Hoy están de moda los enanos, gordos panzones, patéticos hijos de puta.
Tu verborragia te hace chupar la pija por lenguas sucias o
pagas, con tus billetes de mil que ganás mintiéndole a la gente
que tiene problemas y que, según decís, son tan o más soretes que vos.
Acordate cuando tirabas nombres de dj’s que no conocías para lograr
que la morocha buscapastillas te diera bola. Después fue tu novia
y ahora se la enfiestan entre varios todas las noches.
Y fingiéndote amigo del mutante bisexual entrabas,
cada tanto, a ese minúsculo boliche de la costanera. Te rodeabas
ahí de modelos huecazafortunas y polistas que no sabían
que sólo anduviste en caballo de calesita.
Metías porquerías en tu nariz para corregir el pedo acelerado
de vodka mezclado con energizantes. El corazón a mil por hora,
la cama solar te quemó la jeta, las bolas, la cabeza, todo y
a la salida de esas asquerosas fiestas electrónicas volvías llorando,
haciendo zigzag en tu coupé alfa romeo y escuchando joaquín sabina.
Ya estás grande para salir a agarrarte a trompadas en la puerta
de un boliche de pendejos con tu nuevo amigo patovica. Las putas
que te cogés regularmente decís que se enamoran de vos y te compran
regalos, sos tan pelotudo que no te das cuenta que lo harían con
cualquiera y que se limpian el culo con tu libro de amor en punta del este.
Lo mejor que podés hacer es fumarte todo tu vacío, ahora tenés pensado
casarte con la chica bien y dejar la falopa para siempre aunque
sabés que en cualquier lugar te cruzás con alguien de
la patrulla te tentás y te tomás un pelpa entero y seguís
bailando como un muñeco que no está tranquilo en ningún lado.