-También era un gran jugador.
-Sí, de toda la vida. Aunque diez años antes de morir, había dejado de jugar y de fumar.
-¿Por qué jugaba?
-Imagino que era una forma de degradar el dinero hasta sus últimas consecuencias. Una actitud perfectamente coherente con él: Juan detestaba el dinero. Nunca quiso comprar nada, ni casa, ni auto, nada. Para él, poseer no tenía ningún sentido.
-¿Y usted aceptó esa fascinación por el juego sin decir una palabra?
-Sí.
-¿Por qué?
-Porque yo lo conocí así y me enamoré. Y porque no es honesto querer cambiar a la gente.
(de la entrevista de Luisa Corradini a Laurence Guéguen, viuda de Juan José Saer, publicada en adncultura de la nación, el sábado 8 de diciembre de 2007)