atrás del arco. El real terminó pidiendo la hora y festejando el empate, y la gente del aleti (un 95 % del estadio) se fue puteando por la mala suerte, porque la pelota no quiso entrar, porque mereció ganar largamente. Nosotros nos fuimos felices caminando entre la multitud, a pesar del resultado. El domingo nos invitó a comer un asado un amigo argentino que se dedica a la importación de carne. Peló unos chorizos y una tira cuasi argenta, exquisita, y nos clavamos unos tintos de primer nivel. A la noche nos sentamos frente a la tele a ver el fútbol y, a la izquierda de la pantalla, detrás del arco, distinguíamos nuestras figuras cada vez que la pelota iba para ese lado. Un placer absoluto. Después enganché al ciclón contra belgrano en la cancha de boca, en directo otra vez. Jugamos como el orto pero ganamos 1 a 0, un buen resultado de cara al próximo partido, otra vez en la boca pero de visitantes. Ojalá haya llegado el momento de vengar (o al menos olvidar un poco) aquel maldito resultado del último campeonato. Ya veremos. Por lo pronto, me clavé un derbi madrileño gratis y desde el campo de juego, lo que no es poco. Muerto de sueño, y como los oscars me chupan un huevo, me fui a dormir con la panza llena de fútbol.